miércoles, 22 de febrero de 2023

Algunas notas a Apocalipsis XIII, 12

 12. Y la autoridad de la primera Bestia todo hace delante de ella y hace que la tierra y los que en ella habitan adoren a la Bestia, la primera, de la cual se curó la plaga, la mortal, suya. 

Concordancias: 

ἐξουσίαν (autoridad): cfr. Apoc. II, 26; VI, 8; IX, 3.10.19; XI, 6; XII, 10; XIII, 2.4-5.7; XIV, 18; XVI, 9; XVII, 12-13; XVIII, 1; XX, 6; XXII, 14.

 θηρίου (Bestia): cfr. Apoc. XI, 7; XIII, 1-4.11.14-15.17-18; XIV, 9.11; XV, 2; XVI, 2.10.13; XVII, 3.7-8.11-13.16-17; XIX, 19-20; XX, 4.10. Ver Apoc. VI, 8; XVIII, 2. 

ἐνώπιον (delante): cfr. Apoc. I, 4; II, 14; III, 2.5.8-9; IV, 5-6.10; V, 8; VII, 9.11.15; VIII, 2-4; IX, 13; XI, 4.16; XII, 4.10; XIII, 13-14; XIV, 3.5.10; XV, 4; XVI, 19; XIX, 20; XX, 12. 

γῆν (tierra): cfr. Apoc. I, 5.7; III, 10; V, 3.6.10.13; VI, 4.8.10.13.15; VII, 1-3; VIII, 5.7.13; IX 1.3-4; X, 2.5-6.8; XI, 4.6.10.18; XII, 4.9.12-13.16; XIII, 3.8.11.13-14; XIV, 3.6-7; 15-16.18-19; XVI, 1-2.18; XVII, 2.5.8.18; XVIII, 1.3.9.11.23-24; XIX, 2.19; XX, 8-9.11; XXI, 1.24. 

κατοικοῦντας (habitan): cfr. Apoc. III, 10; VI, 10; VIII, 13; XI, 10; XIII, 8.14; XIV, 6; XVII, 2.8. 

Προσκυνήσουσιν (adorar): cfr. Apoc. IX, 20; XIII, 8; XIV, 9-11; XX, 4. (Parecería que siempre en sentido peyorativo de idolatría).

 Veneración: Apoc. III, 9; IV, 10; V, 14; VII, 11; XI, 16; XIII, 4.15; XIV, 7; XVI, 2; XIX, 4.10.20; XXII, 8-9. 

Duda: Apoc. XI, 1; XV, 4. 

Cfr. Apoc. XIX, 10. 

ἐθεραπεύθη (se curó): cfr. Apoc. XIII, 3. 

πληγὴ (plaga): cfr. Lc. X, 30; XII, 48; Apoc. IX, 18.20; XI, 6; XIII, 3.14; XV, 1.6.8; XVI, 9.21; XVIII, 4.8; XXI, 9; XXII, 18. 

θάνατον - θανάτου (muerte): cfr. Apoc. I, 18; IX, 6 (?); XX, 13.14 (muerte y hades); II, 11; XX, 6; XXI, 8 (segunda muerte); II, 23; VI, 8; XVIII, 8 (?) (peste); II, 10; XI, 17; XIII, 3; XXI, 4 (muerte). 

 

Comentario: 

“La tierra y los que en ella habitan” parece ser sinónimo de “los habitantes de la tierra”, ya que adoran con culto de latría a la Bestia. 

He aquí el Cristo” (Mt. XXIV, 23; Mc. XIII, 21) parece ser el grito con el cual hace que los habitantes de la tierra adoren con culto de latría a la Bestia, y que el resto de las personas se postren ante ella. 

Allo: “La curación de la herida mortal es la causa que hace que la tierra entera adore a la Bestia; la “Bestia” y la “Cabeza” se identifican, pues, aquí. 

Wikenhauser: “Esta Bestia no es una entidad política, sino espiritual y religiosa, y está totalmente al servicio de la potencia política simbolizada en la primera Bestia, con cuyo poder puede contar sin restricciones. Su misión específica consiste en propagar el culto de la primera Bestia, a la que rodea de una aureola de religiosidad, tratando de consolidar así el poder de aquélla y hacerlo definitivo; es como su profeta, y el autor del Apocalipsis no duda en aplicarle este nombre (XVI, 13; XIX, 20; XX, 10)”. 

Ribera: “Creo que es más probable que antes que aparezca la segunda Bestia, los hombres no van a ser movido a adorar al Anticristo sino a una gran admiración, y lo van a adorar todos los que estén presentes, pero ocasionalmente, y no como si se le unieran perpetuamente. Pero cuando aparezca el precursor y una en sí una gran especie de santidad con la potestad de hacer prodigios, confirmará los ánimos de aquellos que ya adoraban y luego tendrá éxito por todas partes y pervertirá a muchos; la autoridad del Anticristo aumentará maravillosamente cuando vean al hombre que tenían por muy santo, predicar sus alabanzas y hacer prodigios tras recibir el poder de su parte. Lo que decimos se puede conocer por estos dos versículos: “Y maravillóse toda la tierra detrás de la Bestia. Y se postraron ante el Dragón porque dio la autoridad a la Bestia y se postraron ante la Bestia diciendo: “¿Quién (es) semejante a la Bestia?” y “¿Quién puede guerrear contra ella?” (vv. 3-4). Esta gran admiración, más que una adoración voluntaria y firme indica una admiración ocasional. En cambio, en la segunda adoración se dice: “Y engaña a los que habitan sobre la tierra a causa de los signos que se le dio hacer” (v. 14). Estas palabras señalan una adoración deliberada, voluntaria y firme”.