domingo, 16 de junio de 2013

La extraña respuesta del ángel a San Juan prohibiéndole que lo venere

San Juan tiene, en dos oportunidades, hacia el final del Apocalipsis, un gesto un tanto extraño ante el ángel, y no es menos extraña aún la respuesta que obtiene.
La explicación de la “adoración” de San Juan al ángel ya la hemos dado AQUI, con lo cual ahora nos propondremos solamente tratar la respuesta del ángel.

Los textos son los siguientes:

XIX, 10: “Caí entonces a sus pies para postrarme ante él. Más él me dijo: “Guárdate de hacerlo. Yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos, los que tienen el testimonio de Jesús. Póstrate ante Dios. El testimonio de Jesús es el espíritu de profecía”.

XXII, 8-9: “Yo, Juan, soy el que he oído y visto estas cosas. Y cuando las oí y vi, caí ante los pies del ángel que me las mostraba, para postrarme ante él. Más él me dijo: “Guárdate de hacerlo, porque yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Póstrate ante Dios”.


I) En el primer caso ¿quiénes son los que tienen “el testimonio de Jesús”?

Como ya lo hemos dicho antes, este grupo se identifica con los Mártires del Anticristo.
Los lugares donde vemos este grupo son:

XII, 17: “Y se enfureció el dragón contra la Mujer, y se fue a hacer guerra contra el resto del linaje de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús”.

XX, 4: “Y vi tronos; y sentáronse en ellos, y les fue dado juzgar, y (vi) a las almas de los que habían sido degollados a causa del testimonio de Jesús y a causa de la Palabra de Dios y a los que no habían adorado a la bestia, ni a su estatua, ni habían aceptado la marca en sus frentes ni en sus manos”

A los cuales deben agregarse los siguientes:

XIII, 9-10: “Si alguno tiene oído, oiga: si alguno ha de ir al cautiverio, irá al cautiverio; si alguno ha de morir a espada, a espada morirá. En esto está la paciencia y la fe de los santos”.

XIV, 12-13:En esto está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Y oí una voz del cielo que decía: “Escribe: ¡Bienaventurado desde ahora los muertos que mueren en el Señor!

¿Y a qué viene, se preguntará el lector, esta respuesta del Ángel a San Juan?

Pues bien, la respuesta es sencilla: tras la destrucción de Babilonia el vidente escucha[1] lo que sucede en el cielo, donde los ángeles se alegran de su fin e invitan también a los mártires del Anticristo a regocijarse por su destrucción.

El hecho de que estamos ante los mártires del Anticristo se prueba por las siguientes razones:

a) Se trata de una voz “como de gran multitud”, la misma que el Vidente ve y escucha en el cielo cuando se le muestra “los que vienen de la gran tribulación”, cfr. VII, 9.14.

b) Los Santos y ángeles se alegran por la destrucción de Babilonia porque es en venganza por haber derramado “la sangre de sus siervos”. Estos no pueden ser sino los mártires del Anticristo, los cuales tienen una razón especialísima para alegrarse[2].

En resumen, es como si el ángel le dijera: “no te postres ante mí por esta maravillosa escena pues yo soy consiervo de aquellos que acabas de oír”.

II) En el segundo caso sucede algo muy parecido pero con los Mártires del Quinto Sello. Veamos:

XX, 4: “Y vi tronos; y sentáronse en ellos, y les fue dado juzgar, y (vi) a las almas de los que habían sido degollados a causa del testimonio de Jesús y a causa de la Palabra de Dios (mártires del quinto sello) y a los que no habían adorado a la bestia, ni a su estatua, ni habían aceptado la marca en sus frentes ni en sus manos”.

A lo cual podría agregarse estos pasajes:

III, 10: “Por cuanto has guardado la palabra de la paciencia mía Yo también te guardaré de la hora de la prueba, esa hora que ha de venir sobre todo el orbe, para probar a los que habitan sobre la tierra”.

VI, 9: “Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los degollados por la causa de la Palabra de Dios y por el Testimonio que mantuvieron”.

Como se ve “los que guardan las palabras de este libro” se identifican con los mártires del quinto sello, y no debe sorprendernos que a este grupo se le agreguen “los Profetas” puesto que son los jefes y líderes destos mártires.

Al igual que antes con los mártires del Anticristo vemos aquí dos razones por las cuales el Ángel le responde a San Juan hablando de los dos Testigos y de los mártires del quinto sello:

a) El ángel parece identificarlos a través de los primeros versículos del capítulo XXII cuando dice: “y el Nombre de Él estará en sus frentes”, lo cual es una alusión al premio al Vencedor de la Iglesia de Filadelfia: “… sobre él escribiré el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la que desciende del cielo viniendo de mi Dios, y el nombre mío nuevo”[3].

b) El v. 7 parece confirmar todo esto cuando dice: “Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro”, lo cual parece señalar como con el dedo a los mártires del quinto sello.

En definitiva, San Juan queda como asombrado ante el conocimiento de lo que sucede en el cielo con los mártires de la Septuagésima Semana, a saber los del quinto Sello y los del Anticristo, ante lo cual se postra en tierra, pero el ángel le indica que cese de hacerlo porque es consiervo de él y de esos mártires.

Nos parece que estas dos pequeñas visiones arrojan grandes luces en un par de cuestiones sobre las que volveremos en otra oportunidad, como son los primeros versículos del Apocalipsis (y una objeción que creemos no ha sido respondida satisfactoriamente) y las siete bienaventuranzas, pero no podemos extendernos más por ahora. Notemos sin embargo la importancia que para San Juan tienen estos mártires, a los cuales parece ir dirigido principal, y casi diríamos, únicamente el Apocalipsis.

Vale!




[1] En los vers. 1 y 6 San Juan dice que escucha y no que ve puesto que está en la tierra.

[2] En el vers. 5 se invita a alabar a Dios no sólo a los siervos (los muertos por el Anticristo) sino también a “los que teméis a Dios, los pequeños y los grandes”, los cuales parecen ser los que se convierten a la vista de la resurrección y asunción de los dos Testigos y que serán muertos también por el Anticristo. Cfr. AQUI.

[3] No afirmamos que este premio sea propio de los vencedores de la Iglesia de Filadelfia, sino que sólo decimos que la cita o alusión a esta Iglesia sirve para indicarnos de quién está hablando.