martes, 23 de julio de 2013

La Marca de la Bestia

Obviamente no vamos a pretender responder a uno de los más grandes misterios del Apocalipsis y de toda la Escritura. Tampoco es necesario. Además creemos que tal vez la revelación de la cifra de la Bestia y su significado competa a Elías, tal vez junto con alguna otra como puede ser la de los siete truenos.
Sin embargo queremos llamar la atención sobre un aspecto de la marca de la Bestia que no hemos visto en otros autores y que podría servir para algo.

Veamos.

En el capítulo XIII leemos:

XIII, 16-17: “Y hace que a todos, los pequeños y los grandes y los ricos y los pobres y los libres y los siervos, se les ponga una marca en su mano derecha o sobre su frente a fin de que nadie pudiese comprar ni vender excepto aquel que tiene la marca, el nombre de la bestia o la cifra de su nombre”.


Según esto, si no leemos mal, la marca de la Bestia va a ser de dos clases diversas: por un lado el nombre y por el otro la cifra de su nombre. No estamos diciendo que todos los que lleven la marca tendrán ambas cosas, sino que, por el contrario, nos parece que algunos llevarán el nombre y otros la cifra de su nombre. ¿Pero quiénes llevarán qué y cómo saberlo?
La respuesta nos parece que está en el cap. XIV donde leemos:

9. Y otro ángel, un tercero los siguió diciendo con gran voz: “si alguno adora (culto de latría) a la bestia y a su imagen y recibe su marca en la frente o en la mano,
10. él también beberá del vino del furor de Dios, vino puro mezclado en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre, ante los santos ángeles y ante el Cordero.
11. Y el humo de su suplicio sube por los siglos de los siglos; y no tienen descanso día ni noche los que adoran (culto de latría) a la Bestia y a su imagen y si alguno recibe la marca de su nombre”.

Al hablar sobre El Uso del Verbo Adorar en el Apocalipsis decíamos que este versículo se aplicaba a los que adoran a la Bestia con culto de latría y no a los que meramente se postran ante ella.
Ahora bien, el versículo 11 identifica a este grupo de personas diciendo que reciben “la marca de su nombre” y notemos bien que no dice “la marca de la Bestia” o “la marca de la cifra de su nombre”, con lo cual todo parece indicar que los que adoren a la Bestia con culto de latría han de recibir como “premio” el llevar como marca el nombre de la Bestia, mientras que aquellos que sólamente la reverencien llevarán sobre su mano o frente su cifra, que será algo así como una clave del nombre de la Bestia, nombre que seguramente desconocerán, mientras que “el que tiene sabiduría” podrá conocerlo.

Creemos que un repaso por aquellos pasajes donde se habla del nombre, la cifra y la marca podrá ser de alguna utilidad.


I) Cifra:

XIII, 18: “Aquí la sabiduría: quien tiene entendimiento calcule la cifra de la Bestia. Porque es cifra de hombre, y su cifra es seiscientos sesenta y seis”.

XV, 2: “Y vi como un mar de cristal mezclado con fuego, y a los vencedores que escaparon de la Bestia y de su imagen y de la cifra de su nombre”.

II) Nombre:

XIII, 1: Y del mar vi subir una bestia con diez cuernos y siete cabezas, y sobre sus cuernos diez diademas, y sobre sus cabezas nombres de blasfemia.

XVII, 3: “Y me llevó a un desierto en espíritu; y vi a una mujer sentada sobre una bestia purpúrea, repleta de nombres de blasfemias, que tenía siete cabezas y diez cuernos”.

XVII, 5: “Escrito sobre su frente tenía un nombre, un misterio: Babilonia, la grande, la madre de los fornicarios y de las abominaciones de la tierra”.

III) Marca:

XVI, 2: “Fue el primero y derramó su copa sobre la tierra, y se produjo una úlcera horrible y maligna en los hombres que tenían la marca de la bestia y se postraban ante su estatua”.

XIX, 20: Y la Bestia fue presa, y con ella el falso Profeta, que delante de ella había hecho los prodigios, por medio de los cuales había seducido a los que recibieron la marca de la Bestia y a los que se postraron ante su estatua”.

XX, 4: “Y vi tronos; y sentáronse en ellos, y les fue dado juzgar, y (vi) a las almas de los que habían sido degollados a causa del testimonio de Jesús y a causa de la Palabra de Dios, y a los que no habían adorado a la Bestia ni a su estatua, ni habían aceptado la marca en sus frentes ni en sus manos”.

Los vencedores de la Bestia de los que habla el capítulo XV son obviamente los Mártires del Anticristo como puede verse AQUI. Ahora bien, es interesante que se diga que ellos escaparon de la cifra de su nombre y no del nombre de la Bestia, ya que de esta forma se ve que la tentación va a ser mucho más sutil, es decir, al común de la gente (y al común de los cristianos) no se le va a exigir que adore a la Bestia sino tan sólo que la reverencie.
En cambio, aquellos que adoren a la Bestia, es decir “los habitantes de la tierra”, como lo dejamos dicho en el primero de los artículos citados, han de llevar sobre sus manos o frentes el nombre de la Bestia.

No sabemos si el nombre misterioso de Babilonia tendrá algo que ver con el nombre de la Bestia, pero lo que sí parece cierto es que el Apocalipsis marca un contraste entre el nombre de la Bestia y el de Dios.
Por un lado se dice que la boca que se le da a la Bestia blasfema del nombre de Dios (XIII, 6. Cfr. XVI, 9 y Dan. VII, 8.20.25), luego se identifica a los adoradores de la Bestia diciendo: “Y lo adorarán (a la Bestia) todos los habitantes de la tierra, cuyo nombre no está escrito, desde la fundación del mundo, en el libro de la vida del Cordero inmolado” (XIII, 8 y XVII, 8); luego vemos a los 144.000 vírgenes con el nombre de Dios Padre y de Dios Hijo en sus frentes (XIV, 1); en XV, 4 se dice que todos han de glorificar y temer el Nombre de Dios, en el cap. XIX, vemos venir al Verbo de Dios con un nombre que nadie conoce, a destruir a las dos Bestias y sus ejércitos y en III, 5 vemos que Jesús promete al vencedor no borrar su nombre del libro de la vida y confesarlo delante de Su Padre y de sus Ángeles, mientras que en III, 12 promete escribir sobre él el nombre de Dios, el de la nueva Jerusalén y su nombre nuevo (cfr. también XX, 4).

He aquí nuestra conjetura sobre la marca de la Bestia. Queda planteada como mera hipótesis y tal vez como mero esbozo para subsiguientes desarrollos.


Vale!