IX
Resumen
y Conclusiones
A través de los artículos precedentes hemos intentado seguir el hilo
conductor de esta formidable profecía.
Comenzamos dando una somera estructura
de los versículos 24-27 y allí dividíamos
la profecía en cuatro partes, a saber:
1) 7 Semanas
(v. 25a).
2) 62 Semanas
(v. 25b).
3) Intervalo
(v. 26).
4) 1 Semana (v.
27).
Luego, nos desviamos un tanto de los pasajes estrictamente proféticos
para centrarnos un poco más en el contexto inmediato y analizamos algunas
cuestiones relacionadas con el cautiverio de Nabucodonosor.
En la tercera parte buscamos
detallar el comienzo del año exacto de
la profecía, para lo cual analizamos las principales posibilidades.
Proseguimos analizando las diversas
teorías que han dado los exégetas, las cuales se pueden reducir a tres: la
profecía termina o en la época de los Macabeos, o en la primera Venida de
Nuestro Señor, o en la Segunda Venida, y optamos por esta última por varias
razones que allí dejamos señaladas.
Después pasamos a analizar la última
semana (v. 27) e indicamos que
es todavía futura para nosotros y que recién comenzará con la venida de Elías y la conversión de muchos judíos.
Y para terminar finalizamos analizando el v. 26 que mira a la entrada
triunfal en Jerusalén de Cristo Rey el domingo de Ramos y aventuramos por
vía de hipótesis la fecha exacta de su realización.
Nos parece que nuestra interpretación, no del todo nuestra por cierto
sino apoyada en diversos autores y Padres, tiene la ventaja, a grandes rasgos,
de presentar una exégesis natural, literal, sin cuestiones forzadas.
Seguramente se podrán rever algunas cosas, y de hecho nosotros reconocimos
algunas dificultades, pero nos parece que en
líneas generales por lo menos, la exégesis de la profecía debe ir por estos
cauces.
Nos parece que otra de sus ventajas es la de ayudar a explicar las dos
principales profecías del Nuevo Testamento: el Discurso Parusíaco (Mt. XXIV
y Mc XIII) y el Apocalipsis, las cuales no
son más que un desarrollo cada vez mayor de la septuagésima semana, y es
por ello que no sorprende que en muchos
casos la causa de los errores en la exégesis de estas dos profecías haya que
buscarlas en una mala comprensión (cuando no en un completo olvido) de la profecía
de Daniel.
Sin dudas quedan muchísimas cosas por analizar sobre las Setenta Semanas
pero nuestro fin principal era más que nada trazar las líneas generales para
poder observar su aplicación en el Discurso Parusíaco y, sobre todo, en el
Apocalipsis, lo cual esperamos poder hacerlo pronto.
Vale!