20. He aquí que estoy de pie a la puerta y golpeo; si alguno oye mi voz y abre
la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo.
Citas Bíblicas:
Lugares
paralelos:
I) Estoy de pie a la puerta y golpeo:
1) Mt
XXIV, 33: “Así
también vosotros cuando veáis todo esto, sabed que está cerca, a las puertas”.
Cfr. Mc. XIII, 29.
Por su
parte, por San Lucas en el lugar paralelo sabemos que esto se refiere al
Reino de Dios, es decir al Milenio, cuando dice:
Lc.
XXI, 31: “Así también, cuando
veáis que esto acontece, sabed que el Reino de Dios está próximo”.
2) Mt.
XXV, 10: “Mientras
ellas iban a comprar, llegó el esposo; y las que estaban prontas, entraron
con él a las bodas, y se cerró la puerta”.
3)
Lc. XII, 36: “Y
sed semejantes a hombres que aguardan a su amo a su regreso de las bodas, a
fin de que, cuando Él llegue y golpee, le abran enseguida. ¡Felices esos
servidores, que el amo, cuando llegue, hallará velando! En verdad, os lo digo,
él se ceñirá, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirles”.
4) Lc.
XIII, 24 ss: “Pelead
por entrar por la puerta angosta, porque muchos, os lo declaro, tratarán de
entrar y no podrán. Enseguida que el dueño de casa se haya despertado y haya
cerrado la puerta, vosotros, estando fuera, os pondréis a llamar a la puerta
diciendo: “¡Señor, ábrenos!” Mas él respondiendo os dirá: “No os conozco (ni
sé) de dónde sois”… allí seré el llanto y el rechinar de dientes, cuando
veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios,
y a vosotros arrojados fuera. Y del oriente y del occidente, del norte y del
mediodía vendrán a sentarse a la mesa en el reino de Dios”.
5) Juan
X, 1 ss: “En
verdad, en verdad os digo, quien no entra por la puerta en el aprisco de las
ovejas, sino que sube por otra parte, ese es un ladrón y un salteador. Mas
el que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. A este le abre el
portero[1],
y las ovejas oyen su voz y él llama por su nombre a las ovejas propias[2] y
las saca fuera…”.
6) Santiago
V, 9: “No os
quejéis, hermanos, unos contra otros, para que no seáis juzgados; mirad que
el juez está a la puerta”.
II)
Si alguno oye
mi voz:
1) Mt.
XXV, 6: “Mas a
medianoche se oyó un grito: ¡He aquí al Esposo! ¡Salid a su encuentro!
III)
Entraré a él
y cenaré con él y él conmigo:
En el
AT hay un tipo de ésto:
Éxodo
VIII, 7-11:
"Después tomó el libro de la Alianza y lo leyó ante el pueblo, el cual
respondió: "Obedeceremos y haremos todo cuanto ha dicho Yahvé". Y
tomando Moisés la sangre roció con ella al pueblo y dijo: "He aquí la
sangre de la alianza que Yahvé ha hecho con vosotros, a tenor de estas
palabras". Luego subió Moisés con Aarón, Nadab y Abiú y setenta de
los ancianos de Israel. Y vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies había algo
como un pavimento de zafiro tan puro como el mismo cielo. Mas no extendió su
mano contra los príncipes de Israel; los cuales vieron a Dios, y comieron y
bebieron".
1) Mt. VIII, 11-12:
"Os digo, pues: "Muchos llegarán del Oriente y del
Occidente y se reclinarán a la mesa con Abrahám, Isaac y Jacob en el reino de
los cielos, mientras que los hijos del reino serán echados a
las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes".
2) Mt. XXII, 1-14: Y tomando Jesús de nuevo la
palabra les habló en parábolas y dijo: “el Reino de los Cielos (Milenio) es semejante a un Rey (Dios Padre) que celebró las bodas de su
Hijo (Jesús). Y envió a sus siervos (los profetas del AT) a llamar a los convidados a las bodas,
mas ellos no quisieron venir. Entonces envió a otros siervos (los apóstoles), a los cuales dijo:
“Decid a los convidados: Tengo preparado mi banquete: mis toros y animales
cebados han sido sacrificados ya (Jesucristo en la Cruz) y todo está a punto: venid a las bodas”. Pero, sin
hacerle caso, se fueron, el uno a su granja, el otro a sus negocios. Y los
restantes agarraron a los siervos, los ultrajaron y los mataron (persecuciones de los judíos narradas en los
Hechos). El rey (Dios Padre)
encolerizado, envió sus soldados, hizo perecer a aquellos homicidas y quemó su
ciudad (profecía de la destrucción de
Jerusalén en el año 70). Entonces dijo a sus siervos (los predicadores de la Iglesia a través de la historia): “las bodas
están preparadas, mas los convidados no eran dignos. Id pues, a las encrucijadas
de los caminos y a todos cuantos halléis, invitadlos a las bodas”. Salieron aquellos siervos a los caminos y
reunieron a todos cuantos hallaron, malos y buenos (cfr. Mt. XIII, 47-50), y la sala de las bodas quedó llena de
convidados. Mas cuando el rey entró para ver a los comensales, notó a un
hombre que no estaba vestido con el traje de boda. Díjole: Amigo, ¿cómo has
entrado aquí sin tener el traje de boda?” Y él enmudeció. Entonces el rey dijo
a los siervos: “atadlos de pies y manos, y arrojadlo a las tinieblas de afuera;
allí será el llanto y el rechinar de dientes. Pues muchos son llamados, más pocos escogidos.” Cfr. también Lc.
XIV, 15 ss.
3)
Lc. XXII, 28-30:
"Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas. Y yo
os confiero dignidad real como mi Padre me la ha conferido a Mí, para que
comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis sobre tronos, para
juzgar a las doce tribus de Israel".
4) Jn.
XIV, 23:
"Si alguno me ama, guardará mi palabra y mi Padre lo amará, y vendremos
a él y en él haremos morada".
Comentario:
Wikenhauser: “Si alguno le abre, Él vendrá a
su casa y comerá en su compañía, lo que equivale a decir que le concederá
sentarse con él a la mesa del banquete escatológico (Mt. VII, 7 s; VIII,
11 s; XXII, 12; XXV, 10.21.23; Lc. XIII, 24-29; XIV, 23)”.
Caballero-Sánchez: “La expresión “cenaré con él y
él conmigo” sugiere una suerte de igualdad entre los comensales, tal como lo
constatamos en la última cena. Todos comen del mismo plato y beben de la misma
copa. Y es que el Banquete mesiánico es el de los Jefes-Ungidos a quienes el
Pontífice soberano y único hace cooperadores suyos en la dispensación de los
bienes divinos (…) Y la copa del “vino nuevo” del Espíritu pasa de mano en
mano entre los felices invitados que se sientan a la mesa del Señor
concelebrando la Pascua dichosa de las Bodas del Cordero con su Iglesia Milenaria”.
21. El que venciere, le daré sentarse conmigo en mi trono, como Yo también
vencí y me senté con mi Padre en su trono.
Citas Bíblicas:
Mt.
XIX, 28: “Jesús les dijo: “En verdad, os digo, vosotros que me habéis
seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente sobre su trono
glorioso, os sentaréis, vosotros también, sobre doce tronos, y juzgaréis a las
doce tribus de Israel”.
Lc.
XXII, 28 ss: “Vosotros
sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas. Y yo os confiero
dignidad real como mi Padre me la ha conferido a Mí, para que comáis y bebáis a
mi mesa en mi reino, y os sentéis sobre tronos, para juzgar a las doce tribus
de Israel”.
Comentario:
Straubinger: “Pirot, confirmando lo que expresamos en la nota anterior, dice: “Aquí, como en las cartas anteriores, la
promesa es escatológica (Cfr. XX, 4)”. Los que vencieren en esta Iglesia final serán
probablemente los mártires del Anticristo (XIII, 7), y este trono parece ser entonces el
de XX, 4”.
Bover: “Que se siente conmigo en mi
trono: que participe de mi realeza”.
Gelin: “Deberá remarcarse que la
mención del trono es una excelente transición al capítulo siguiente”.
[1] Comentando Lc XII, 44 Straubinger
dice: “Lo colocará al frente de toda su hacienda”. Comparar v. 37.
Allí habla en plural y se dirige a todos. Aquí habla en singular como en Mt.
XXIV, 47 y se dirige a Pedro a quien había prometido las llaves del Reino”.
El Portero, pues, no es otro sino San Pedro, es decir, el Papa.
[2] II Tim., II, 19: “Conoce el Señor los que son suyos” y Apoc. XVII, 14: “Estos guerrearán con el
Cordero, y el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores y Rey de reyes; y
(vencerán) también los suyos, los llamados y escogidos y fieles”.