Obviamente no vamos a pretender responder a uno de los más grandes
misterios del Apocalipsis y de toda la Escritura. Tampoco es necesario. Además
creemos que tal vez la revelación de la cifra de la Bestia y su significado
competa a Elías, tal vez junto con alguna otra como puede ser la de los
siete truenos.
Sin embargo queremos llamar la atención sobre un aspecto de la marca
de la Bestia que no hemos visto en otros autores y que podría servir para
algo.
Veamos.
En el capítulo XIII leemos:
XIII, 16-17: “Y hace que a todos, los pequeños y los grandes y los ricos y los pobres y
los libres y los siervos, se les ponga una marca en su mano derecha o sobre su
frente a fin de que nadie pudiese comprar
ni vender excepto aquel que tiene la marca, el nombre de la
bestia o la cifra de su nombre”.
Según
esto, si no leemos mal, la marca de la Bestia va a ser de dos clases diversas:
por un lado el nombre y por el otro la cifra de su nombre. No
estamos diciendo que todos los que lleven la marca tendrán ambas cosas, sino
que, por el contrario, nos parece que algunos llevarán el nombre y otros la
cifra de su nombre. ¿Pero quiénes llevarán qué y cómo saberlo?
La
respuesta nos parece que está en el cap. XIV donde leemos:
9. Y
otro ángel, un tercero los siguió diciendo con gran voz: “si alguno adora (culto
de latría) a la bestia y a su imagen y recibe su marca en la frente o en la
mano,
10. él
también beberá del vino del furor de Dios, vino puro mezclado en el cáliz de su
ira; y será atormentado con fuego y azufre, ante los santos ángeles y ante el
Cordero.
11. Y
el humo de su suplicio sube por los siglos de los siglos; y no tienen descanso
día ni noche los que adoran (culto de latría) a la Bestia y a su imagen
y si alguno recibe la marca de su nombre”.
Al
hablar sobre El Uso del Verbo Adorar en el Apocalipsis decíamos que este versículo se
aplicaba a los que adoran a la Bestia con culto de latría y no a los que
meramente se postran ante ella.
Ahora
bien, el versículo 11 identifica a este grupo de personas diciendo que
reciben “la marca de su nombre” y notemos bien que no dice “la marca de la
Bestia” o “la marca de la cifra de su nombre”, con lo cual todo parece indicar
que los que adoren a la Bestia con culto de latría han de recibir como “premio”
el llevar como marca el nombre de la Bestia, mientras que aquellos que sólamente
la reverencien llevarán sobre su mano o frente su cifra, que será algo
así como una clave del nombre de la Bestia, nombre que seguramente
desconocerán, mientras que “el que tiene sabiduría” podrá conocerlo.
Creemos
que un repaso por aquellos pasajes donde se habla del nombre, la cifra
y la marca podrá ser de alguna utilidad.
I) Cifra:
XIII,
18: “Aquí la
sabiduría: quien tiene entendimiento calcule la cifra de la Bestia.
Porque es cifra de hombre, y su cifra es seiscientos sesenta y
seis”.
XV,
2: “Y vi como un
mar de cristal mezclado con fuego, y a los vencedores que escaparon de la
Bestia y de su imagen y de la cifra de su nombre”.
II)
Nombre:
XIII,
1: Y del mar vi subir una bestia con diez cuernos y siete cabezas, y sobre
sus cuernos diez diademas, y sobre sus cabezas nombres de blasfemia.
XVII, 3: “Y me llevó a un desierto en espíritu; y vi a una mujer sentada sobre
una bestia purpúrea, repleta de nombres de blasfemias, que tenía siete
cabezas y diez cuernos”.
XVII, 5: “Escrito sobre su frente tenía un nombre, un misterio:
Babilonia, la grande, la madre de los fornicarios y de las abominaciones de la
tierra”.
III)
Marca:
XVI, 2: “Fue el primero y derramó su copa sobre la tierra, y se produjo una
úlcera horrible y maligna en los hombres que tenían la marca de la bestia
y se postraban ante su estatua”.
XIX, 20: Y la Bestia fue presa, y con ella el falso Profeta, que delante de
ella había hecho los prodigios, por medio de los cuales había seducido a los
que recibieron la marca de la Bestia y a los que se postraron ante su
estatua”.
XX, 4:
“Y vi tronos; y sentáronse en ellos, y les fue dado juzgar, y (vi) a las
almas de los que habían sido degollados a causa del testimonio de Jesús y a
causa de la Palabra de Dios, y a los que no habían adorado a la Bestia ni a su
estatua, ni habían aceptado la marca en sus frentes ni en sus manos”.
Los
vencedores de la Bestia de los que habla el capítulo XV son obviamente los Mártires
del Anticristo como puede verse AQUI. Ahora bien, es interesante que
se diga que ellos escaparon de la cifra de su nombre y no del nombre de
la Bestia, ya que de esta forma se ve que la tentación va a ser mucho más
sutil, es decir, al común de la gente (y al común de los cristianos) no se le
va a exigir que adore a la Bestia sino tan sólo que la reverencie.
En
cambio, aquellos que adoren a la Bestia, es decir “los habitantes de la tierra”, como lo dejamos dicho en el primero de los artículos citados, han de llevar sobre sus manos o
frentes el nombre de la Bestia.
No sabemos si el nombre misterioso de Babilonia tendrá algo que ver con
el nombre de la Bestia, pero lo que sí parece cierto es que el Apocalipsis
marca un contraste entre el nombre de la Bestia y el de Dios.
Por un lado se dice que la boca que se le da a la Bestia blasfema del
nombre de Dios (XIII, 6. Cfr. XVI, 9 y Dan. VII, 8.20.25),
luego se identifica a los adoradores de la Bestia diciendo: “Y lo adorarán (a la Bestia)
todos los habitantes de la tierra, cuyo nombre no está escrito, desde la
fundación del mundo, en el libro de la vida del Cordero inmolado” (XIII, 8
y XVII, 8); luego vemos a los 144.000 vírgenes con el nombre de Dios
Padre y de Dios Hijo en sus frentes (XIV, 1); en XV, 4 se
dice que todos han de glorificar y temer el Nombre de Dios, en el cap.
XIX, vemos venir al Verbo de Dios con un nombre que nadie conoce,
a destruir a las dos Bestias y sus ejércitos y en III, 5 vemos que Jesús
promete al vencedor no borrar su nombre del libro de la vida y
confesarlo delante de Su Padre y de sus Ángeles, mientras que en III, 12
promete escribir sobre él el nombre de Dios, el de la nueva Jerusalén y su
nombre nuevo (cfr. también XX, 4).
He aquí nuestra conjetura sobre la marca de la Bestia. Queda planteada
como mera hipótesis y tal vez como mero esbozo para subsiguientes
desarrollos.
Vale!