19. Y vi a la Bestia y a los reyes de la tierra y a sus ejércitos congregados, hacer la guerra contra el sentado sobre el caballo y contra su ejército.
Concordancias:
Θηρίον (Bestia): cfr. Apoc. XI, 7; XIII, 1-4.11-12.14-15.17-18; XIV, 9.11; XV, 2; XVI, 2.10.13; XVII, 3.7-8.11-13.16-17; XIX, 20; XX, 4.10. Ver Apoc. VI, 8; XVIII, 2.
Βασιλεῖς τῆς γῆς (los reyes de la tierra): cfr. Mt. XVII, 25; Hech. IV, 26; Apoc. I, 5; VI, 15; XVII, 2.18; XVIII, 3.9; XXI, 24.
γῆς (tierra): cfr. Apoc. I, 5.7; V, 3.6.10.13; VI, 13.15; X, 2.5-6.8; XI, 4; XIV, 7; XVII, 2.5.18; XVIII, 1.3.9; XIX, 2; XX, 8-9.11; XXI, 1.24. Ver Apoc. III, 10; VI, 4.8.10; VII, 1-3; VIII, 5.7.13; IX, 1.3-4; XI, 6.10.18; XII, 4.9.12-13.16; XIII, 3.8.11-14; XIV, 3.6.15-16.18-19; XVI, 1-2.18; XVII, 8; XVIII, 3.9.11.23-24.
Στρατεύματα (ejércitos): cfr. Mt. XXII, 7; Apoc. XIX, 14. Ver Apoc. IX, 16.
Συνηγμένα (congregados): cfr. Mt. III, 12; XIII, 30.47; XXII, 34.41; XXIV, 28; XXV, 24.26.32.35.38.43; XXVI, 3.57; XXVII, 17.27.62; XXVIII, 12; Mc. VII, 1; Lc. III, 17; XXII, 66; Jn. XI, 47.52; XV, 6; Hech. IV, 5.26-27.31; Apoc. XVI, 14.16; XIX, 17; XX, 8.
Πόλεμον (guerra): cfr. Mt. XXIV, 6; Mc. XIII, 7; Lc. XIV, 31; I Cor. XIV, 8; Apoc. IX, 7.9; XI, 7; XII, 7.17; XIII, 7; XVI, 14; XX, 8. Ver Lc. XXI, 9. Ver Apoc. II, 16; XII, 7; XIII, 4; XVII, 14; XIX, 11.
Καθημένου (sentado): cfr. Apoc. VI, 2.4-5.8; IX, 17; XII, 17; XIV, 14-16; XIX, 11.21.
Ἵππου (caballo): cfr. Apoc. VI, 4-5.8; VI, 2; IX, 7.9.17.19; XIV, 20; XVIII, 13; XIX,11.14.18.21.
Comentario:
Straubinger: “San Agustín cree que entre la muerte del Anticristo y el fin del mundo mediará un tiempo, al cual se refiere también Sto. Tomás diciendo: “Consolará el Señor a Sión (Is. LI, 3)… y a causa de esto, después de la muerte del Anticristo, será también doble la consolación: esto es, la paz y la multiplicación de la fe; porque entonces todos los judíos se convertirán a la fe de Cristo, viendo que fueron engañados: en aquellos días suyos, Judá será salvo e Israel vivirá tranquilamente y el nombre con que será llamado, helo aquí: Justo Señor nuestro (Jer. XXIII, 6)”.
Straubinger remite a XVI, 16; Is. XI, 4; II Tes. II, 8; Dan. VII, 21, a lo cual podría agregarse Sal. II.
Fillion: “Esta matanza es obra del mismo Cristo. Aunque hubiese un ejército numeroso, el Verbo de Dios parece ser el único que toma parte efectiva en el combate”.
20. Y fue cogida la Bestia y con ella el Falso Profeta, el que había hecho los signos delante de ella, con los cuales había engañado a los que habían recibido la marca de la Bestia y a los que se postran ante su imagen. Vivos fueron arrojados los dos al lago, el de fuego, del que arde con azufre.