En su interesante estudio
sobre La Ordenación de los Diáconos en el N. T. y comparación de la jerarquía eclesiástica con la angélica,
Ramos García daba una nueva división
que nos pareció mucho más atendible y sólida que la que tradicionalmente se encuentra
en los autores.
Con este estudio lo que
hemos querido hacer ha sido profundizar un poco más las líneas generales del
sabio exégeta español.
También nos parece que
ayudará (re)leer ESTO que publicamos hace algunos días.
Antes de pasar a los
textos será bueno recordar, a grandes rasgos, la nueva división:
I) Tronos (θρόνοι).
II) Dominaciones (κυριότητες).
II.a) Potestades (ἐξουσίαι).
III) Principados: (ἀρχαὶ).
III.a) Virtudes (δυνάμεως):
Según Ramos García estas serían las cinco clases de ángeles. Los cuatro
restantes, a saber: Querubines, Serafines, Arcángeles y Ángeles, se identificarían
con los Tronos (Querubines y Serafines), Principados (Arcángeles), y Virtudes y
Arcángeles[1] (Ángeles).
Otra
aclaración para tener en cuenta es que las Dominaciones
tienen a su cargo Potestades y los Principados tienen bajo su mando Virtudes, mientras que los Tronos no parecen tener a nadie bajo su dependencia.
Ya veremos más adelante
cuán acertada nos parece esta división y las interesantes consecuencias que se
siguen délla.
Para todo esto que hemos
dicho será bueno (re)leer, sobre todo, la III y IV parte del artículo supra citado.
Dando por supuesta la
división de Ramos García, pasemos a
recorrer las Escrituras.
Continuabitur...
[1] Parece que el
término ángel es usado indistintamente no sólo para las Virtudes sino también
para los Arcángeles, como es el caso de San
Gabriel que se aparece a Zacarías
y a la Virgen (Lc. I-II) y que es llamado simplemente
“ángel”, y lo mismo pasa en el Apocalipsis, si nuestra conjetura sobre San Gabriel y los ángeles de
las siete Trompetas es cierta, como así también en Tobías XII, 15.
Todo parecería indicar, pues, que el término ángel es tomado en la
Escritura en forma genérica y según su etimología para designar aquellos
espíritus que son “nuncios”, “legados”, “enviados” ante los hombres; que eso y
no otra cosa significa la palabra ángel.
Cfr. Apoc. V, 6.