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Una
mala traducción (y exégesis) en el cap. XVI
Pasemos a analizar la segunda
Copa, o Redoma, como le llama Castellani.
Su traducción es la siguiente
(pag. 194-5):
Y el Segundo volcó su
Redoma
En el mar
Y el Mar se volvió sangre
Como de muerto
Y toda ánima de
vida murió
Las que estaban en el mar.
Y comenta (énfasis
nuestros):
"Significa no
literalmente, no puede ser. Significa para nosotros el ensangrentamiento de las
relaciones internacionales; de las cuales el mar es el vehículo, y es también
su símbolo en la Escritura: no dice el Profeta "murieron todos los
peces", ni "zozobraron un tercio de las naves", como en la
Segunda Tuba; sino "murió el espíritu viviente".
Dejemos de lado por ahora
su interpretación y analicemos un poco la traducción que da del texto y luego
la parte subrayada de su comentario.
Veamos cómo traducen
algunos autores este versículo:
Straubinger:
"Y el segundo derramó su copa sobre el mar, el cual se convirtió en sangre
como la de un muerto, y todo ser viviente en el mar murió".
Bover:
"Y el segundo derramó su copa sobre el mar, y se convirtió en sangre como
de muerto, y murieron todos los seres animados de vida, cuantos había en el
mar".
Allo:
"Y el segundo derramó su copa en el mar; y se volvió sangre, como (la
sangre) de un muerto, y todo ser animado pereció, los que están en la mar".
Castellani
dice que el texto no afirma que murieron "todos los peces" y en esto
tiene razón, pero luego le hace decir algo que no dice: "murió el
espíritu viviente". En ningún lado el texto dice eso. En el original
griego no se encuentra el artículo "el" sino el adjetivo
"todo": καὶ πᾶσα ψυχὴ ζωῆς ἀπέθανεν (y todo espíritu
viviente murió).
Lo curioso de todo esto es
que la traducción que da está bien hecha: "Y toda ánima de vida
murió".
¿A qué se refiere el texto
cuando habla de ánima viviente?
Zerwick
comienza diciendo que la traducción literal es "ánima de vida" pero
que se trata de un hebraísmo y que la traducción correcta es "ánima
viviente".
Por su parte Caballero
Sánchez dice que el término se aplica a los animales y cita para ello el Génesis:
IX,
9-12: “Dios establece un pacto con Noé, sus hijos y sus
descendencia, y con toda alma de vida de aves, de animales y de toda bestia
de la tierra que está con ellos… para que no perezca ya toda carne en aguas
de diluvio”.
Y luego concluye: "La distinción entre “hombres” y “animales” catalogados bajo la rúbrica
“toda alma de vida”, aparece allí claramente”[1].
En definitiva, San
Juan sí está hablando de los animales y no de "las relaciones internacionales"
como quiere Castellani.
Continuemos un poco
más.
Lo que decimos se
confirma por lo que dice los vv. 5-6:
"Y oí decir al
ángel de las aguas: “Justo eres, (Tú que tienes por nombre) el Es y
el Era, oh Santo, en haber hecho este
juicio”.
Porque
sangre de Santos[2] y Profetas derramaron y sangre les has dado a beber: son dignos".
Si
la interpretación de Castellani fuera la correcta entonces este versículo
no tendría sentido alguno.
Dios
siempre nos castiga con aquello mismo en que pecamos como puede verse por
ejemplo en la Sabiduría:
XI,
17: "… a fin de que conociesen cómo por
aquellas cosas en que uno peca, por esas mismas es atormentado".
Por
último tampoco debemos perder de vista que las plagas de las Copas están prefiguradas
en las de Egipto, las cuales fueron literales propias, como
cuando leemos en ese mismo capítulo de la Sabiduría:
6-7. "Porque cuando los egipcios en vez de un río perenne, se
hallaron conturbados con inmunda sangre, en castigo del decreto matador de los
niños, diste agua a los israelitas…".
Palabras
más que claras.
Para
cerrar vengamos a la objeción de Castellani a la interpretación literal cruda.
El Padre dice:
"Los Padres antiguos decían eran castigos de Dios en los últimos tiempos,
todavía no concretables; y algunos no temían interpretar literal crudo. Pero
si el mar se vuelve todo sangre, y los ríos sangre, perece la humanidad entera
en menos de 15 días. No puede ser”.
La respuesta nos parece
sencilla. En ningún lado el texto dice que todos los mares y todos los
ríos y fuentes de aguas se volvieron sangre, sino que toda ánima viviente del
mar ensangrentado murió. Bien puede ser que sea una parte de uno de los
mares y ríos y no todos, y de hecho estamos convencidos que así es, puesto que
creemos que el mar en el Apocalipsis designa un lugar específico y
puntual, pero sobre esto volveremos en otra ocasión.
Uno de los grandes
problemas con la exégesis de Castellani es que trata de aplicar a la historia
o a los sucesos actuales, hechos que son completamente futuros para nosotros
y de ahí que su exégesis sea rebuscada y oscura. Más adelante veremos otro ejemplo
de lo que decimos aquí.
Vale!
[1] Es cierto que luego, en su desaforado simbolismo, interpreta esos
"animales" como una clase de hombres, contrariamente al texto que le
citamos.
[2] Castellani omite traducir (e interpretar) lo referido a
los "Santos".