II Parte
El Historial Teológico e Histórico del Dogma
Hasta ahora hemos
considerado lo que han dicho varios documentos del magisterium sobre la
necesidad de la Iglesia para la salvación. Hemos visto que la enseñanza
según la cual no hay salvación fuera de la Iglesia es un dogma, una verdad
revelada por Dios y presentada como tal por la ecclesia docens.
También hemos visto que la Santa Sede rechaza y prohíbe toda explicación de
este dogma que represente como una fórmula vacía la afirmación de que no hay
salvación fuera de la Iglesia.
La carta del Santo
Oficio Suprema haec sacra, afirmando explícitamente y en detalle las
verdades que han sido enseñadas de una manera más general en otros documentos
autorizados del magisterium eclesiástico, nos ha asegurado que la
Iglesia es necesaria para la salvación eterna de dos diferentes maneras: con
necesidad de precepto y con necesidad de medio. Por institución positiva de
Dios, la sociedad religiosa visible sobre la cual gobierna el Romano Pontífice
como Vicario de Cristo en la tierra es un medio necesario para la obtención de
la Visión Beatífica, en el sentido de que una persona debe estar
"dentro" de ella al momento de su muerte, sea como miembro o como
alguien que explícita o implícitamente desea ser miembro, a fin de poder
salvarse.
Además, la Suprema
haec sacra nos ha mostrado que nadie puede estar "dentro" de la
Iglesia, incluso por un deseo o intención implícito de forma tal de obtener la
vida de la gracia en ella, a menos que tenga verdadera fe sobrenatural y que
ame a Dios y a su prójimo con afección genuina y sobrenatural de la caridad
divina.
Sin dudas la función
de la sagrada Teología es la de establecer y analizar las enseñanzas del magisterium
sobre el tema que se propone investigar. Para ser claros, sin embargo, esta no
es toda la misión de la teología. Como Pío XII nos recuerda en su encíclica Humani
generis, "Pío IX enseñando que la función más noble de la teología es
mostrarnos cómo se contiene en las fuentes de la revelación una doctrina
definida por la Iglesia, agregaba estas palabras, y con mucha razón: "en
aquel sentido en que han sido definidas por la Iglesia…"[1].
Intentar algo
parecido a un trabajo completo de esta nobilísima obra de la teología con referencia
a la doctrina Católica sobre la necesidad de la Iglesia para la salvación requeriría
una producción literaria de gran tamaño. Tal intento queda completamente afuera
de la finalidad de este pequeño libro. Pero, incluso en un volumen tan pequeño
como éste, es necesario investigar, aunque sea brevemente, lo que la Sagrada
Escritura tiene para decir sobre la naturaleza de la salvación y sobre la
constitución de la verdadera Iglesia de Jesucristo según la dispensación del
Nuevo Testamento. Y a la luz de esa enseñanza, podremos ver con una claridad
inalcanzable de otra manera, el significado verdadero y fundamental del dogma
sobre la necesidad de la Iglesia para la salvación.
Además, para tener
una presentación útil del historial teológico de nuestra materia, debemos tener
en cuenta algunos de los accidentes en la historia de la teología Católica que
afectaron al tratado de la Iglesia como un todo y la enseñanza de la necesidad
de la Iglesia en particular. Lo que podemos llamar el tratado escolástico de
la Iglesia se desarrolló más tarde que la mayoría de las otras grandes secciones
de la teología dogmática. Y a diferencia de la mayoría de las otras secciones
de la teología el tractatus de Ecclesia estuvo influenciado en su estructura
y en su contenido mismo por la controversia contra los primeros heresiarcas
protestantes. Fue debido en gran medida a estos accidentes históricos que
surgieron y se desarrollaron ciertas explicaciones muy conocidas, influyentes y
fundamentalmente insuficientes de la necesidad de la Iglesia para la salvación.
En esta segunda
parte intentaré mostrar un poco de este historial teológico de nuestra tesis.
[1] AER, CXXIII, 5
(Nov., 1950), 390.