4. Y oí el
número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de toda tribu de (los) hijos de Israel:
Comentario:
San Juan no ve la signación porque
tiene lugar en la tierra.
Straubinger: “Aparecen aquí, primera y última, respectivamente, como abrazando a las
demás tribus, las de Judá y Benjamín, que antes formaban juntas el
Reino meridional de Judá, y que
en la visión de Ezequiel ocupan
la parte central de la Tierra Santa abrazando entre ambas la porción del
príncipe (cf. Ez. XLVIII, 22)”.
Van Rixtel (cap. XVI): “Estos 144.000 de las doce
tribus de Israel serán los que constituirán aquella mujer que tiene en su
cabeza una corona de doce estrellas y la luna debajo de sus pies (Apoc.
XII, 1): que huyó al desierto donde tenía un lugar preparado por Dios, para
que la sustentase allí mil doscientos sesenta días (Apoc. XII, 6) a fin
de que allí la sustentase durante un tiempo, dos tiempos y la mitad de un
tiempo (los tres años y medio del reinado del Anticristo) lejos de la presencia de la serpiente (Apoc. XII, 4)”.
¿Tendrá esto algo que ver con lo
que se lee en Daniel XII, 1?:
“En aquel tiempo se alzará
Miguel, el gran Príncipe y defensor de los hijos de tu pueblo; y vendrá tiempo
de angustia cual nunca ha habido desde que existen naciones hasta ese tiempo. En
ese tiempo será librado tu pueblo, todo aquel que se hallare inscrito en el
libro”.
Es decir, los que están
inscritos en el libro ¿corresponden a los 144.000 sellados?
Allo: "Creemos por nuestra parte que es mejor
distinguir estos 144.000 de la "turba" del v. 9, ya que esta es
"innumerable", dice el autor, y estos son numerados; Juan ha hecho
resaltar la oposición".
Smith (citado por Garland):
"El mejor análisis del sello es que
protege contra los desastres que los cuatro vientos traerán sobre la tierra. El
contexto de VII, 1-3 es en preparación para los juicios del séptimo sello que
incluye las siete trompetas. Así, pues, el sello debe referirse a estos
juicios. La orden "no dañes" implica que una vez terminado el
sellado, van a venir los juicios que siguen en el programa (e.e. los del
cap. VIII)".
5-8. de la
tribu de Judá doce mil sellados, de la tribu de Rubén doce mil, de la tribu de
Gad doce mil, de la tribu de Aser doce mil, de la tribu de Neftalí doce mil, de
la tribu de Manasés doce mil, de la tribu de Simeón doce mil, de la tribu de
Leví doce mil, de la tribu de Isacar doce mil, de la tribu de Zabulón doce mil,
de la tribu de José doce mil, de la tribu de Benjamín doce mil sellados.
Comentario:
Straubinger: “La tribu de Judá
es la primera nombrada por ser la del Mesías”.
Straubinger: “… No tiene fundamento serio la antigua creencia de que esta ausencia
de la tribu de Dan respondía a que de ella hubiese de salir el Anticristo, pues
se apoyaban en textos como Gen. XLIX, 17 y Jer. VIII, 16 que nada tienen que
ver al respecto”.
Allo: “Spitta y otros han supuesto, con bastante arbitrariedad, que Dan habría figurado en el v. 6c, y que un escriba, por error, escribió
Μαν, que se habría tomado por la
abreviación de Manasés (este
estaría incluido junto con Efraín
que no es nombrado explícitamente, en la tribu de José); pero la confusión no es fácil, y además el nombre de Dan era muy conocido”.
Allo: "Hay que remarcar,
además, que José está nombrado en lugar de su hijo Efraím; la enumeración, cuyo orden no coincide con las listas del A.T., está
hecha según un arreglo que puede estar sugerido en parte por el orden de
nacimiento de los patriarcas y en parte por la situación geográfica de las
tribus, a partir del norte, estando sin embargo la tribu de Judá, la de Cristo,
puesta a la cabeza".
Fillion: "El orden en que la
enumeración tiene lugar es el siguiente:
Judá es nombrado primero, como heredero de las promesas mesiánicas; luego viene
Rubén, en calidad de primogénito; José y Benjamín terminan la lista, como
siendo los más jóvenes; Gad y Aser, Simeón y Leví, Isacar y Zabulón están mencionados
por pares conforme a su parentesco y al orden de su nacimiento. Pero la lista
no está siempre hecha según la edad real de los patriarcas ni según la dignidad
de sus madres”.
Scott (citado por Garland):
"En nuestras versiones se nombran
tres tribus en cada versículo, pero en realidad el orden de las tribus, al
igual que el de los Apóstoles (Mt. X, 2-4) es de a dos: primero, Juda y
Rubén, (el cuarto y el primer hijo de Lía) el primero es la tribu real y el
segundo el representante de la nación (Gen. XLIX, 3); segundo, Gad y
Aser (los dos hijos de Selfa) asociados en las bendiciones proféticas en los
últimos días (Gen. XLIX, 19-20); tercero, Neftalí y Manasés unidos en la
enumeración de Ez. XLVIII, 4; cuarto, Simeón y Leví (el segundo y tercer
hijo de Lía) asociados en la enumeración profética (Gen. XLIX, 5-7), y también
en la revelación del Señor mismo al Israel salvo (Zac. XII, 13); quinto,
Isacar y Zabulón (el quinto y sexto hijo de Lía) ambos están asociados en las
enumeraciones profética (Gen. XLIX) y territorial (Ez. XLVIII) de las tribus; sexto,
José y Benjamín, los dos hijos de Raquel, la amada esposa del Patriarca".