9. Si alguno tiene oído, oiga: 10. si alguno a cautiverio, a cautiverio va; si alguno a cuchilla ha de ser muerto, a cuchilla ha de ser muerto. Aquí está la perseverancia y la fe de los santos.
Concordancias:
οὖς (oído): cfr. Mt. XI, 15; XIII, 9.43; Mc. IV, 9.23; VII, 16; Lc. VIII, 8; XIV, 35; Apoc. II, 7.11.17.29; III, 6.13.22.
ἀκουσάτω (oiga): cfr. Apoc. I, 3.10; II, 7.11.17.29; III, 3.6.13.20.22; IV, 1; V, 11.13; VI, 1.3.5-7; VII, 4; VIII, 13; IX, 13.16; X, 4.8; XII, 10; XIV, 2.13; XVI, 1.5.7; XVIII, 4; XIX, 1.6; XXI, 3; XXII, 8.17-18. Ver Mt. VII, 24-27, Lc. VI, 46-49; Apoc. IX, 20; XI, 12; XVIII, 22-23.
αἰχμαλωσίαν (cautiverio): Hapax en el Apoc. cfr. Ef. IV, 8.
Ὕπάγει (va): cfr. Apoc. X, 8; XIV, 4; XVI, 1; XVII, 8.11.
Μαχαίρῃ (cuchilla): cfr. Mt. X, 34; Lc. XXI, 24; Apoc. VI, 4 (segundo Sello); XIII, 14 (Bestia).
ἀποκτανθῆναι (ser muerto): cfr. Apoc. II, 13.23; VI, 8.11; IX, 5.15.18.20; XI, 5.7.13; XIII, 15 ; XIX, 21.
Δεῖ (debes): cfr. Apoc. I, 1; IV, 1; X, 8; XI, 5; XVII, 10; XX, 3; XXII, 6.
Ὧδε (aquí): cfr. Apoc. IV, 1; XI, 12; XIII, 18; XIV, 12; XVII, 9.
ὑπομονῇ (perseverancia): cfr. Lc. VIII, 15; XXI, 19; Rom. II, 7; V, 3-4; VIII, 25; XV, 4-5; II Cor. I, 6; VI, 4; XII, 12; Col. I, 11; I Tes. I, 3-4; II Tes. III, 5; I Tim. VI, 11; II Tim. III, 10; Tito II, 2; Heb. X, 36; XII, 1; Sant. I, 3-4; V, 11; Apoc. I, 9; II, 2.3, 19; III, 10; XIV, 12. Ver II Ped. I, 6.
πίστις (fe): cfr. Apoc. II, 13.19; XIV, 12.
ἁγίων (santos): cfr. Mt. XXVII, 52; Hech. IX, 13; XXVI, 10; I Cor. VI, 2; Ef. I, 18; II, 19; III, 18; IV, 12; Col. I, 12; I Tes. III, 13; II Tes. I, 10; Apoc. V, 8; VIII, 3-4; XI, 18; XIII, 7; XIV, 12; XVI, 6; XVII, 6; XVIII, 20.24; XIX, 8; XX, 9; XXII, 11.21. Ver Apoc. XX, 6.
Comentario:
Sobre la perseverancia y la fe de los Santos ver AQUI.
El “misterio” de este pasaje puede estar en que nadie podrá escapar ni del cautiverio ni de la muerte, es decir, durante la persecución del Anticristo quedarán dos opciones: o la muerte o la marca.
Además, si se acepta la otra traducción, ¿cuál es el misterio en decir que los malos serán castigados?
Straubinger: “El texto está tomado de Jer. XV, 2 y XLIII, 11 y no se trata aquí, como bien observa Pirot, de que al que hierro mata a hierro muere, según se deduce de otras versiones, sino de que no hemos de rebelamos contra las persecuciones, “las cuales en el plan divino están destinadas a manifestar y perfeccionar a los santos”.
Fillion: “La lección mejor acreditada del original es la siguiente: Si alguno a la cautividad (se sobreentiende: debe ir), a la cautividad irá. Por lo tanto: que aquel que está destinado a la cautividad, vaya a la cautividad; que el que esté destinado a ser muerto por la espada, que sea muerto por la espada. Es decir, aceptad la suerte que os ha sido destinada por la Providencia. Cfr. Jer. XV, 2 y XLIII, 11. Esta interpretación es favorecida por la frase siguiente: Aquí está… Es en ésto, es decir, en la aceptación generosa de la cautividad, de la muerte, en que consisten y se deben manifestar la paciencia y la fe de los amigos de Dios”.
Sales: “La primera parte de este v. 10, según el griego de los mejores códices, podría traducirse: Si alguno (sobreentendiendo debe ir) a la esclavitud va a la esclavitud, etc., es decir, que cada uno acepte la suerte reservada por la Providencia (Jer. XV, 2; XLIII, 11). Aquí, es decir, en aceptar con resignación la esclavitud y la muerte consiste y se muestra la paciencia y la fe de los santos”.
Vander Heeren: “No intentéis oponeros por la fuerza a los perseguidores: ¡Si alguno es condenado al cautiverio, no se resista, no se defienda por la fuerza, sino que vaya al cautiverio! No os defendáis por medio de la espada, pues si alguno mata por la espada, debe ser muerto por la espada. ¡Es aquí, en estos sombríos tiempos de la persecución donde está únicamente la paciencia y la fe de los santos!”.
Swete: “Tanto aquí como en II, 7.11.17 es prospectivo y no retrospectivo, preparando al oyente para la proclamación que sigue”.
Swete: “En su conjunto, es una advertencia en contra de cualquier intento de parte de la Iglesia de resistir a sus perseguidores”.
Bonsirven: “Quien tiene oídos
oiga: Las advertencias que hay que retener reproducen casi textualmente un
oráculo de Jeremías (XV, 3) que significa que nadie escapará al decreto divino que ha fijado su suerte. Creemos que hay que entender en el mismo sentido: si
alguno es condenado por Dios a la cautividad, a la cautividad se va; si alguno
está destinado a ser muerto por la espada, es preciso que sea muerto por la
espada. Son
anuncios de persecuciones. Los elegidos, los predestinados, sabrán hacer frente
a ellas; así aparecerá su fe y su paciente perseverancia”.
Shea: “La paciencia de los santos" en XIII, 10 tiene su eco en XIV, 12, cerca del centro quiástico del capítulo: "Aquí está la paciencia de los santos: aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús". "[Los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús]" -la definición de "los santos"- se hace eco de "el resto de su descendencia, que guarda los mandamientos de Dios y tiene el testimonio de Jesucristo" en XII, 17. La fe y la fidelidad son aquí esencialmente la misma cosa. Los que tienen la "fe" y el "testimonio" de Cristo también "guardan los mandamientos de Dios". Esta es su fidelidad: "siguen al Cordero dondequiera que vaya" (XIV, 44)”.