2. Y abrió el
pozo del abismo y subió humo del pozo como humo de un horno grande y se
obscureció el sol y el aire a causa del humo del pozo.
Citas Bíblicas:
Gen. XIX, 28: "Miró hacia Sodoma
y Gomorra y hacia toda la región de la Vega y vio que de aquella tierra
subía humo como el humo de un horno".
Cfr. también Ex. XIX, 18 y
Is. XXXIV, 10.
3. Y del humo
salieron langostas a la tierra y se les dio poder como poder tienen los
escorpiones de la tierra.
Citas
Bíblicas:
Esta plaga coincide con la octava
de Egipto:
Ex. X, 1-20: "Después
dijo Yahvé a Moisés: "Ve al Faraón, porque Yo he endurecido su corazón y
el corazón de sus siervos, para obrar estos mis prodigios en medio de ellos; y
para que puedas contar a tu hijo, y al hijo de tu hijo, las grandes cosas que
Yo hice en Egipto, y los prodigios que obré en él, a fin de que sepáis que Yo
soy Yahve." Fueron, pues, Moisés y Aarón al Faraón y le dijeron: "Así
dice Yahvé, el Dios de los hebreos: "¿Hasta cuando te negarás a humillarte
ante Mi? Deja salir a mi pueblo, para que me sirva. Si sigues resistiendo y no dejas salir a mi pueblo, he aquí que mañana traeré
sobre tu país langostas; las cuales cubrirán la superficie del país, de manera
que no podrá verse el suelo. Comerán el resto que se salvó, lo que os dejó el
granizo; y comerán también todos los árboles que os crecen en el campo. Llenarán
tus casas, y las casas de todos tus siervos, y las casas de todos los egipcios,
lo que nunca vieron tus padres, ni los padres de tus padres, desde el día en
que viven sobre la tierra hasta el día de hoy" (…) Entonces dijo Yahvé
a Moisés: "Extiende tu mano sobre
la tierra de Egipto para que venga la langosta; suba ella sobre el país de
Egipto, y coma toda la hierba del país, todo lo que dejo el granizo." Extendió,
pues, Moisés su vara sobre la tierra de Egipto; y Yahvé hizo soplar el viento solano sobre el país, todo aquel día y toda
la noche. Y cuando vino la mañana, el viento de oriente había traído las langostas.
Y subieron las langostas sobre todo el país de Egipto, y se posaron en todo el
territorio egipcio, en cantidad tan grande, como nunca hubo anteriormente ni habrá
después. Cubrieron toda la
superficie del país, de modo que se oscureció la tierra; comieron toda la
hierba del país, y todos los frutos de los árboles que el granizo había dejado,
y no quedó nada verde ni en los árboles ni en las hierbas del campo en todo el
territorio de Egipto (…) Salió (Moisés) de la presencia del Faraón y rogó a
Yahvé. Y Yahvé hizo soplar un viento de occidente muy recio que se llevó las
langostas y las echó al Mar Rojo. No quedó ni una langosta en todo el
territorio de Egipto".
Eccli XXXIX, 34-36: “En
el tiempo de la consumación derraman
su fuerza y aplacan la cólera de Aquel que los creó. El fuego, el pedrisco, el
hambre, y la muerte, todas estas cosas se hicieron para castigo; como los
dientes de las fieras, los escorpiones,
y las serpientes, y la espada vengadora que extermina a los impíos”.
Comentario:
A estos ángeles caídos parece
aludir San Pedro (II, II, 4) y Judas (v. 6), cuando hablan de "reservados
para el juicio", "para el juicio del gran día", con lo cual tal
vez no sería el juicio a los ángeles, sino el juicio que Dios hará en la
tierra por medio de estos ángeles caídos.
Straubinger: “También en el Antiguo
Testamento las langostas son anunciadas como ejecutoras de los juicios
de Dios contra los moradores de la tierra. Véase Ex. X, 12-15;
Sab. XVI, 9; Jer. LI, 14; Joel I, 4 ss; II, 2 ss. El encargo que se les da
en los versículos siguientes y su descripción, muestran que son demonios”.
Allo: “El lugar del
cual salen estos insectos, que es el infierno de los condenados, el género
del daño que hacen, su estructura fantástica y la realeza
del Ángel del Abismo, muestran claramente que estas langostas no son
animales, sino demonios o entidades demoníacas”.
Alápide: “… en verdad, aunque
esta interpretación (a saber, que las langostas son los herejes) es oportuna,
sin embargo, es más bien mística que literal. Además, esta interpretación
es errónea porque estas langostas lastiman a los hombres, de forma tal que
prefieran morir, lo cual no se aplica a los herejes; es propio de ellos
pervertir a los hombres en la fe y costumbres y no lastimar o matar; incluso
una vez pervertidos y seducidos por ellos, aman la vida en gran manera y odian
la muerte ya que no esperan más que voluptuosidades y comodidades de esta vida.
En tercer lugar, estas langostas han de dañar a quienes no tienen el signo de
Dios, mientras que los herejes lastiman a los que tienen este signo, como son
los fieles y ortodoxos”.
Alápide: "Estas langostas serán demonios que tendrán
forma y figura de langostas, pero nueva y monstruosa, mezcla de varios animales
como león, escorpión, caballo y hombre. Esta sentencia se prueba, primero,
por la refutación de las otras; no se vé qué otra cosa entender mejor y más
congruente por estas langostas tan monstruosas más que demonios monstruosos y
sus cuerpos monstruosos en los cuales suelen aparecer, sobre todo debido a que todas
las demás plagas deben entenderse como suenan, literalmente; luego, éstas
también. Segundo, porque
salen del pozo del abismo, esto es del infierno; ergo son infernales y por lo
tanto demonios. Tercero, porque en
el fin del mundo habrá nuevas, insólitas e inauditas plagas (…) Quinto,
porque el rey de estas langostas es el
demonio llamado Abaddón (v. 11) y todos afirman que es un demonio; por lo
tanto, también sus súbditos, es decir, estas langostas serán también
demonios".