martes, 1 de abril de 2014

La Jerarquía Angélica (I de VII)

En su interesante estudio sobre La Ordenación de los Diáconos en el N. T. y comparación de la jerarquía eclesiástica con la angélica, Ramos García daba una nueva división que nos pareció mucho más atendible y sólida que la que tradicionalmente se encuentra en los autores.
Con este estudio lo que hemos querido hacer ha sido profundizar un poco más las líneas generales del sabio exégeta español.
También nos parece que ayudará (re)leer ESTO que publicamos hace algunos días.

Antes de pasar a los textos será bueno recordar, a grandes rasgos, la nueva división:


I) Tronos (θρόνοι).

II) Dominaciones (κυριότητες).

II.a) Potestades (ἐξουσίαι).

III) Principados: (ἀρχαὶ).

III.a) Virtudes (δυνάμεως):

Según Ramos García estas serían las cinco clases de ángeles. Los cuatro restantes, a saber: Querubines, Serafines, Arcángeles y Ángeles, se identificarían con los Tronos (Querubines y Serafines), Principados (Arcángeles), y Virtudes y Arcángeles[1] (Ángeles).

Otra aclaración para tener en cuenta es que las Dominaciones tienen a su cargo Potestades y los Principados tienen bajo su mando Virtudes, mientras que los Tronos no parecen tener a nadie bajo su dependencia.

Ya veremos más adelante cuán acertada nos parece esta división y las interesantes consecuencias que se siguen délla.

Para todo esto que hemos dicho será bueno (re)leer, sobre todo, la III y IV parte del artículo supra citado.

Dando por supuesta la división de Ramos García, pasemos a recorrer las Escrituras.


Continuabitur...






[1] Parece que el término ángel es usado indistintamente no sólo para las Virtudes sino también para los Arcángeles, como es el caso de San Gabriel que se aparece a Zacarías y a la Virgen (Lc. I-II) y que es llamado simplemente “ángel”, y lo mismo pasa en el Apocalipsis, si nuestra conjetura sobre San Gabriel y los ángeles de las siete Trompetas es cierta, como así también en Tobías XII, 15.
Todo parecería indicar, pues, que el término ángel es tomado en la Escritura en forma genérica y según su etimología para designar aquellos espíritus que son “nuncios”, “legados”, “enviados” ante los hombres; que eso y no otra cosa significa la palabra ángel. Cfr. Apoc. V, 6.