4. Estos son los que con mujeres no se han manchado: vírgenes, en efecto, son. Estos (son) los que siguen al Cordero adonde fuere. Estos fueron comprados de entre los hombres, (como) primicias para Dios y para el Cordero.
Concordancias:
Γυναικῶν (mujeres): cfr. Mt. V, 28; XIII, 33; Lc. XIII, 21; Apoc. II, 20; IX, 8; XII, 1.4.6.13-17; XVII, 3.4.6-7.9.18; XIX, 7; XXI, 9.
Ἐμολύνθησαν (manchado): cfr. I Cor. VIII, 7; Apoc. III, 4.
παρθένοι (vírgenes): cfr. Hapax en el Apoc. cfr. Mt. I, 23; XXV, 1.7.11; Lc. I, 27; Hech. XXI, 9; I Cor. VII, 25.28.34.36-38; II Cor. XI, 2.
Ἀκολουθοῦντες (siguen): cfr. Mt. XIX, 27-29; Jn. X, 1-18; Apoc. VI, 8; XIV, 8.9.13 (Mártires del Anticristo); XIX, 14. Ver Apoc. III, 4; VII, 17.
ἀρνίῳ (Cordero): cfr. Jn. XXI, 15; Apoc. V, 6.8.12-13; VI, 1.16; VII, 9-10.14.17; XII, 11; XIII, 8.11; XIV, 1.10; XV, 3; XVII 14; XIX, 7.9; XXI, 9.14.22-23.27; XXII, 1.3.
Ὕπαγε (ve): cfr. Apoc. X, 8; XIII, 10; XVI, 1; XVII, 8.11.
ἠγοράσθησαν (comprados): cfr. Mt. XIII, 44.46; XXV, 9-10; Lc. XIV, 18-19; XVII, 28; Apoc. III, 18; V, 9; XIII, 17; XIV, 3; XVIII, 11.
Ἀπὸ τῶν ἀνθρώπων (de entre los hombres): cfr. Apoc. VIII, 11; IX, 4.6.10.15.18.20; XIII, 13; XVI, 2(?) 8.9.18.21.
ἀπαρχὴ (primicias): Hapax en el Apoc. cfr. Rom. VIII, 23; XI, 16; XVI, 5; I Cor. XV, 20.23; XVI, 15; Sant. I, 18.
Comentario:
Son primicias porque son la primera cosecha que luego se completará en el v. 14-15.
Parece que el término "vírgenes" debe ser tomado literalmente. Estos 144.000 son los elegidos que logran escapar cuando el Anticristo profana el Templo, y allí N.S. dice "¡Ay de las encintas y de las que críen!", sin dudas porque van a ser muertos; por lo tanto, los que escapan son vírgenes.
Allo: “Remarcar el énfasis y el entusiasmo de esta triple repetición de οὗτοί”.
Allo: “4b recuerda a VII, 17; 4c a V, 9”.
Wikenhauser: “… No hay razón para pensar en que aquí se hable de la renuncia al matrimonio (tanto más que la expresión “mancharse con mujeres” sería absolutamente inadecuada). La expresión tiene sentido metafórico e indica la apostasía y el paso a la idolatría; es el mismo sentido en que tantas veces la usaron los profetas del Antiguo Testamento, como Jeremías, Ezequiel, Oseas. Puede decirse, entonces, que en los que llevan el sello se exalta la fidelidad a Dios y a Cristo y su firme decisión de no adorar a la Bestia; se dice que son “vírgenes”, porque se han mantenido alejados de la impureza de la idolatría (Apoc. XIV, 8). La insistencia con que se habla de su pureza tiene por fin preparar el terreno al tema de las nupcias del Cordero con la comunidad de los elegidos, presentada como una novia vestida de lino purísimo (Apoc. XIX, 7 s). Se puede pensar también en II Cor. XI, 2 donde San Pablo, para referirse a los cristianos, emplea la figura de una casta virgen que él ha desposado con Cristo”.
Wikenhauser: “Fueron rescatados de entre los hombres (por la sangre del Cordero como en I, 5; V, 9; VII, 14; XII, 11…), convirtiéndose así, como en las primicias de una cosecha, en propiedad exclusiva de Dios y del Cordero (“Posesión sagrada de Jehová era Israel, la primicia de sus frutos; todo el que de él comía, pecaba: la desgracia venía sobre él. Cfr. Jer. II, 3; cfr. Lev. XXII, 9 s.)”.
Bartina: “Fueron separados por Cristo de la tierra y de los hombres (v. 3-4). Con esta frase es muy posible que se sobreentiendan “los habitantes de la tierra”, que en este libro de la Revelación tiene sentido específico para indicar a los enemigos de Dios”.
Sales: “Primicia para Dios, etc. o sea, como una porción electa de la grey de Jesucristo, que está consagrada a Dios en modo especial, y le pertenecen. Así también el pueblo de Israel había sido rescatado de la esclavitud de Egipto para ser como primicia ante Dios (Cfr. Ex. XIX, 5; Deut. VII, 6; I Ped. II, 9; Sant. I, 18)”.
Fillion: “El pronombre οὗτοί es repetido tres veces seguidas, con una insistencia significativa: éstos y solamente éstos. Las tres frases que abre son paralelas: la primera alaba la castidad de los 144.000; la segunda marca la intimidad de sus relaciones con el Cordero; la tercera realza su espíritu de verdad y santidad”.
Fillion: “Virgines enim sunt: “Si los 144.000 compañeros del Cordero representan, como creemos, la élite de los cristianos en el fin de los tiempos, no hay razón alguna para restringir el significado de la palabra “virgen” como si fuera opuesto al vicio y designara simplemente una vida casta en general, casado o no. Si simboliza la Iglesia entera, está claro que no puede tratarse de la virginidad en sentido estricto. En todo caso no es lícito tomar esta palabra en sentido figurado, como si significara la abstención de toda participación en la idolatría”.
Jünemann: “No han sido fornicarios, idólatras”.
Iglesias: “Vírgenes: aureolados con la virginidad en sentido estricto; o, quizás (en el sentido del lenguaje profético del AT) los cristianos que no cayeron en la idolatría, fieles a Cristo-esposo de la Iglesia”.
Swete: “Los 144.000 fueron comprados como primicias, los primeros frutos de la cosecha del mundo: Ver Mt. IX, 37; Rom. XI, 15; I Cor. XVI, 15”.
Drach: “Creemos, pues… que el sentido literal de este versículo contempla a los elegidos que habrán vivido en celibato… Con mujeres: En efecto, por medio de estas palabras, San Juan no ha condenado el matrimonio… San Juan ha podido decir perfectamente, hablando de los que permanecieron vírgenes, que no se han manchado, es decir, que no han cohabitado con mujeres”.
Feuillet: “No tenemos que pronunciarnos aquí sobre el
sentido que debe darse a la palabra "vírgenes" en XIV, 4. Algunos
toman esta palabra en sentido literal y entienden que significa la abstinencia
sexual total, o al menos la práctica de la castidad, en cuanto se opone a la
depravación del mundo. Otros lo entienden en el sentido simbólico de rechazar
la idolatría, que en la Escritura suele llamarse prostitución. En cualquier
caso, los 144.000 del capítulo VII y los 144.000 del capítulo XIV son
perfectamente distintos, al igual que lo son la "Gran Ciudad" (=
Jerusalén) de XI, 8 y la "Gran Ciudad" (= Roma) de XVI, 19, XVII, 18
y XVIIII, 10.16.18-19.21. El único punto común entre estas dos multitudes es,
como bien dice Allo, que ambas parecen desempeñar el papel de “primicias” de la
futura cosecha”.