12. Y la autoridad de la primera Bestia todo hace delante de ella y hace que la tierra y los que en ella habitan adoren a la Bestia, la primera, de la cual se curó la plaga, la mortal, suya.
Concordancias:
ἐξουσίαν (autoridad):
cfr. Apoc. II, 26; VI, 8; IX, 3.10.19; XI, 6; XII, 10; XIII, 2.4-5.7; XIV,
18; XVI, 9; XVII, 12-13; XVIII, 1; XX, 6; XXII, 14.
θηρίου (Bestia): cfr. Apoc. XI, 7; XIII, 1-4.11.14-15.17-18; XIV, 9.11; XV, 2; XVI, 2.10.13; XVII, 3.7-8.11-13.16-17; XIX, 19-20; XX, 4.10. Ver Apoc. VI, 8; XVIII, 2.
ἐνώπιον (delante): cfr. Apoc. I, 4; II, 14; III, 2.5.8-9; IV, 5-6.10; V, 8; VII, 9.11.15; VIII, 2-4; IX, 13; XI, 4.16; XII, 4.10; XIII, 13-14; XIV, 3.5.10; XV, 4; XVI, 19; XIX, 20; XX, 12.
γῆν (tierra): cfr. Apoc. I, 5.7; III, 10; V, 3.6.10.13; VI, 4.8.10.13.15; VII, 1-3; VIII, 5.7.13; IX 1.3-4; X, 2.5-6.8; XI, 4.6.10.18; XII, 4.9.12-13.16; XIII, 3.8.11.13-14; XIV, 3.6-7; 15-16.18-19; XVI, 1-2.18; XVII, 2.5.8.18; XVIII, 1.3.9.11.23-24; XIX, 2.19; XX, 8-9.11; XXI, 1.24.
κατοικοῦντας (habitan): cfr. Apoc. III, 10; VI, 10; VIII, 13; XI, 10; XIII, 8.14; XIV, 6; XVII, 2.8.
Προσκυνήσουσιν (adorar): cfr. Apoc. IX, 20; XIII, 8; XIV, 9-11; XX, 4.
(Parecería que siempre en
sentido peyorativo de idolatría).
Veneración: Apoc. III, 9; IV, 10; V, 14; VII, 11; XI, 16; XIII, 4.15; XIV, 7; XVI, 2; XIX, 4.10.20; XXII, 8-9.
Duda: Apoc. XI, 1; XV, 4.
Cfr. Apoc. XIX, 10.
ἐθεραπεύθη (se curó): cfr. Apoc. XIII, 3.
πληγὴ (plaga): cfr. Lc. X, 30; XII, 48; Apoc. IX, 18.20; XI, 6; XIII, 3.14; XV, 1.6.8; XVI, 9.21; XVIII, 4.8; XXI, 9; XXII, 18.
θάνατον - θανάτου (muerte): cfr. Apoc. I, 18; IX, 6 (?); XX, 13.14 (muerte y hades); II, 11; XX, 6; XXI, 8 (segunda muerte); II, 23; VI, 8; XVIII, 8 (?) (peste); II, 10; XI, 17; XIII, 3; XXI, 4 (muerte).
Comentario:
“La tierra y los que en ella habitan” parece ser sinónimo de “los habitantes de la tierra”, ya que adoran con culto de latría a la Bestia.
“He aquí el Cristo” (Mt. XXIV, 23; Mc. XIII, 21) parece ser el grito con el cual hace que los habitantes de la tierra adoren con culto de latría a la Bestia, y que el resto de las personas se postren ante ella.
Allo: “La curación de la herida mortal es la causa que hace que la tierra entera adore a la Bestia; la “Bestia” y la “Cabeza” se identifican, pues, aquí”.
Wikenhauser: “Esta Bestia no es una entidad política, sino espiritual y religiosa, y está totalmente al servicio de la potencia política simbolizada en la primera Bestia, con cuyo poder puede contar sin restricciones. Su misión específica consiste en propagar el culto de la primera Bestia, a la que rodea de una aureola de religiosidad, tratando de consolidar así el poder de aquélla y hacerlo definitivo; es como su profeta, y el autor del Apocalipsis no duda en aplicarle este nombre (XVI, 13; XIX, 20; XX, 10)”.
Ribera: “Creo
que es más probable que antes que aparezca la segunda Bestia, los hombres no
van a ser movido a adorar al Anticristo sino a una gran admiración, y lo van a
adorar todos los que estén presentes, pero ocasionalmente, y no como si se le
unieran perpetuamente. Pero cuando aparezca el precursor y una en sí una
gran especie de santidad con la potestad de hacer prodigios, confirmará los
ánimos de aquellos que ya adoraban y luego tendrá éxito por todas partes y
pervertirá a muchos; la autoridad del Anticristo aumentará maravillosamente
cuando vean al hombre que tenían por muy santo, predicar sus alabanzas y hacer
prodigios tras recibir el poder de su parte. Lo que decimos se puede
conocer por estos dos versículos: “Y maravillóse toda la tierra detrás de la
Bestia. Y se postraron ante el Dragón porque dio la autoridad a la Bestia y se
postraron ante la Bestia diciendo: “¿Quién (es) semejante a la Bestia?” y
“¿Quién puede guerrear contra ella?” (vv. 3-4). Esta gran admiración, más
que una adoración voluntaria y firme indica una admiración ocasional. En
cambio, en la segunda adoración se dice: “Y engaña a los que habitan sobre la
tierra a causa de los signos que se le dio hacer” (v. 14). Estas palabras
señalan una adoración deliberada, voluntaria y firme”.