8. Y se le dio vestirse de lino fino, resplandeciente, puro; en efecto, el lino fino, las justicias de los santos son”.
Concordancias:
Περιβάληται (vestirse): cfr. Mt. VI, 29.31; XXV, 36.38.43; Lc. XII, 27; Apoc. Apoc. III, 5 (premio al Vencedor); III, 18 (Laodicea); IV, 4 (24 Ancianos); VII, 9.13 (Mártires del Anticristo); X, 1 (San Gabriel); XI, 3 (los dos Testigos); XII, 1 (Mujer que huye al desierto); XVII, 4 (Babilonia); XVIII, 16 (Babilonia); XIX, 13 (Jesús).
Βύσσινον (lino fino): cfr. Apoc. XVIII, 12.16 (Babilonia); XIX, 14 (ejércitos angélicos).
Λαμπρὸν (resplandeciente): cfr. Lc. XXIII, 11; Hech. X, 30; Sant. II, 2-3; Apoc. XV, 6; XVIII, 14; XXII, 1.16.
Καθαρὸν (puro): cfr. Apoc. XV, 6 (ángeles con las copas); XIX, 14 (ejércitos celestes); XXI, 18.21 (Jerusalén Celeste).
Δικαιώματα (justicias): cfr. Lc. I, 6; Rom. V, 16.18; Apoc. XV, 4.
ἁγίων (santos): cfr. Mt. XXVII, 52; Hech. IX, 13; XXVI, 10; I Cor. VI, 2; Ef. I, 18; II, 19; III, 18; IV, 12; Col. I, 12; I Tes. III, 13; II Tes. I, 10; Apoc. V, 8; VIII, 3-4; XI, 18; XIII, 7.10; XIV, 12; XVI, 6; XVII, 6; XVIII, 20.24; XX, 9; XXII, 11.21. Ver Apoc. XX, 6.
Notas Lingüísticas:
Zerwick: “ἐστίν: literalmente “es”. No existe en hebreo una palabra equivalente a “significa”.
Comentario:
Straubinger: “Contraste con la actitud de Babilonia (XVII, 4; XVIII, 16)”.
Wikenhauser: “Contrastando con la lujosa vestimenta y profusión de joyas de la gran meretriz (XVII, 4 y XVIII, 16), la esposa va vestida de blanquísimo lino puro (el término griego Βύσσινον designa un lino delgado, de alta calidad y gran precio). Cuando se dice que le fue otorgado vestirse de lino brillante, se quiere subrayar la idea de que su vestido nupcial, o sea, su santidad, le viene en último término de Dios. El significado del hábito de lino se precisa todavía más: simboliza las obras justas de los santos (XIV, 13), que ocupan el lugar de la esposa y que en el v. 9 se presentan como invitados a la boda (igual que en Mt. XXII, 3 ss; Lc. XIV, 8 ss). La gracia de Dios y las acciones humanas se exigen y completan mutuamente, pero de estos dos elementos la gracia es el más importante”.
Gelin: “El adorno que se le da a la Prometida-Iglesia contrasta con el de la Prostituta (XVII, 4; XVIII, 16); consiste en las buenas obras de los cristianos, lo cual es conforme a XIV, 13”.
9. Y díceme: “Escribe: Bienaventurados los al banquete de las bodas del
Cordero llamados”. Y díceme: “Estas, las palabras verdaderas de Dios son”.
Concordancias:
Γράψον (escribe): cfr. Apoc. I, 3.11.19; II, 1.8.12.18; III, 1.7.14; XIV, 13 (segunda Bienaventuranza – Mártires del Anticristo); XXI, 5; XXII, 18-19. Ver Apoc. X, 4.
Μακάριοι (Bienaventurados): cfr. Mt. V, 3-11 (ocho Bienaventuranzas); XI, 6 (escándalo); XIII, 16 (Parábola del Sembrador); XVI, 17 (San Pedro); XXIV, 46 (arrebatados); Lc. I, 45 (la Virgen); VI, 20-22 (Bienaventuranzas); VII, 23 (escándalo); X, 23 (Revelación a los pequeños); XI, 27-28 (la Virgen y los Mártires del quinto Sello); XII, 37-38.43 (arrebatados); XIV, 14-15 (Primera Resurrección - Banquete); Jn. XX, 19 (los que creen sin ver); Tito II, 13 (Esperanza); Sant. I, 12 (Tentación).25 (práctica de las buenas obras); I Ped. III, 14 y IV, 14 (persecución por la justicia); Apoc. I, 3; XIV, 13; XVI, 15; XX, 6; XXII, 7.14. Ver Lc. XXIII, 29 (estériles – destrucción de Jerusalén); Jn. XIII, 17.
Δεῖπνον (banquete): cfr. Lc. XIV, 12.16-17.24; Apoc. XIX, 17. Ver Is. XXV, 6; Mt. VIII, 11, XXIII, 6; XXVI, 29; Mc. XII, 39; Lc. XX, 46; Lc. XXII, 18; Jn. XII, 2.
Γάμος (bodas): cfr. Mt. XXII, 2-4.812; XXV, 10; Lc. XII, 36; XIV, 8; Jn. II, 1-2; Heb. XIII, 4; Apoc. XIX, 7. Ver Apoc. III, 20; XXI, 2.9; XXII, 17.
ἀρνίου (Cordero): cfr. Jn. XXI, 15; Apoc. V, 6.8.12-13; VI, 1.16; VII, 9-10.14.17; XII, 11; XIII, 8.11; XIV, 1.4.10; XV, 3; XVII, 14; XIX, 7; XXI, 9.14.22-23.27; XXII, 1.3.
Κεκλημένοι (llamados): cfr. Mt. XXII, 3-4.8-9; Lc. XIV, 7-10.12-13.16-17.24; Jn. II, 2. Ver Mt. XXII, 14; Rom. I, 6; VIII, 28; I Cor. I, 24; Jud. I, 1; Apoc. XVII, 14. Ver Apoc. I, 9; XI, 8; XII, 9; XVI, 16; XIX, 11.13.
οἱ λόγοι (las palabras): cfr. Mt. VII, 24.26; X, 14; XIII, 19-23; Mc. II, 2; IV, 14-20.33; VIII, 38; XVI, 20; Lc. VI, 47; V, 1; VIII, 11-13.15.21; IX, 26; XI, 28; Jn. V, 24.38; VIII, 31.37.43.51-52.55; XII, 48; XIV, 23-24; XV, 3.20; XVII, 6.14.17.20; Hech. II, 41; IV, 4.29.31; VI, 2; VIII, 4.14.25.36; XI, 1.19; XIII, 5.7.44.46.48; XIV, 25; XV, 7.35-36; XVI, 6.32; XVII, 11; XVIII, 11; XIX, 10; XX, 32; Fil. I, 14; II, 16; Col. I, 5.25; IV, 3; I Tes. I, 6; II, 13; II Tim. II, 11.15; IV, 2; Tito I, 3; Heb. II, 2; IV, 2; XIII, 7; Sant. I, 18.21-23; I Ped. II, 8; II Ped. I, 19; I Jn. I, 10; II, 5.7.14; Apoc. I, 2-3.9; III, 8.10; VI, 9; XII, 11; XVII, 17; XIX, 13; XX, 4; XXI, 5; XXII, 6-7.9-10.18-19.
Ἀληθινοὶ (verdaderas): cfr. Lc. XVI, 11; Jn. I, 9; VI, 32; VII, 28; VIII, 16; XV, 1; XVII, 3; XIX, 35; I Tes. I, 9; I Jn. II, 28; V, 20; Apoc. III, 7; VI 10 (Mártires del quinto Sello); III, 14 (Laodicea); XV, 3 (Mártires del Anticristo); XVI, 7 (tercera Copa); XIX, 2 (Juicio a Babilonia); XIX, 11 (Jesucristo en la batalla del Harmagedón); XXI, 5 y XXII, 6 (ratificación de las promesas de Dios).
Notas Lingüísticas:
Zerwick: “οἱ λόγοι ἀληθινοὶ (las palabras verdaderas) parecería ser el predicado: “estas son las veras palabras de Dios”, tal vez “las palabras realmente divinas”.
Comentario:
Straubinger: “Dichosos los convidados al banquete nupcial: Véase la parábola de Jesús en Mt. XXII, 2 ss. Cfr. III, 20; Is. XXV, 6 y Lc. XIV, 15 donde esta idea va unida a lo que Jesús llama “la resurrección de los justos” (Lc. XIV, 14). He aquí la bienaventuranza suprema y eterna (cfr. XX, 8; XXI, 2.9 ss.). Pirot señala la frecuencia de esta idea del banquete en el N.T. y cita además Mt. VIII, 11; Lc. XXII, 8 y IV Esd. II, 38”.
Crampon: “Y me dijo: sin que el interlocutor sea determinado de alguna manera. Se trata probablemente del ángel que hace ver a San Juan todo el Apocalipsis, como parece indicarlo un pasaje absolutamente semejante, por el cual se termina la tercera parte (XXII, 8; comparar V, 16[1] y I, 1)”.
Crampon: “Estas palabras: todas las revelaciones de esta segunda parte. Comparar XXII, 6”.
Ramos García (Apoc.): “El esposo, la esposa y los llamados (viadores), es decir, el Cordero, la Iglesia Triunfante y la Iglesia Militante. La Iglesia triunfante será la de los Santos resucitados y asuntos que estarán invisiblemente con Cristo en el mundo, donde habrá una gran paz, pues el mundo ya no estará bajo el maligno y los ángeles serán enviados para quitar todos los escándalos. La salvación será más fácil, pues sólo quedará el fomes peccati. Toda la justicia será cimentada en justicia (Mt. XIII, 41)”.