viernes, 16 de febrero de 2018

Algunas Notas a Apocalipsis III, 20-21

20. He aquí que estoy de pie a la puerta y golpeo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo.

Citas Bíblicas:

Lugares paralelos:

I) Estoy de pie a la puerta y golpeo:

1) Mt XXIV, 33: “Así también vosotros cuando veáis todo esto, sabed que está cerca, a las puertas”. Cfr. Mc. XIII, 29.

Por su parte, por San Lucas en el lugar paralelo sabemos que esto se refiere al Reino de Dios, es decir al Milenio, cuando dice:

Lc. XXI, 31: “Así también, cuando veáis que esto acontece, sabed que el Reino de Dios está próximo”.

2) Mt. XXV, 10: “Mientras ellas iban a comprar, llegó el esposo; y las que estaban prontas, entraron con él a las bodas, y se cerró la puerta”.

3) Lc. XII, 36: “Y sed semejantes a hombres que aguardan a su amo a su regreso de las bodas, a fin de que, cuando Él llegue y golpee, le abran enseguida. ¡Felices esos servidores, que el amo, cuando llegue, hallará velando! En verdad, os lo digo, él se ceñirá, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirles”.

4) Lc. XIII, 24 ss:Pelead por entrar por la puerta angosta, porque muchos, os lo declaro, tratarán de entrar y no podrán. Enseguida que el dueño de casa se haya despertado y haya cerrado la puerta, vosotros, estando fuera, os pondréis a llamar a la puerta diciendo: “¡Señor, ábrenos!” Mas él respondiendo os dirá: “No os conozco (ni sé) de dónde sois”… allí seré el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y a vosotros arrojados fuera. Y del oriente y del occidente, del norte y del mediodía vendrán a sentarse a la mesa en el reino de Dios”.

5) Juan X, 1 ss: “En verdad, en verdad os digo, quien no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es un ladrón y un salteador. Mas el que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. A este le abre el portero[1], y las ovejas oyen su voz y él llama por su nombre a las ovejas propias[2] y las saca fuera…”.


6) Santiago V, 9: “No os quejéis, hermanos, unos contra otros, para que no seáis juzgados; mirad que el juez está a la puerta”.


II) Si alguno oye mi voz:

1) Mt. XXV, 6: “Mas a medianoche se oyó un grito: ¡He aquí al Esposo! ¡Salid a su encuentro!


III) Entraré a él y cenaré con él y él conmigo:

En el AT hay un tipo de ésto:

Éxodo VIII, 7-11: "Después tomó el libro de la Alianza y lo leyó ante el pueblo, el cual respondió: "Obedeceremos y haremos todo cuanto ha dicho Yahvé". Y tomando Moisés la sangre roció con ella al pueblo y dijo: "He aquí la sangre de la alianza que Yahvé ha hecho con vosotros, a tenor de estas palabras". Luego subió Moisés con Aarón, Nadab y Abiú y setenta de los ancianos de Israel. Y vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies había algo como un pavimento de zafiro tan puro como el mismo cielo. Mas no extendió su mano contra los príncipes de Israel; los cuales vieron a Dios, y comieron y bebieron".

1) Mt. VIII, 11-12: "Os digo, pues: "Muchos llegarán del Oriente y del Occidente y se reclinarán a la mesa con Abrahám, Isaac y Jacob en el reino de los cielos, mientras que los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes".

2) Mt. XXII, 1-14: Y tomando Jesús de nuevo la palabra les habló en parábolas y dijo: “el Reino de los Cielos (Milenio) es semejante a un Rey (Dios Padre) que celebró las bodas de su Hijo (Jesús). Y envió a sus siervos (los profetas del AT) a llamar a los convidados a las bodas, mas ellos no quisieron venir. Entonces envió a otros siervos (los apóstoles), a los cuales dijo: “Decid a los convidados: Tengo preparado mi banquete: mis toros y animales cebados han sido sacrificados ya (Jesucristo en la Cruz) y todo está a punto: venid a las bodas”. Pero, sin hacerle caso, se fueron, el uno a su granja, el otro a sus negocios. Y los restantes agarraron a los siervos, los ultrajaron y los mataron (persecuciones de los judíos narradas en los Hechos). El rey (Dios Padre) encolerizado, envió sus soldados, hizo perecer a aquellos homicidas y quemó su ciudad (profecía de la destrucción de Jerusalén en el año 70). Entonces dijo a sus siervos (los predicadores de la Iglesia a través de la historia): “las bodas están preparadas, mas los convidados no eran dignos. Id pues, a las encrucijadas de los caminos y a todos cuantos halléis, invitadlos a las bodas”. Salieron aquellos siervos a los caminos y reunieron a todos cuantos hallaron, malos y buenos (cfr. Mt. XIII, 47-50), y la sala de las bodas quedó llena de convidados. Mas cuando el rey entró para ver a los comensales, notó a un hombre que no estaba vestido con el traje de boda. Díjole: Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin tener el traje de boda?” Y él enmudeció. Entonces el rey dijo a los siervos: “atadlos de pies y manos, y arrojadlo a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Pues muchos son llamados, más pocos escogidos.” Cfr. también Lc. XIV, 15 ss.

3) Lc. XXII, 28-30: "Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas. Y yo os confiero dignidad real como mi Padre me la ha conferido a Mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis sobre tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel".

4) Jn. XIV, 23: "Si alguno me ama, guardará mi palabra y mi Padre lo amará, y vendremos a él y en él haremos morada".


Comentario:

Wikenhauser: “Si alguno le abre, Él vendrá a su casa y comerá en su compañía, lo que equivale a decir que le concederá sentarse con él a la mesa del banquete escatológico (Mt. VII, 7 s; VIII, 11 s; XXII, 12; XXV, 10.21.23; Lc. XIII, 24-29; XIV, 23)”.

Caballero-Sánchez: “La expresión “cenaré con él y él conmigo” sugiere una suerte de igualdad entre los comensales, tal como lo constatamos en la última cena. Todos comen del mismo plato y beben de la misma copa. Y es que el Banquete mesiánico es el de los Jefes-Ungidos a quienes el Pontífice soberano y único hace cooperadores suyos en la dispensación de los bienes divinos (…) Y la copa del “vino nuevo” del Espíritu pasa de mano en mano entre los felices invitados que se sientan a la mesa del Señor concelebrando la Pascua dichosa de las Bodas del Cordero con su Iglesia Milenaria”.


21. El que venciere, le daré sentarse conmigo en mi trono, como Yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono.

Citas Bíblicas:

Mt. XIX, 28: “Jesús les dijo: En verdad, os digo, vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente sobre su trono glorioso, os sentaréis, vosotros también, sobre doce tronos, y juzgaréis a las doce tribus de Israel”.

Lc. XXII, 28 ss: “Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas. Y yo os confiero dignidad real como mi Padre me la ha conferido a Mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis sobre tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel”.


Comentario:

Straubinger: “Pirot, confirmando lo que expresamos en la nota anterior, dice: “Aquí, como en las cartas anteriores, la promesa es escatológica (Cfr. XX, 4)”. Los que vencieren en esta Iglesia final serán probablemente los mártires del Anticristo (XIII, 7), y este trono parece ser entonces el de XX, 4”.

Bover: “Que se siente conmigo en mi trono: que participe de mi realeza”.

Gelin: “Deberá remarcarse que la mención del trono es una excelente transición al capítulo siguiente”.




[1] Comentando Lc XII, 44 Straubinger dice: “Lo colocará al frente de toda su hacienda”. Comparar v. 37. Allí habla en plural y se dirige a todos. Aquí habla en singular como en Mt. XXIV, 47 y se dirige a Pedro a quien había prometido las llaves del Reino”. El Portero, pues, no es otro sino San Pedro, es decir, el Papa.

[2] II Tim., II, 19: “Conoce el Señor los que son suyos” y Apoc. XVII, 14: “Estos guerrearán con el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores y Rey de reyes; y (vencerán) también los suyos, los llamados y escogidos y fieles”