12. Y el cuarto ángel trompeteó y fue herida la tercera parte del sol y la
tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas, para que se
obscurezca la tercera parte de ellos y el día no alumbre la tercera parte y la
noche de igual manera.
Notas
Lingüísticas:
Zerwick: "φάνῃ:
"parecería tratarse de la disminución de la luz".
Citas
Bíblicas:
Esta plaga coincide con la novena de Egipto:
Ex. X, 21-23: "Después
dijo Yahvé a Moisés: "Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya sobre la tierra de Egipto
tinieblas que puedan palparse". Extendió, pues, Moisés su mano hacia
el cielo, y hubo densas tinieblas en toda la tierra de Egipto durante tres días. No se veían unos a otros, ni
se levantaba nadie de su sitio por espacio de tres días, en tanto que los hijos de Israel tenían luz en sus moradas".
Cfr. también Sab. XVII, 2 ss.
Comentario:
Allo: “La
mayoría de los exégetas creen que se trata de una abreviación de la duración del
día y de la noche, lo que sería bastante extraño; es mucho más natural ver acá
una disminución del resplandor del día y de la luz de los astros nocturnos
(φάνῃ)”.
Wikenhauser: “La cuarta
plaga recuerda la novena de Egipto, que consistía en una densa oscuridad de
tres días. “Ser herido” es una expresión usada por los rabinos para designar
el oscurecerse de las estrellas. La luz del sol, la luna y las estrellas pierde
un tercio de su intensidad y de su duración”.
Fillion: "Et
noctis… La noche deviene pues un tercio más oscura que de costumbre".
13. Y vi y oí un águila volando en medio del cielo, diciendo con voz grande:
“Ay, ay, ay de los que habitan sobre la tierra, a causa de las restantes voces
de la trompeta de los tres ángeles, los que van a trompetear”.
Notas
Lingüísticas:
Zerwick: "Ἐν μεσουρανήματι, en medio
del cielo, e.e. en su parte más alta".
Comentario:
Los "ay" son siete, son lo contrario de las
"bienaventuranzas", y siempre van dirigidos contra Babilonia y sus
habitantes.
Straubinger: “Los
tres ayes indican que las tres plagas que siguen serán más espantosas
que las cuatro que preceden (IX, 12; XI, 14; XII, 12; cfr. Ez. IX, 8).
El águila representa probablemente un ángel, como lo dicen expresamente
algunos códices griegos”.
Straubinger se equivoca
al identificar el tercer ay con lo que anuncia el ángel en XII, 12.
Está claro por el texto que cada uno de los ayes corresponde a las tres trompetas
que quedan y por lo tanto el segundo ay está en IX, 13 ss
y el tercero en XI, 15 ss. Lo que se dice en XI, 14 puede
significar una de dos: o que la sexta trompeta se compone de dos sucesos
diversos (ataque contra Babilonia y el terremoto de Jerusalén) o que el
terremoto tiene lugar al mismo tiempo que el ataque (sexta trompeta).
Crampon: “Las
cuatro primeras trompetas se distinguen claramente de las tres últimas por este
grito del águila, que representa probablemente un ángel poderoso,
como lo dicen expresamente algunos manuscritos griegos”.
Wikenhauser: “Los
últimos tres toques de trompetas traen consigo un grave recrudecimiento de las
desgracias, que ahora hieren a los hombres directamente, aunque no a todos,
sino sólo a los infieles. En el Apocalipsis, la expresión “los habitantes
de la tierra” designa generalmente a los no cristianos[1].
Las langostas reciben prohibición expresa de atormentar a los que llevan el
sello de Dios[2]; asimismo el ejército de los
jinetes sólo tiene poder sobre los idólatras[3].
Las plagas quinta y sexta presentan un evidente carácter diabólico. El
águila que anuncia la triple amenaza vuela en lo más alto del cielo, esto es,
en el cenit, para hacer oír su voz en todo el mundo. Fuera de este caso, el águila no es ave de mal augurio,
como lo es, en cambio, el búho, sino sólo un mensajero de Dios. Quizá se trate
aquí simplemente de un ser celestial con apariencia de águila, destinado a
anunciar calamidades al mundo por encargo de Dios. En algunos códices, en vez
de “águila” se lee “ángel”.”
Iglesias: “Los habitantes de la tierra son, en el Apocalipsis,
“los malos”, “el mundo” malo de los escritos de san Juan (cfr. Jn. III, 16)”.
[1] Apoc. III, 10; VI, 10; VIII, 13; XI, 10; XIII,
8.14; XIV, 6; XVII, 2.8.
[2] Apoc. IX, 4.
[3] Apoc. IX, 20.