II
La Salvación y el Concepto Fundamental de la Iglesia
En el capítulo
previo estudiamos lo que el mensaje revelado de Dios tiene para decir sobre la
natura de la salvación. Hemos visto que este concepto, como Dios mismo lo
describió, es el de un traslado efectuado por la gracia que Dios da a los
hombres en razón de la muerte expiatoria de Nuestro Señor, del traslado de
muerte espiritual al de la vida espiritual de la gracia santificante. Hemos
visto que en última instancia termina en la posesión eterna de la vida de la
gracia en el cielo.
También es
manifiesto, sin embargo, que, en el mensaje divino, la salvación es representada
como algo que tiene tanto un aspecto social como uno individual. No es sólo un
paso del estado de pecado a la vida de la gracia en su eterna perfección; se
trata también, y esencialmente, de un transitus de una unidad social
descrita como el reino de Satán al vero y sobrenatural reino de Dios.
La unidad
social llamada propiamente el vero y sobrenatural reino de Dios está en su
lugar, en su ambiente propio y eterno, solamente en la gloria del cielo. También
vive, en un estado transitorio y preparatorio, en este mundo. Es parte esencial
de la doctrina divinamente revelada sobre la salvación que nadie entra a la
Iglesia triunfante, el reino de Dios en el cielo, a menos que haya salido de
esta vida "dentro" del reino de Dios sobre la tierra. En la dispensación
del Nuevo Testamento, que durará hasta el fin del tiempo, la Iglesia Católica
Romana se identifica completamente con el reino sobrenatural de Dios sobre la
tierra. De aquí que nadie va a alcanzar la Visión Beatífica a menos que muera
"dentro" de la Iglesia Católica.
Esta lección es un
elemento de la prueba teológica fundamental de la necesidad de la Iglesia para
la salvación. El otro elemento está basado obviamente en el examen de la forma
en la que la Iglesia se describe como el reino de Dios en el contenido de la
revelación pública. Esta es la temática del presente capítulo.
Un mensaje adecuado
de lo que nos dice el mensaje revelado de Dios sobre la Iglesia Católica en su
capacidad como Su reino sobrenatural en este mundo nos mostrará claramente que
esta sociedad ha sido instituida por Dios mismo como la unidad social a la que
uno debe entrar y "dentro" de la cual uno debe morir para obtener la
Visión Beatífica. Pero, para adquirir este objetivo, el examen debe ser
veramente adecuado. Deben tenerse en cuenta todos los elementos de la
descripción de la Iglesia que se encuentran en el depósito de la revelación
pública.
Dicho sea de paso,
sería muy imprudente e irreal dar como un hecho que todo los Católicos educados
tienen un conocimiento explícito de todos los elementos que entran en el
concepto de la Iglesia contenidos en el mensaje sobrenatural revelado por Dios.
Como resultado de eventos claramente verificables en la historia de la sagrada
teología, ha habido una especie de empobrecimiento de la noción de la ecclesia
en la literatura teológica reciente y en el común de la gente. El efecto neto
deste empobrecimiento ha sido la tendencia a concebir de una manera oscura e
imperfecta algunos de los componentes reales de la noción del reino sobrenatural
de Dios sobre la tierra.
Un índice un tanto
crudo pero genuinamente esclarecedor deste empobrecimiento puede encontrarse en
la explicación Católica común de la frase: "La Iglesia Católica Romana es
la verdadera Iglesia de Jesucristo".
Esta oración es una
verdad, un dogma de la fe Católica. Contiene dentro de sí la plenitud de la
verdad divinamente revelada sobre el status y dignidad de la sociedad
religiosa sobre la cual preside el Obispo de Roma. Pero cuando se le pregunta a
la mayoría de los Católicos qué significa, parecen restringirse a los hechos,
de que esta es la Iglesia de hecho establecida por Nuestro Señor y la sociedad
de la cual es la Cabeza. En realidad hay otros elementos esenciales para una
concepción precisa de "la vera Iglesia de Jesucristo" o "el
reino sobrenatural de Dios".
Los antiguos
eclesiologistas, como el Cardenal dominico Juan de Torquemada, mostraron todos
los elementos incluidos en la descripción revelada de la vera Iglesia cuando explicaron
los diversos nombres aplicados a esta sociedad y a sus miembros en la Escritura
y en la tradición. Así mostraron lo que Dios nos ha enseñado sobre la Iglesia
cuando se le aplica el término ἐκκλησίᾳ, el nombre griego traducido al español por Iglesia. De la misma manera
señalaron lo que fue enseñado sobre la natura de esta sociedad en razón del
hecho de haber sido indicada como el reino de Dios, el reino del Padre, como el
reino de Cristo, como la ciudad de Dios y como la casa de la fe. Mostraron que
lo que se contiene bajo los nombres metafóricos de templo de Dios y Cuerpo de
Cristo se le aplica con justicia a la Iglesia Católica. Además sacaron las
implicancias de los títulos "los llamados", "los elegidos"
y "los discípulos" aplicados a los miembros de la Iglesia[1].
Cuando todos estos
nombres y títulos habían sido explicados, la Iglesia fue claramente mostrada
como la unidad social fuera de la cual absolutamente nadie puede salvarse. El
mensaje divino resumido bajo estas diversas designaciones hizo completamente
evidente que, en razón de la institución del mismo Dios, no hay salvación alguna
fuera de la Iglesia Católica visible. Ha sido tremendamente desafortunado que
la eclesiología contemporánea no le haya dado un trato explícito y claro al
contenido de todos estos nombres de la Iglesia y de sus miembros.
Así, en nuestros
tiempos nos hemos acostumbrado a aplicar la palabra "Iglesia" a
cualquier sociedad religiosa, o por lo menos a toda aquella que clama estar
compuesta de los seguidores de Nuestro Señor. Por otra parte, en los escritos
de hombres como Juan de Torquemada se precisa que la palabra griega ἐκκλησίᾳ (latinizada como ecclesia) se usa en las Sagradas Escrituras
y particularmente en el Nuevo Testamento, para designar al pueblo elegido de
Dios, la sociedad de su testamento. Fue el nombre dado en el tiempo del
ministerio público de Nuestro Señor al pueblo de Israel considerado precisamente
como el pueblo de Dios. De aquí, de hecho, que el nombre "Iglesia"
sea propiamente aplicable ahora solamente al pueblo elegido del Nuevo
Testamento, a la sociedad religiosa sobre la cual preside el Obispo de Roma
como la cabeza suprema visible. Esta es la comunidad dentro de la cual Dios
mismo es el supremo Gobernador y Maestro[2]. Es
la única sociedad dentro de la cual se ofrece el sacrificio autorizado del
Nuevo Testamento.
El reino
sobrenatural de Dios es la sociedad de los hombres y mujeres que profesan
aceptar la ley divina por la cual Dios nos dirige para la obtención de la
Visión Beatífica. Dios, por supuesto, es el supremo gobernador del
universo. Por lo tanto, en cierto sentido, todo el universo creado, con todas
las creaturas racionales e irracionales dentro de él, puede decirse que
constituyen su reino. Sin embargo, hablando con propiedad, el término
"reino de Dios" se aplica a la unidad social dentro de la cual Dios
mismo es el Supremo Legislador.
Entendido en
su propio sentido, el reino es la unidad social de los hombres y mujeres que se
someten a la dirección que Dios les da a fin de llevarlos a la obtención de su
fin último y eterno. Ahora bien, la única felicidad última y eterna para el
hombre se encuentra, de hecho, en la posesión del Dios Trino en la claridad de
la Visión Beatífica. La ley que dirige a los hombres a la obtención de este
último fin debe ser algo sobrenatural puesto que el mismo fin lo es. Debido a
que la ley es sobrenatural, se sigue que no es algo que el hombre pueda
observar a través del uso de sus facultades meramente naturales de
conocimiento. Es algo que solamente puede ser conocido a través del proceso de
la revelación divina aquí en la tierra.
De aquí los que
componen el reino de Dios sobre la tierra sean aquellos que aceptan como
cierto, basados en la autoridad de Dios revelante, el mensaje en el cual está incorporada
la ley sobrenatural de Dios. Son la congregación de los fieles o de los creyentes.
La unidad social a la cual han pertenecido estas personas ha sido siempre la
única y vera ecclesia.
Este reino
sobrenatural de Dios sobre la tierra pasó por varias etapas durante los tiempos
del Antiguo Testamento. En el momento de la Encarnación, era prácticamente
idéntico a la comunidad religiosa israelita. Esta situación continuó hasta el
momento de la muerte de Nuestro Señor sobre la Cruz.
En ese momento, la
antigua comunidad israelita, la nación judía, rechazó definitivamente a nuestro
Señor y a su doctrina. En razón de ese rechazo, perdió automática y
completamente su status como congregación de los fieles. Dejó de ser el reino
de Dios sobre la tierra, la ecclesia de Dios.
Pero, al mismo
momento, la sociedad de los discípulos que Nuestro Señor había reunido y
organizado a Su alrededor durante el curso de Su vida pública sobre la tierra
comenzó a existir como la vera ecclesia. Esta nueva sociedad, que
Nuestro Señor había formado originalmente dentro de la antigua comunidad judía,
vino a identificarse completamente con el reino sobrenatural de Dios sobre la
tierra. Era el vero Israel, el Israel de Dios. Sus miembros eran el pueblo del
nuevo testamento. Era, y permanecerá hasta el fin de los tiempos, la
congregación de los fieles en este mundo.