21. Y los restantes fueron muertos con la espada del sentado sobre el caballo, la que salía de su boca y todas las aves se hartaron de sus carnes.
Concordancias:
οἱ λοιποὶ (los restantes): cfr. Apoc. II, 24; III, 2; VIII, 13; IX, 20; XI, 13; XII, 17; XX, 5.
Ἀπεκτάνθησαν (fueron muertos): cfr. Apoc. II, 13.23; VI, 8.11; IX, 5.15.18.20; XI, 5.7.13; XIII, 10.15.
Ῥομφαίᾳ (espada): cfr. Apoc. I, 16; II, 12.16; XIX, 15. Ver Sab. XVIII, 15; Is. XI, 4; XLIX, 2; Ef. VI, 17; Heb. IV, 12; Apoc. VI, 8; XIV, 14.17-18.
(Ver Μάχαιρα en Apoc. VI, 4; XIII, 10.14).
Καθημένου (sentado): cfr. Apoc. VI, 2.4-5.8; IX, 17; XIV, 14-16; XIX, 11.18-19.
Ἵππου (caballo): cfr. Apoc. VI, 4-5.8; VI, 2; IX, 7.9.17.19; XIV, 20; XVIII, 13; XIX, 11.14.18-19.
ἐξελθούσῃ (salía): cfr. Apoc. III, 12; VI, 2.4; IX, 3; XIV, 15.17-18.20; XV, 6; XVI, 17; XVIII, 4; XIX, 5; XX, 8.
Στόματος (boca): cfr. Mt. IV, 4; XV, 11.17-18; II Tes. II, 8; Apoc. I, 16; II, 16; III, 16; XIX, 15 (Verbo); IX, 17-19 (sexta Trompeta); XI, 5 (dos Testigos); XII, 15-16 (serpiente) XII, 16 (tierra - suelo); (tierra); XIII, 2.5-6 (Bestia); XIV, 5 (144.000 sellados); XVI, 13 (Dragón - Bestia del Mar – Falso Profeta).
Ὄρνεα (aves): Sólo en el Apoc. cfr. Apoc. XVIII, 2; XIX, 17.
Ἐχορτάσθησαν (se hartaron): Hápax en el Apocalipsis. Ver Mt. V, 6; Lc. VI, 21.
Σαρκῶν (carnes): cfr. Apoc. XVII, 16; XIX, 18. Ver Ez. XXXIX, 17 ss.
Comentario:
Bartina: “Los reyes de la tierra y los restantes que formaban el ejército de la Bestia fueron muertos por la espada de dos filos que llevaba Cristo (v. 15), símbolo de poder y justicia (II, 12.16). Es de creer, en la lógica visional, que también actuaron las espadas de los guerreros de su ejército. Cristo va en cabeza. Lo que ha hecho él, también lo harán los que quieran seguirle con fidelidad. Las almas de los enemigos van al hades, en espera del juicio final (XX, 12-13); sus cuerpos, como en las grandes batallas de la antigüedad, son pasto de las aves. La derrota fie inmensa, porque todas las grandes aves de presa macabra pudieron saciarse (Ἐχορτάσθησαν). Con ese fuerte rasgo sella Juan la total derrota de las dos Bestias”.
Gelin: “Los soldados de las Bestias (XVI, 14; XVIII, 3) son muertos en el combate y sus almas van probablemente al Hades, de donde no saldrán sino en XX, 14-15. Hay, pues, en la parte inferior del teatro apocalíptico varias mansiones que no coinciden: el Hades, el estanque de fuego (Gehenna); el abismo (cf. IX, 1), del que va a hablarse enseguida”.
Garland: “El resto enfatiza el trato único de los dos anteriores en comparación con estos. A diferencia de la Bestia y el Falso Profeta, el resto de los que guerrean con Cristo son muertos. Su destino es el Hades (Lc. XVI, 22-23) donde sufren tormento inmediatamente, mientras esperan el Juicio del Gran Trono Blanco (Apoc. XX, 1). Estarán en el Hades esperando el juicio por el período de Mil años del Reino Milenario”.
Fillion: “Los restantes…: Esta carnicería fue obra de Cristo. Aunque había un ejército numeroso, el Verbo de Dios parece haber tomado solo parte efectiva en el combate”.
Ribera: “Y todas las aves se hartaron de sus carnes: esto se entiende en sentido propio y sin ninguna metáfora: en efecto, en el campo va a haber casi infinitos cadáveres que van a ser comidos por las aves”.
Alápide: “Preguntas: ¿Cuándo será muerto el Anticristo?
Respondo: Después de haber reinado tres años y medio, como enseñan Dan. XII, 7, y San Juan en Apoc. XI, 2-3, y XII, 14.
(...)
Además, es probable que el día de la resurrección general es el mismo que resucitó Cristo, a saber, el día de Pascua. De aquí que Lactancio, lib. VII, cap. XIX, nos enseña que hemos de resucitar un día domingo, e incluso a la misma hora que resucitó Cristo; en efecto, Cristo fue el ejemplar de nuestra resurrección. Lo mismo enseña San Anselmo, en Elucidario, y Macarius, homil. 5 y 12, el cual dice que nuestra resurrección será en abril, cuando todo florece y da una imagen de la gloria celeste. Lo mismo opina nuestro cofrade Joannes Salas en I II, Quaest. V, art. 5, tract. 2, disp. 14, sect. X.
Supuestos
estos dos principios, a saber, 1) desde la muerte del Anticristo hasta el día
del juicio y la resurrección, van a transcurrir 45 días; 2) que la resurrección
será el mismo día de Pascua, se sigue que el Anticristo será muerto al terminar
las bacanales (lo cual, tomen nota y teman los que toman parte en las bacanales
[carnaval]) el primer día de la cuaresma; y por último, que toda la cuaresma se
dará como tiempo de penitencia para los que cayeron, para que se preparen para
la última Pascua, en la cual resucitarán los que están sometidos al juicio
general. En efecto, la Cuaresma, hasta el día de Pascua, contiene 46 días;
restemos el primer día en que será muerto el Anticristo, y nos quedan 45 días,
que son los que enumera Daniel hasta el día del juicio, de forma que, al
terminar el día 45, y comenzando el 46, que es el de la Pascua, todos van a
resucitar y ser juzgados. Así opina un erudito de Roma que trató este tema
conmigo.
Si
objetas: en ese caso se podría conocer con precisión el día del juicio, lo cual
niega Cristo (Mc. XIII, 32), respondo negando la consecuencia. Hoy en día no se
puede saber, y en aquel entonces no se va a poder saber hasta que muera el
Anticristo, y habiendo pasado esto, se podrá conocer, por lo dicho, solo
probablemente y no en forma cierta, dado que los dos principios de los que
depende esta afirmación, son inciertos y no más que probables, a saber, que la
resurrección será el día de Pascua, y que habrá exactamente 45 días desde la
muerte del Anticristo hasta el día del juicio. Como dije en Dan. XII, 11,
muchos opinan de forma muy diferente. Por lo tanto, sobre estas conjeturas no
se puede definir nada cierto, sobre todo porque muchos afirman diversas cosas,
de las cuales el tiempo dirá cuál es la verdadera”.