domingo, 17 de noviembre de 2024

Algunas notas a Apocalipsis XIX, 15

 15. Y de su boca sale una espada aguda, para con ella herir a las naciones y Él las destruirá con vara férrea y Él pisotea el lagar del vino del furor de la ira de Dios, el Todopoderoso. 

Concordancias: 

Στόματος (boca): cfr. Mt. IV, 4; XV, 11.17-18; II Tes. II, 8; Apoc. I, 16; II, 16; III, 16; XIX, 21 (Verbo); IX, 17-19 (sexta Trompeta); XI, 5 (dos Testigos); XII, 15-16 (serpiente) XII, 16 (tierra - suelo); (tierra); XIII, 2.5-6 (Bestia); XIV, 5 (144.000 sellados); XVI, 13 (Dragón - Bestia del Mar – Falso Profeta). 

Ἐκπορεύεται (sale): cfr. Mt. IV, 4; XV, 11.18; Mc. VII, 15.19-21.23; Apoc. I, 16. Ver Apoc. IV, 5; IX, 17-18; XI, 5; XVI, 14; XXII, 1.

 Ῥομφαίᾳ (espada): cfr. Apoc. I, 16; II, 12.16; XIX, 21. Ver Sab. XVIII, 15; Is. XI, 4; XLIX, 2; Ef. VI, 17; Heb. IV, 12; Apoc. VI, 8; XIV, 14.17-18.

 (Ver Μάχαιρα en Apoc. VI, 4; XIII, 10.14).

 ὀξεῖα (aguda): cfr. Apoc. I, 16; II, 12. Ver Apoc. XIV, 14.17-18.

 Πατάξῃ (herir): cfr. Mt. XXVI, 31; Mc. XIV, 27; Apoc. XI, 6.

 Ἔθνη (naciones): cfr. Mt. IV, 16; X, 18; XII, 18; XXIV, 9.14; XXV, 32; Mc. XIII, 10; Lc. II, 32; XXI, 24.25; Apoc. II, 26; X, 11; XI, 2.18; XII, 5; XIV, 8; XV, 3-4; XVI, 19; XVIII, 3.23; XX, 3.8; XXI, 24.26; XXII, 2. Ver. Apoc. V, 9; VII, 9; XI, 9; XIII, 7; XIV, 6; XVII, 15.

 Ποιμανεῖ (destruirá): cfr. Apoc. II, 27; XII, 5. En Mt. II, 6 y Apoc. VII, 17 significa “apacentar”.

 Ῥάβδῳ σιδηρᾷ (vara férrea): cfr. Apoc. II, 27; XII, 5. Ver Num. XXIV, 17-19; Heb. I, 8; Apoc. IX, 9; XI, 1.

 Πατεῖ (pisotea): cfr. Lc. X, 19 (serpientes y escorpiones, sexta y quinta Trompeta respectivamente); Lc. XXI, 24 y Apoc. XI, 2 (Jerusalén – Tiempo de las Naciones); XIV, 20 (¿Juicio de las Naciones?).

 Ληνὸν (lagar): cfr. Mt. XXI, 33; Apoc. XIV, 19-20.

 Οἴνου (vino): cfr. Apoc. VI, 6; XIV, 8.10; XVI, 19; XVII, 2; XVIII, 3.13.

 Θυμοῦ (furor): cfr. Apoc. XII, 12; XIV, 8.10.19; XV, 1.7; XVI, 1.19; XVIII, 3.

 Οἴνου τοῦ θυμοῦ (vino del furor): cfr. Apoc. XIV, 8 (caída de Babilonia).10 (adoradores de la Bestia); XV, 1.7; XVI, 1 (siete Copas); XVI, 19 (¿Naciones?). Ver Apoc. XIV, 19.

 Ὀργῆς (ira): cfr. Rom. II, 5; V, 9; IX, 22; XII, 19; Ef. V, 6; Col. III, 6; I Tes. I, 10; V, 9; Heb. III, 11; IV, 3; Apoc. VI, 16-17; XI, 18; XIV, 10; XVI, 19.

 Cfr. Jer. XXV, 15; Is. LI, 17.

 Τοῦ Θεοῦ τοῦ Παντοκράτορος (de Dios, el Todopoderoso): cfr. Apoc. IV, 8.11; XVI, 14; XVIII, 8; XXII, 5-6. Ver Apoc. I, 8; XI, 17; XV, 3; XVI, 7; XIX, 6; XXI, 22. Cfr. Zerwick, Graecitas, n. 33.

  

Notas Lingüísticas:

 Allo: “Notar el énfasis καὶ αὐτὸς… καὶ αὐτὸς (y Él… y Él)”.

 Mateos: “καὶ αὐτὸς πατεῖ τὴν ληνὸν τοῦ οἴνου: es Él quien está pisando el lagar”.

  

Comentario:

 Descripción del juicio de las Naciones.

 Straubinger: “Como en XI, 14… como el Rey del Sal. II, 9 será dura para los goyim” (Gelin). Véase además sobre la espada que sale de su boca, II, 16; II Tes. II, 8; sobre el cetro de hierro, XII, 5; Sal. CIX, 6; CXLIX, 6 ss; sobre el lagar del vino de la furiosa ira, v. 13 y nota. Pirot, citando a Lagrange, hace notar que “Jesús durante su vida mortal no dio cumplimiento a estas profecías: fue especialmente el Mesías doctor y paciente; las perspectivas gloriosas, las promesas de dominación sobre el mundo, el aspecto triunfal del mesianismo, no se realizaron entonces: el mesianismo parecía como cortado en dos”. Cfr. Jer. XXX, 3; Mt. V, 17-18; Lc. XXIV, 44; Hech. III, 20 ss; I Ped. I, 11”.

 Biblia de Jerusalén: “La imagen del lagar era un lugar común del profetismo para simbolizar la exterminación por Dios de los enemigos de su Pueblo, en el Gran Día de su cólera. Cfr. Gén. XLIX, 9-12; Jer. XXV, 30; Is. LXIII, 1-6; Jl. IV, 13. Sobre el “vino de la cólera”, cfr. XIV, 8 ss e Is. LI, 17”.

 Wikenhauser: “Las tres afirmaciones que a continuación se hacen del que monta a caballo ilustran cuál es el fin de su venida.

 1) La espada que sale de su boca (I, 16; II, 12) es la palabra justiciera y vengadora, la única arma con que destruirá las huestes enemigas (Cfr. Is. XI, 4: “herir con la vara de su boca” que equivale a “matar con el aliento de sus labios; II Tes. II, 8). Donde más al vivo se muestra la fuerza punitiva de la palabra de Dios es en Sab. XVIII, 15-16, al hablar de la muerte de los primogénitos egipcios. En el preciso momento de la media noche, se dice allí, la palabra omnipotente de Dios bajó del cielo a la tierra, cual invencible guerrero, llevando por espada el decreto irrevocable de Dios, y todo lo llenó de muerte (…).

2) Del Mesías se dice luego, como se dijo ya anteriormente en XII, 5, que apacentará (= triturará) a las naciones con cetro de hierro; la frase está tomada del Salmo II, 9 y significa la victoria sobre los ejércitos enemigos y su completa destrucción (II, 27 y XII, 5).

3) Se agrega, por último, que el Mesías pisa el lagar de la ira de Dios; en este cuadro se funden las dos imágenes, ya conocidas, de pisar la uva en el lagar (XIV, 19) y de la copa de la ira divina (XIV, 10). Del lagar donde el Mesías pisa sale a torrentes el vino de la ira de Dios, y de él son obligados a beber sus enemigos”.

 Bartina: “Siguen tres afirmaciones que dan luz sobre la aparición del guerrero y sus huestes y sobre el fin que pretenden con su venida:

1) Jesucristo lleva, saliendo de la escotadura de su vestido, una espada recta, de dos filos, cuidadosamente amolada (ῥομφαία ὀξεῖα), arma digna de un guerrero (cfr. I, 16; II, 12). Es la espada del poder y de la justicia divina. Con ella combatirá, repartiendo ruidosos golpes irresistibles, a los pueblos enemigos de la Iglesia (πατάξῃ τὰ ἔθνη).

2) Con mazo de hierro claveteado quebrará la potencia de los ejércitos paganos, que combaten a la Iglesia. La cita del Salmo mesiánico (Sal. II, 9) adquiere aquí un sentido bélico, según está entre dos frases con inequívoco significado de lucha encarnizada. El verbo “apacentar” (ποιμανεῖ) ha de traducirse a veces por “quebrar” (cfr. II, 27; XII, 5).

3) Según una imagen de los antiguos profetas (Jl. IV, 13; Is. LXIII, 3), el celeste capitán pisotea el lagar de la ira de Dios (…) es el vino ardoroso. Se pisotea el lagar de la ira de Dios para dar de beber hasta la saturación el vino del castigo divino a los que se lo tienen merecido (XIV, 10) y, además, para triturar a los ejércitos adversarios como uva madura (XIV, 19-20). Ambas cosas significan lo mismo: el gran triunfo de Jesucristo y los suyos.

Si Dios, el Padre, es dominador de todo (τοῦ Παντοκράτορος), tiene bajo su poder las armadas enemigas de Cristo y de la Iglesia. Con paciencia sublime aguantó sus desmanes mientras hubo esperanza de conversión”.

 Garland: “Responde a la orden que trae Joel: “Venid y pisad, porque lleno está el lagar; se desbordan las tinas; pues su iniquidad es grande. Muchedumbres, muchedumbres hay en el valle de Sedición, porque se acerca el día de Jehová en el valle de la Sedición” (Jl. III, 13b-14). Cuando Juan lo vio en su gloria, tenía pies como bronce bruñido “como en una fragua ardiente” (I, 15). Este pie brillante, caliente anuncia su pisoteo del lagar en el juicio que Juan ve ahora”.

 Charles: “καὶ αὐτὸς ποιμανεῖ αὐτοὺς ἐν ῥάβδῳ σιδηρᾷ (Y Él las destruirá con vara férrea): Cfr. II, 27; XII, 5. Tomado de Sal. II, 9. El αὐτὸς (él) en esta oración y en la siguiente es enfático. Ni aquí, ni en II, 27 ni en XII, 5 ποιμανεῖ tiene un sentido favorable”.

 Ribera: “La espada aguda significa la sentencia de muerte, o la orden proferida por la boca de Cristo en contra de los impíos”.

 Biblia de Vence[1]: “El fin de este combate será la gran cena de Dios, cuando la Bestia y su Falso Profeta hayan sido precipitado vivos en el estanque de fuego, los reyes y sus ejércitos serán muertos por la espada que sale de la boca del verbo de Dios, es decir por el anatema que Jesucristo pronunciará contra ellos; inmediatamente serán librados como presa a las aves del cielo que se hartarán de sus carnes, es decir a las potestades del aire, a los demonios mismos, que ejercerán sobre ellos los juicios de la justicia del Señor, contribuyendo a atormentarlos durante toda la eternidad. Y esta espantosa y terrible catástrofe será llamada la gran cena de Dios, o como dice el griego, la cena del gran Dios, puesto que, así como la cena termina a la noche los trabajos del día, de la misma manera, todos los acontecimientos que hayan tenido lugar en la duración de los siglos, serán finalmente terminados por esta espantosa catástrofe”.

 Ramos García (Apoc.): “Y de su boca sale una espada aguda: Es la palabra de Cristo… indica la facilidad con que destruye al enemigo, pues basta con que hable”.

 Ramos García (Apoc.): “Y Él pisotea el lagar del vino del furor de la ira de Dios: Es la misma escena que en el cap. XIV y en Isaías. La vendimia es la congregación de los malos en el lago de la ira del gran Dios, etc. Los caballos que pisotean se explican por este cap. XIX, no son caballos naturales”.



[1] Biblia de Vence, tomo 24, pag. 257, Dissertation sur le sixième age de l`Église.