Ahora
bien, el Salmo CIX indica claramente que Jesús estará sentado allí hasta que Yo haga tus enemigos escabel de
tus pies.
¿Pero
cómo hay que entender esta frase? ¿Cómo hemos de interpretar el hasta?
En
general, los autores dicen que este caso no es distinto al de otros muchos y
así, por ejemplo, el P. Sisto resume el pensamiento de varios exégetas cuando
afirma:
“La conjunción “hasta, hasta que, עַד” a
menudo designa un tiempo cierto o un tiempo infinito; de aquí que “después
de la afirmación no siempre se niega que siga, y después de la negación no
siempre afirma que siga”[1].
Y
suelen dar por vía de ejemplo algunos casos, si bien, lamentablemente, por
regla general no se ponen a analizar ni el texto ni el contexto del Salmo.
El P.
Nácar es la excepción[2].
Veamos:
“Donec ponam
inimicos tuos scabellum pedum tuorum: עַד que traduce la Vulgata donec, se usa en hebreo como preposición
y como conjunción y tiene como significación fundamental la de tránsito, que es
lo que significa como sustantivo. Como conjunción, que es como aquí está
empleada, tiene varias significaciones que pueden reducirse a dos, una de
tiempo, otra de modo o grado, según sea el término del movimiento o tránsito
significado.
En su valor temporal puede corresponder a la
conjunción latina dum, comprendiendo
el tiempo todo durante el cual se verifica una acción; en castellano, mientras que, en tanto que, y así se
usa, por ejemplo, en I Rey. XIV, 19; Job I, 18; VIII, 21. Puede también
corresponder al latino “donec”, “usque dum”, en castellano, hasta que, hasta tanto que, como por
ejemplo en Jos. II, 22; Job XVII, 5 etc.
En su valor modal o de grado, corresponde en
latín a “adeo ut, ita ut”, en castellano, hasta,
hasta el punto de.
En cuanto a la conjunción latina “donec” que
la Vulgata da como correspondiente de עַד en nuestro lugar, hemos de
notar que, aunque generalmente significa como hemos dicho “usque dum” hasta que, hasta tanto que, sin embargo,
se halla a veces usada en latín en cualquiera de las tres significaciones,
mientras que, hasta tanto que, hasta el
punto que; no es sólo “donec” sino todas estas otras conjunciones las que
vacilan en su significación.
Ahora bien ¿cuál de estas tres significaciones es
la de עַד en el lugar que examinamos? No es fácil precisarlo. El
término del movimiento o tránsito, que fundamentalmente significa עַד,
es en el caso una acción que ni por sí ni por sus complementos puede determinar
a עַד a esta o la otra de sus significaciones. Tampoco la forma del
verbo puede guiarnos en la elección de la significación precisa. Todas tres
significaciones se dan, lo mismo que a la conjunción siga un perfecto o que la
siga un imperfecto. De algo que podría servirnos para precisar la
significación, el valor temporal de la forma verbal אָשִׁ֥ית, de
imperfecto, pues si este imperfecto equivaliera a un presente indicativo, ya
correspondería a la conjunción “dum, dum pono”; si, como en la versión Vulgata,
equivaliera a un presente subjuntivo, correspondería a “donec, usque dum, donec
ponam, usque dum ponam”; finalmente, si por la forma verbal o sus complementos
tuviéramos algún fundamento para atribuir a la conjunción la significación de
grado, vendría a tener la forma verbal cierta significación de infinitivo, la
que le da nuestra lengua en tales construcciones, hasta poner, hasta el punto
de poner. Pero en nuestro caso no hallamos tampoco apoyo firme ni en la
acción ni en sus complementos para precisar la significación temporal o modal
de esa forma de imperfecto.
¿Cómo, pues, determinar con precisión la
significación de עַד en nuestro caso? La frase עַד־אָשִׁ֥ית אֹ֝יְבֶ֗יךָ
(hasta que haga tus enemigos) está
subordinada por la conjunción a la frase anterior שֵׁ֥ב לִֽימִינִ֑י
(siéntate a mi diestra). La
subordinación supone una estrecha relación entre la frase subordinada y la
subordinante, en virtud de la cual habrá que excluir del sentido de la
subordinada cuanto parezca repugnar a la de la subordinante, y cuando alguna de
las palabras de la subordinada tenga varias acepciones que puedan hacer variar
el sentido de la frase, habrá que preferir aquella acepción que más en armonía
esté con el sentido de la subordinante.
El
sentido de esta última, como ya hemos visto, viene a ser: reina, sentado a mi
diestra, sobre toda la tierra.
¿Este reinado es temporal? No lo parece en modo alguno. No se le asigna límite
alguno temporal: por su misma naturaleza parece que ha de ser perpetuo y el
contexto posterior, según el cual ese rey será a la vez sacerdote eterno,
excluye todo límite de tiempo. Cuanto pueda, pues, aparecer en la
significación de עַד como límite temporal de ese reinado habrá que excluirlo
desde luego. Ahora bien, la significación de “donec”, hasta que, hasta cuando, parecería poner ese límite. Habrá, por
tanto, de excluirse.
Ya no quedará más que la opción entre significación
de “dum” mientras, y la significación
de grado, “adeo ut”, hasta el punto de.
Pero esta última sólo sería posible si el grado dependiera del rey que se
constituye, y el sentido fuera: reina, y reina hasta el punto de destruir a tus
enemigos, haciendo de ellos escabel de tus pies. Pero en el texto no es el rey
vicario de Yavé, sino Yavé mismo, el sujeto de esa acción destructora: la forma
verbal es de primera persona, e indica, por tanto, como sujeto de la acción, al
mismo que habla, Yavé. No queda, pues, otra acepción en que tomar la conjunción
עַד que la de “dum”, mientras
que ya nos daría por sí la correspondencia temporal de la forma de imperfecto,
presente y presente indicativo, no subjuntivo: siéntate a mi diestra mientras
pongo a tus enemigos por escabel de tus pies.
(…)
Así, pues, la conjunción עַד dum, donec, no
significará un último término de una acción durativa, más allá de la cual no
perdurará, sino más bien un límite próximo que más que excluir incluye todo el
tiempo posterior a la acción.
Traduciremos, pues: “Siéntate a mi diestra, mientras
pongo a tus enemigos por escabel de tus pies”. הֲדֹ֣ם לְרַגְלֶֽיךָ׃
(escabel de tus pies) acusativo especificativo
en aposición con אֹ֝יְבֶ֗יךָ (tus
enemigos) que es el acusativo objeto de אָשִׁ֥ית (haga). El conjunto es una expresión
metafórica, que significa la plena y perfecta victoria sobre los enemigos,
puestos a los pies del vencedor, como bajo ellos está el escabel. Si
quisiéramos conservar esta aposición del texto, diríamos: “mientras hago a
tus enemigos escabel de tus pies”.
Bien.
Hasta aquí las palabras del docto sacerdote español.
Como
él mismo reconoce, no es fácil decidirse por ninguna de las tres acepciones y
en esto estamos de acuerdo. Creemos, sin embargo, que la clave del error del
reconocido Padre Nácar parece estar en las palabras que hemos subrayado:
“El sentido de esta última (sede a dextris meis), como ya hemos visto, viene a ser: reina,
sentado a mi diestra, sobre toda la tierra”.
¿En dónde se dice,
preguntamos, que Jesús está sentado en el trono de su Padre como rey y reinando de hecho en este momento?
Hemos
visto, muy por el contrario, a san Pablo afirmar que Jesús entró al cielo como Pontífice: Tu es sacerdos in aeternum…
Heb.
IV, 14-16: “Teniendo, pues, un Sumo
Sacerdote grande que penetró los cielos, Jesús, el Hijo de Dios,
mantengamos fuertemente la confesión (de la fe). Porque no tenemos un Sumo
Sacerdote que sea incapaz de compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno
que, a semejanza nuestra, ha sido tentado en todo, aunque sin pecado. Lleguémonos,
por tanto, confiadamente al trono de la gracia, a fin de alcanzar misericordia
y hallar gracia para ser socorridos en el tiempo oportuno”.
Y,
es más, no contento con estas palabras, añade luego lo que Jesús hace continuamente por nosotros en el cielo,
pues ese es su oficio:
Heb.
VII, 20-25: “Y por cuanto no fue hecho
sin juramento, —pues aquéllos fueron constituidos sacerdotes sin juramento, más
Éste con juramento, por Aquel que le dijo: “Juró el Señor y no se arrepentirá:
Tú eres sacerdote para siempre”— de tanto mejor pacto fue constituido fiador
Jesús. Y aquéllos fueron muchos sacerdotes, porque la muerte les impedía
permanecer, mas Éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
sempiterno. Por lo cual puede salvar perfectamente a los que por Él se
acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos”.
Por
lo tanto, si Jesús está en los cielos como Sacerdote, quiere decir que el hasta se deberá interpretar de otra
manera, pues algún día deberá reinar como rey.
[1] Exegesis Psalmi 110, VD
(10), 1930, p. 170.
[2] Rey Sacerdote, Est. Bib.
5 (1946), pag. 281-302.