2. Y vi otro
ángel subiendo del oriente del sol, teniendo (el) sello del Dios vivo y clamó con voz grande a los cuatro ángeles,
a quienes se les dio dañar la tierra y el mar
Notas Lingüísticas:
Ἀπὸ ἀνατολῆς ἡλίου (del oriente del sol): cfr. Mt. II, 1; Apoc. XVI, 12.
(¿Persia?).
Zerwick: "σφραγῖδα (sello):
no debe exigirse la falta del artículo. Cfr. Graecitas 182".
Allo:
"La supresión del artículo antes de ἀνατολῆς (oriente),
σφραγῖδα
(que según la analogía debe traducirse "el sello" más bien que
"un sello"), y más abajo, antes de υἱῶν (de los hijos, v.
4) y siempre antes de φυλῆς (tribu), sería para algunos filólogos un
rastro de "estado construído" semítico".
Comentario:
Allo: “El “Oriente”: punto
de partida de las manifestaciones divinas, cfr. Is. XLI, 2; Ez. XLIII, 2; Lc.
I, 78 (Oriens ex alto)”.
También se puede agregar Mt.
XXI, 1 ss y paralelos.
Wikenhauser: “… a este sello de
Dios se contrapone la marca que los adoradores de la bestia llevan en la frente
y en la mano derecha”.
Gelin: "El sello (σφραγῖδα)
es traído del oriente como signo de buen
presagio (Ez. XLIII, 2); indica
la protección divina y más profundamente la pertenencia a Dios y al Cordero
(cfr. IX, 4; XIV, 1; XXII, 4);
esta doble idea (propiedad y preservación) se encuentra resaltada, pero sin la
imaginería, en el discurso de Jesús después de la Cena (Jn. XVII, 6.9 s)".
Lo mismo podría decirse de los
sellados del cap. XIV.
3. diciendo:
“No dañéis la tierra, ni el mar, ni los árboles, hasta que hayamos sellado a
los siervos de nuestro Dios en sus frentes”.
Comentario:
Straubinger: “Este sello
recuerda la orden de Dios dada en Ez. IX, 4. Cf. también IX, 4;
XIV, 1; XXII, 4; Éx. XII, 23; Is. XLIV, 7. Las cifras 12.000 y 144.000
pueden ser simbólicas, para significar una gran muchedumbre, si bien no podemos
asegurarlo, pues, como dice S.
Crisóstomo, "cuando la Escritura alegoriza, nos advierte ella misma
que alegoriza". Cf. XXI, 16 y nota. No concuerdan los exégetas en la
explicación de este pasaje, aunque todos reconocen que el sello es la señal de elección
y salvación. La diferencia consiste en puntualizar cuáles sean los salvados
y explicar el carácter de su salvación contra las calamidades de la tierra y el
mar (cf. XII, 14 ss). Orígenes
cree que se refiere a todos los cristianos, en tanto que otros ven aquí solamente
los salvados del judaísmo, los que con la predicación de Elías se convertirán a
la fe (Scío, Nácar-Colunga, etc. Véase v. 8; cfr. VI, 9 s. y notas; XII, 1 ss.).
Tampoco hay unanimidad sobre si los 144.000 de este capítulo son los mismos
que los de XIV, 3. En general se cree que no, pues de aquellos no se dice que
sean de Israel y además aparecen sobre el monte Sión, como quitados de la
tierra, en tanto que aquí vemos una escena terrestre. Cf. Heb. XII, 22 ss.”.
Bartina: "Por árboles,
tanto aquí como en el v. 1, ha de entenderse quizá vegetación o
cultivos, dada la facilidad con que las lenguas semíticas expresan el abstracto
por el concreto".
Wouters: "Del plural signemos
se deduce que este ángel no estaba solo, sino que tenía otros ángeles buenos
como compañeros, que lo ayudaban a signar".
Notemos que no dice que aquellos
que no son sellados van a sufrir las plagas de las trompetas, sino simplemente
que no pueden empezar hasta que los 144.000 judíos sean sellados.
Si la "tierra" y el
"mar" que van a ser dañados con las trompetas se refiere a Babilonia
y al Éufrates, entonces todo parece indicar que los 144.000 sellados de Israel
(la Mujer del cap. XII) se encuentra en Babilonia y desde allí huye. En el cap.
XII Satanás es arrojado "a la tierra", etc. En VIII, 5 los carbones (¿las
4 primeras trompetas?) son arrojados "a la tierra".
En concreto: los mártires del quinto
Sello piden venganza por su sangre, tras lo cual se les dice que esperen
todavía un poco, durante cuyo lapso se signa a los 144.000 judíos (sexto Sello)
y tras lo cual se desata el séptimo Sello que da lugar al comienzo de las plagas
de las Trompetas, es decir, la respuesta a la oración de los mártires del
quinto Sello. Estos cuatro ángeles representan, pues, a los cuatro primeros
ángeles que hacen sonar la Trompeta.
En IX, 4 se les dice a estos
mismos ángeles que no dañen a los signados, con lo cual parece que están en
Babilonia hasta la quinta Trompeta, luego es de creer que han de ir a Jerusalén
para luego salir hacia Petra entre la quinta y sexta Trompetas.
¿Puede ser que estos judíos que
están en Babilonia estén cautivos y no se los deje escapar y recién puedan
hacerlo tras la quinta Trompeta?