lunes, 28 de abril de 2014

Las LXX Semanas de Daniel, IX. Resumen y Conclusiones

IX

Resumen y Conclusiones

A través de los artículos precedentes hemos intentado seguir el hilo conductor de esta formidable profecía.

Comenzamos dando una somera estructura de los versículos 24-27 y allí dividíamos la profecía en cuatro partes, a saber:

1) 7 Semanas (v. 25a).

2) 62 Semanas (v. 25b).

3) Intervalo (v. 26).

4) 1 Semana (v. 27).


Luego, nos desviamos un tanto de los pasajes estrictamente proféticos para centrarnos un poco más en el contexto inmediato y analizamos algunas cuestiones relacionadas con el cautiverio de Nabucodonosor.

En la tercera parte buscamos detallar el comienzo del año exacto de la profecía, para lo cual analizamos las principales posibilidades.

Proseguimos analizando las diversas teorías que han dado los exégetas, las cuales se pueden reducir a tres: la profecía termina o en la época de los Macabeos, o en la primera Venida de Nuestro Señor, o en la Segunda Venida, y optamos por esta última por varias razones que allí dejamos señaladas.

Después pasamos a analizar la última semana (v. 27) e indicamos que es todavía futura para nosotros y que recién comenzará con la venida de Elías y la conversión de muchos judíos.

Y para terminar finalizamos analizando el v. 26 que mira a la entrada triunfal en Jerusalén de Cristo Rey el domingo de Ramos y aventuramos por vía de hipótesis la fecha exacta de su realización.

Nos parece que nuestra interpretación, no del todo nuestra por cierto sino apoyada en diversos autores y Padres, tiene la ventaja, a grandes rasgos, de presentar una exégesis natural, literal, sin cuestiones forzadas. Seguramente se podrán rever algunas cosas, y de hecho nosotros reconocimos algunas dificultades, pero nos parece que en líneas generales por lo menos, la exégesis de la profecía debe ir por estos cauces.

Nos parece que otra de sus ventajas es la de ayudar a explicar las dos principales profecías del Nuevo Testamento: el Discurso Parusíaco (Mt. XXIV y Mc XIII) y el Apocalipsis, las cuales no son más que un desarrollo cada vez mayor de la septuagésima semana, y es por ello que no sorprende que en muchos casos la causa de los errores en la exégesis de estas dos profecías haya que buscarlas en una mala comprensión (cuando no en un completo olvido) de la profecía de Daniel.

Sin dudas quedan muchísimas cosas por analizar sobre las Setenta Semanas pero nuestro fin principal era más que nada trazar las líneas generales para poder observar su aplicación en el Discurso Parusíaco y, sobre todo, en el Apocalipsis, lo cual esperamos poder hacerlo pronto.


Vale!