VII
Destinatarios
Ríos de tinta se han vertido
sobre este tema. Lamentablemente, las mejores páginas no fueron escritas por Castellani.
En página 223 dice
(énfasis nuestro):
“Cuando escribía – o
recitaba – Juan, los cristianos
tenían delante y encima una situación intolerable: matados y torturados en
formas bestiales y satánicas, calumniados en todas formas, tachados de
criminales, degenerados y "enemigos del mismo género humano", sólo
los milagros o el Milagro pudo hacer que no se extinguieran, antes se multiplicaran
incesantemente; hasta que Constantino
vio que había que apoyarse, incluso políticamente, en ellos. Para consolar y corroborar a éstos se
escribió primordialmente el "Librito". De ahí su fuerza, que
hoy alguno dio en llamar "ferocidad".
La Real Academia define primordial como: “Primitivo, primero. Se dice del principio fundamental de
cualquier cosa”.
Según esto, se trataría no
de una primacía de tiempo simplemente
sino de algo más. Si Castellani
hubiera dicho “primeramente”, uno lo podría haber entendido (sin estar de
acuerdo, de todas formas) como una alusión a la figura del Tipo y Antitipo.
Creemos que Castellani se contradice cuando afirma
en varios lugares que las persecuciones romanas fueron el tipo de las del Anticristo.
En efecto Castellani comenta (énfasis nuestros):
“Mas el trabajo del orador Bossuet no ha sido inútil: ha servido para
dejar determinado con toda evidencia el contenido ocasional del libro de
las Veinte Visiones, o sea, lo que llamamos el typo. Toda la
Persecución de la Iglesia, y la Última que es la Suprema y Decisiva, están
vistas a través de la entonces presente Persecución Romana. Por lo demás Bossuet hace constar claramente que su
sistema no excluye un sentido esotérico más profundo del Apokalypsis…”. (Pag.
81)
“San Juan habría anoticiado a los fieles el nombre del typo del
Anticristo, el monstruoso primer Perseguidor[1]; en cuanto al antitypo, el
verdadero y último Anticristo, nada podemos saber todavía.” (Pag. 176)
Veremos más tarde que San Juan tomó los elementos de su profecía sobre
el último siglo de las circunstancias que lo rodeaban en aquel primer siglo; es
decir, vio la última Persecución al trasluz de la Primera (typo y antitypo);
lo mismo que hizo Cristo en su
Sermón Esjatológico en Mateo, XXIV profetizando
a la vez la destrucción de Jerusalén y la Parusía. (Pag. 177)
Al hablar de la figura del
tipo y antitipo a través de sus obras, Castellani
siempre dice que el objeto principal
de toda profecía es el antitipo y que el tipo no es más que la ocasión. Sin embargo en la cita que
dimos al comienzo nos dice que el Apocalipsis fue escrito primordialmente para los cristianos perseguidos contemporáneos de San Juan.
Además Castellani coincide acá con una de las principales tesis de la escuela
histórica. Allo, Billot, Bover y un largo etcétera aplauden.
Todos ellos podrían haber firmado tranquilamente ese párrafo. Una verdadera
lástima.
No hay en el Apocalipsis
una sóla alusión a las persecuciones romanas si no es en la iglesia de Esmirna,
cuando habla de “la tribulación de diez días”. Fuera destas palabras, no
encontramos absolutamente nada.
Creemos, siguiendo a Lacunza y tal como lo hemos dicho en varias
oportunidades, que a partir del capítulo
IV en adelante no se ha cumplido “ni una coma” del Apocalipsis y que el
mismo mira (esto ya es nuestro) primordialmente
las dos clases de mártires de la septuagésima semana daniélica: los que hemos
dado en llamar “los mártires del quinto sello” y “los mártires del Anticristo”.
En definitiva, el
Apocalipsis no es, pues, un libro de consuelo para los mártires del cristianismo
primitivo. Simplemente porque no habla déllos.
Vale!
[1] Castellani habla aquí de Nerón, ¡pero
éste hacía casi 30 años que había muerto! Resulta, pues, que según esto, el
tipo de una profecía puede ser sobre algo pasado,
cuando en otras ocasiones nos dice lo contrario.