viernes, 22 de agosto de 2014

La Iglesia Católica y la Salvación, II Parte. Introducción.

II Parte

El Historial Teológico e Histórico del Dogma

Hasta ahora hemos considerado lo que han dicho varios documentos del magisterium sobre la necesidad de la Iglesia para la salvación. Hemos visto que la enseñanza según la cual no hay salvación fuera de la Iglesia es un dogma, una verdad revelada por Dios y presentada como tal por la ecclesia docens. También hemos visto que la Santa Sede rechaza y prohíbe toda explicación de este dogma que represente como una fórmula vacía la afirmación de que no hay salvación fuera de la Iglesia.
La carta del Santo Oficio Suprema haec sacra, afirmando explícitamente y en detalle las verdades que han sido enseñadas de una manera más general en otros documentos autorizados del magisterium eclesiástico, nos ha asegurado que la Iglesia es necesaria para la salvación eterna de dos diferentes maneras: con necesidad de precepto y con necesidad de medio. Por institución positiva de Dios, la sociedad religiosa visible sobre la cual gobierna el Romano Pontífice como Vicario de Cristo en la tierra es un medio necesario para la obtención de la Visión Beatífica, en el sentido de que una persona debe estar "dentro" de ella al momento de su muerte, sea como miembro o como alguien que explícita o implícitamente desea ser miembro, a fin de poder salvarse.
Además, la Suprema haec sacra nos ha mostrado que nadie puede estar "dentro" de la Iglesia, incluso por un deseo o intención implícito de forma tal de obtener la vida de la gracia en ella, a menos que tenga verdadera fe sobrenatural y que ame a Dios y a su prójimo con afección genuina y sobrenatural de la caridad divina.
Sin dudas la función de la sagrada Teología es la de establecer y analizar las enseñanzas del magisterium sobre el tema que se propone investigar. Para ser claros, sin embargo, esta no es toda la misión de la teología. Como Pío XII nos recuerda en su encíclica Humani generis, "Pío IX enseñando que la función más noble de la teología es mostrarnos cómo se contiene en las fuentes de la revelación una doctrina definida por la Iglesia, agregaba estas palabras, y con mucha razón: "en aquel sentido en que han sido definidas por la Iglesia…"[1].
Intentar algo parecido a un trabajo completo de esta nobilísima obra de la teología con referencia a la doctrina Católica sobre la necesidad de la Iglesia para la salvación requeriría una producción literaria de gran tamaño. Tal intento queda completamente afuera de la finalidad de este pequeño libro. Pero, incluso en un volumen tan pequeño como éste, es necesario investigar, aunque sea brevemente, lo que la Sagrada Escritura tiene para decir sobre la naturaleza de la salvación y sobre la constitución de la verdadera Iglesia de Jesucristo según la dispensación del Nuevo Testamento. Y a la luz de esa enseñanza, podremos ver con una claridad inalcanzable de otra manera, el significado verdadero y fundamental del dogma sobre la necesidad de la Iglesia para la salvación.
Además, para tener una presentación útil del historial teológico de nuestra materia, debemos tener en cuenta algunos de los accidentes en la historia de la teología Católica que afectaron al tratado de la Iglesia como un todo y la enseñanza de la necesidad de la Iglesia en particular. Lo que podemos llamar el tratado escolástico de la Iglesia se desarrolló más tarde que la mayoría de las otras grandes secciones de la teología dogmática. Y a diferencia de la mayoría de las otras secciones de la teología el tractatus de Ecclesia estuvo influenciado en su estructura y en su contenido mismo por la controversia contra los primeros heresiarcas protestantes. Fue debido en gran medida a estos accidentes históricos que surgieron y se desarrollaron ciertas explicaciones muy conocidas, influyentes y fundamentalmente insuficientes de la necesidad de la Iglesia para la salvación.
En esta segunda parte intentaré mostrar un poco de este historial teológico de nuestra tesis.



[1] AER, CXXIII, 5 (Nov., 1950), 390.