jueves, 27 de junio de 2013

Las siete Bienaventuranzas

Después de algunos artículos sería bueno tratar de ir armando de a poco el rompecabezas e ir sacando algunas conclusiones.
Es sabido que el Apocalipsis está estructurado en base al número siete, y que por todas partes puede encontrarse este simbolismo. Algunos ejemplos son fáciles de encontrar (iglesias, sellos, trompetas, copas) y otros son un poco más difíciles porque están como distribuidos a través del libro[1]. Uno de estos casos, aunque un tanto conocido, es el de las siete Μακάριαι (bienaventuranzas).
¿Habrá alguna relación entre las bienaventuranzas? ¿A qué épocas y personas se refieren?
Todos estos interrogantes creemos pueden ser contestados con un detenido estudio de cada uno de los textos.
Vamos a comenzar, como de costumbre, citando los pasajes y luego procuraremos situarlos en su contexto propio para poder aplicarlos a los momentos y personas que correspondan.


1) I, 3: “Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de la profecía y guardan las cosas escritas en ella, porque el tiempo está cerca”.

2) XIV, 12-13:En esto está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Y oí una voz del cielo que decía: “Escribe: ¡Bienaventurado desde ahora los muertos que mueren en el Señor!”.

3) XVI, 15: “He aquí que vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela y guarda sus vestidos, para no tener que andar desnudo y mostrar su vergüenza”.

4) XIX, 9: “Y me dijo: Escribe: ¡Bienaventurados los convidados al banquete nupcial del Cordero!”.

5) XX, 6: “¡Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección! Sobre estos no tiene poder la segunda muerte, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, con el cual reinarán los mil años”.

6) XXII, 7: “Y mirad que vengo pronto. Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro”.

7) XXII, 14: “Bienaventurados los que lavan sus vestidos para tener derecho al árbol de la vida y a entrar en la ciudad por las puertas”.

Bien, estos son los textos. Como podrá observarse, vamos a dar un pequeño comentario y para quien quiera ver un poco más en detalle, daremos el enlace a artículos previos en donde se desarrollan las razones en mayor extensión.
Pasemos revista primero a los que parecen presentar menos dificultades.

1) XIV, 12-13: Estos mártires son sin duda alguna los que han de morir bajo el Anticristo. Las razones ya las hemos dado AQUI
Allí decíamos, entre otras cosas, lo siguiente:

“La segunda cita, tomada del capítulo XIII (v. 9 s), no quiere decir, como bien lo nota Straubinger, que “quien a hierro mata a hierro muere”, como lo dan a entender algunas versiones, sino que las persecuciones tendrán efectivamente lugar, y es por eso que se les encarece la fe y la paciencia; que este grupo sea el mismo del capítulo XII se ve claro por la cita del capítulo XIV, donde se dice que la paciencia de los santos, es decir, de los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, está en no recibir la marca de la Bestia (XIV,  9 ss) y en aceptar pacientemente la muerte a manos del Anticristo, y de aquí que el capítulo XIV continúe con una de las siete bienaventuranzas que encontramos en el Apocalipsis: “Bienaventurados desde ahora los que mueren en el Señor”, ¿Por qué desde ahora? Por la sencilla razón de que estos serán los muertos por el Anticristo, acaso los más grandes santos de toda la historia de la Iglesia”.
Cfr. también lo que dijimos sobre el grupo VI. Los Santos

2) XXII, 14. En la Retractatio I ya habíamos hablado sobre este versículo y decíamos que debía aplicarse a los mártires del Anticristo porque a ellos hace referencia la visión del cap. VII, 9 ss que dice:

13. Y uno de los Ancianos, tomando la palabra, me preguntó: “Estos que están vestidos de túnicas blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?”.
14. Y yo le dije: “Señor mío, tú lo sabes”. Y él me contestó: “estos son los que vienen de la tribulación, la grande y lavaron sus túnicas y las blanquearon en la sangre del Cordero”.

3) XIX, 9: Si bien podría parece que esta bienaventuranza está referida a todos los santos en general, sin embargo el contexto nos muestra que todo este pasaje va dirigido a los mártires del Anticristo.
Sobre este pasaje ya hablamos AQUI y en él concluíamos:

“Tras la destrucción de Babilonia el vidente escucha lo que sucede en el cielo, donde los ángeles se alegran de su fin e invitan también a los mártires del Anticristo a regocijarse por su destrucción. Que estamos ante los mártires del Anticristo se prueba por las siguientes razones:

a) Se trata de una voz “como de gran multitud”, la misma que el Vidente ve y escucha en el cielo cuando se le muestra “los que vienen de la gran tribulación”, cfr. VII, 9.14.

b) Los Santos y ángeles se alegran por la destrucción de Babilonia porque es en venganza por haber derramado “la sangre de sus siervos”. Estos no pueden ser sino los mártires del Anticristo, los cuales tienen una razón especialísima para alegrarse”.

4) I, 3: la Vulgata, y aquellos que la siguen, traducen erróneamente “el que lee y oye… y guarda”, mientras que el original trae “el que lee, los que oyen… y guardan”. ¿Quiénes son, pues, estos que oyen y guardan las palabras de la profecía?
Los que guardan la Palabra de Dios son un grupo bien determinado del cual ya hemos hablado en otra oportunidad y que corresponden a los Mártires del quinto sello.

5) XXII, 7: Este grupo claramente se identifica con los Mártires del quinto Sello, como ya lo dejamos dicho AQUI

Allí dábamos las siguientes razones:

a) El ángel parece identificarlos a través de los primeros versículos del capítulo XXII cuando dice: “y el Nombre de Él estará en sus frentes”, lo cual es una alusión al premio al vencedor de la Iglesia de Filadelfia: “… sobre él escribiré el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la que desciende del cielo viniendo de mi Dios, y el nombre mío nuevo”.

b) El v. 7 parece confirmar todo esto cuando dice: “Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro”, lo cual parece señalar como con el dedo a los mártires del quinto sello”.

6) XVI, 15: Comentando este pasaje Straubinger dice: “Juan parece interrumpir su relato para recordar aquí, como para consuelo frente a esa horrible visión, estas palabras que, como dice Gelin, son de Cristo (Lc. XII, 39 s) y se refieren a su Parusía[2]… “Velad, pues porque no sabéis en qué día vendrá vuestro Señor” (Mat. 24, 42)… Sus vestidos: señal de estar preparado como Él lo dice en Lc. XII, 35”.
Ver también el consuelo de San Pablo a los Tesalonicenses cuando les dice, entre otras cosas, “… porque Dios no nos ha destinado para la ira, sino para adquirir la salvación por medio de Nuestro Señor Jesucristo, el cual murió por nosotros para que, ora velando, ora durmiendo, vivamos con Él” (I Tes. V, 9-10. Cfr. todo el pasaje desde IV, 13), en donde podemos ver que el Apóstol consuela a los Tesalonicenses con la primera resurrección y el reino milenario y donde distingue dos clases de personas que alcanzarán ese feliz estado: por un lado “los muertos en el Señor” y por el otro los que estén velando en su Parusía.
Estos que han de estar velando nos parece que son por un lado, y principalmente, los sellados del capítulo XIV, los cuales “fueron comprados de entre los hombres, como primicias para Dios y para el Cordero”, si son primicias, todo hace pensar que hay otros, y ambos grupos parecen estar identificados, el primero en este texto y el segundo en los lugares paralelos como Lc. XVII, 34-36; Mt. XXIV, 40-41, etc.
Sobre el primero de los grupos cfr. AQUI  y AQUI.
Sin embargo, como ya lo dijimos, es posible que esta bienaventuranza vaya dirigida también a aquellos que sobrevivan al juicio de las naciones, y de los cuales habla Nuestro Señor en los pasajes arriba citados.

7) XX, 6: llegamos por fin a la última de las siete bienaventuranzas la cual no resultará difícil ubicarla si tenemos en cuenta lo dicho en la Retractatio II pues una vez que hemos distinguido los tres grupos que ve San Juan, el texto continúa diciendo:

“Los restantes de los muertos no tornaron a vivir hasta que se cumplieron los mil años. Esta es la primera resurrección. ¡Bienaventurado y Santo, etc”.

Una objeción salta a la vista en esta interpretación y es que si así fuera, sólo los Mártires del quinto Sello y del Anticristo, más los raptados serían los que tienen parte en el Milenio, lo cual contradeciría lo que dejamos dicho en otros lugares, como por ejemplo al hablar de “El Vencedordonde afirmábamos que todos los santos tendrán parte en la primera resurrección.
Contra esto cabe responder que, puesto que San Juan es llevado en visión a “El Día del Señorno es extraño que sólamente vea a los Santos de esa época (cap. IV ss).
Además cabe recordar que los Apóstoles han de ser los jueces principales en el reino Milenario tal como lo prometió Jesús a San Pedro en Mt. XIX, 28, y sin embargo no están nombrados aquí.
Creemos que la razón de todo esto es para darnos a entender que este libro va dirigido principalmente a la última semana escatológica de Daniel y por consiguiente a los Santos que en ella tendrán parte:

Los Mártires del quinto Sello: durante los tres años y medio de la prédica de Elías.

Los Mártires del Anticristo: Al comienzo del reinado del Anticristo.

Los 144.000 sellados del cap. XIV: durante todo el reinado del Anticristo.

Como podemos ver tres Bienaventuranzas corresponden a los Mártires del Anticristo, dos a los Mártires del quinto sello, una a los Raptados y la última engloba los tres grupos juntos.

Por último, y como curiosidad notemos que así como San Juan nombra los bienaventurados de la Jerusalén Celeste, Daniel, a su vez, habla de los Bienaventurados que han de quedar en la tierra y tener parte en el Milenio como viadores cuando dice: “¡Bienaventurado el que espere y llegue a mil trescientos treinta y cinco días!” (XII, 12).

Valete!





[1] Un autor protestante dice haber encontrado más de cien, lo cual no nos extraña en absoluto. Nosotros mismos, sin dedicarnos a buscar septenarios sino solamente anotando los que hemos visto citados por los autores, ya hemos enumerado veinte.

[2] Straubinger cita a continuación III, 3 pero debemos recordar lo dicho AQUI aquí sobre este tema.