Pasamos ahora a la parte más importante del
Discurso. Veamos, como de costumbre, los textos y luego los sometamos a un pequeño análisis.
Tener en cuenta la exégesis de Lc XXI que ya
habíamos dado AQUI.
Mateo
XXIV
15 "Cuando veáis, pues, la abominación de la
desolación, de la que habló el profeta Daniel, estando (de pie) en el Lugar
Santo -el que lee, entiéndalo-,
16 entonces, los que estén en la Judea, huyan
a las montañas;
17 quien se encuentre en la terraza, no baje a
recoger las cosas de la casa;
18 quien se encuentre en el campo, no vuelva
atrás para tomar su manto.
19 ¡Ay de las que estén encintas y de las que críen
en aquellos días!
20 Rogad, pues, para que vuestra huida no acontezca
en invierno ni en día de sábado.
21 Porque habrá entonces, grande tribulación, cual
no la hubo desde el principio del mundo hasta ahora ni la habrá más.
22 Y si aquellos días no fueren acortados, nadie se
salvaría; más en razón de los elegidos serán acortados esos días.
23 "Si entonces os dicen: "Ved, el Cristo
está aquí o aquí”, no lo creáis.
24 Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas,
y harán señales grandes y prodigios, hasta el punto de desviar, si fuera
posible, aún a los elegidos.
25 ¡Mirad que os lo he predicho!
Marcos
XIII
14 "Más cuando veáis la abominación de la
desolación estando él (de pie) allí donde no debe – ¡entienda el que lee!-, entonces, los que estén en la Judea, huyan a las montañas;
15 quien se encuentre en la azotea, no baje ni
entre a recoger nada de su casa;
16 quien se encuentre en el campo, no vuelva
atrás para tomar su manto.
17 ¡Ay de las que estén encintas y de las que críen
en aquellos días!
18 Rogad, pues para que no acontezca en invierno.
19 Porque habrá en aquellos días tribulación tal,
cual no la hubo desde el principio de la creación que hizo Dios, hasta el
presente, ni la habrá.
20 Y si el Señor no hubiese acortado los días,
ningún viviente escaparía; más a causa de los escogidos que El eligió, ha acortado
esos días.
21 Y si entonces os dicen: "Ved, el Cristo está
aquí”, “ved, está allí”, no lo creáis.
22 Porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas, que harán señales
y prodigios para descarriar aún a los elegidos, si fuera posible.
23. Vosotros, pues, estad alerta; ved que os lo he
predicho todo”.
Lucas
XXI
20 "Más cuando veáis a Jerusalén cercada por
ejércitos, sabed entonces que su desolación está cerca.
21 Entonces, los que estén en la Judea, huyan
a las montañas; y los que estén en
medio de ella, salgan fuera; y los que estén en los campos, no vuelvan a
entrar;
22 porque días de venganza son éstos, de cumplimiento
de todo lo que está escrito.
23 ¡Ay de las que estén encintas y de las que críen
en aquellos días! Porque habrá gran apretura sobre la tierra, y gran cólera contra
este pueblo.
24 Y caerán a filo de es-pada, y serán deportados a
todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que el
tiempo de los gentiles se cumpla.
Notas lingüísticas:
Zerwick:
Lc (20): “ἤγγικεν” (está cerca) v. 8”.
Es
decir, es como si Nuestro Señor les dijera: “en aquel entonces los falsos
profetas dirán “el tiempo (del Mesías) está cerca, pero en verdad lo que estará
cerca no es sino la desolación de Jerusalén”.
Notar
la diferencia en Mt (21) y Mc (19): θλίψις μεγάλη (gran tribulación)
– θλίψις (tribulación como nunca hubo) respectivamente y Lc
(23): ἀνάγκη μεγάλη (gran apretura).
Lc.
(23): “τῆς γῆς:
la tierra = Palestina, Judea”.
Lc.
(24): ἔθνη, ἐθνῶν,
ἐθνῶν = naciones-gentiles. Misma palabra siempre.
Notar
la similitud de la construcción deste versículo con el cap. XI del Apocalipsis:
Lc. (24): και πεσουνται στοματι
μαχαιρης και αιχμαλωτισθησονται εις τα εθνη παντα και ιερουσαλημ εσται πατουμενη υπο εθνων αχρις ου πληρωθωσιν [και
εσονται] καιροι εθνων.
Apoc. (XI, 2): καὶ τὴν αὐλὴν τὴν ἔξωθεν τοῦ ναοῦ ἔκβαλε ἔξωθεν
καὶ μὴ αὐτὴν μετρήσῃς, ὅτι ἐδόθη τοῖς ἔθνεσιν καὶ τὴν πόλιν τὴν ἁγίαν πατήσουσιν μῆνας τεσσεράκοντα [καὶ] δύο.
Pirot:
Mc (20): “Κύριος, sin artículo, corresponde a
Yahvé”.
Joüon:
Mt. (16): “Siendo que la Judea es un
país montañoso, las ὄρη (montañas) a las que hay que huir
son las del desierto. Puede pensarse en las regiones montañosas desérticas más
allá del mar Muerto. Cfr. in XVIII, 12”.
Fillion:
Lc (24): “Et
Jerusalem calcabitur…: el giro griego ἔσται πατουμένη es más expresiva que el simple futuro y denota un hecho permanente”.
Bien. Llegamos
aquí a la parte más importante del sermón en la cual Nuestro Señor comienza a
responder las preguntas de los Apóstoles.
Como
indican los autores, tiene lugar aquí una nueva parte del discurso.
Como se
recordará por lo dicho antes, la pregunta que le formularon a Jesús fue
doble y sobre dos sucesos diversos:
1) Cuándo iba a suceder la destrucción del Templo y cuál
sería la señal (Lc XXI, 7).
2) Cuándo iba a suceder la Parusía y cuál sería la señal
(Mt. XXIV, 3 y Mc. XIII, 4).
Aquí
Nuestro Señor indica la señal de ambos sucesos: en el caso de la
destrucción del Templo la señal es el sitio de Jerusalén, mientras que
la señal de la Parusía es la abominación de la desolación en el Lugar Santo.
Veamos
primero las diferencias entre Mt y Mc, y luego pasemos a las de
ambos con Lc.
Dejando
otras diferencias menores de estilo pueden identificarse las siguientes:
1) Mt. 15 agrega “predicha por el profeta Daniel”, y
especifica cuál es el lugar donde no debe estar la abominación de la desolación:
“el lugar Santo”.
2) Mt. 20 agrega que debe rogarse para que la huída no suceda en sábado,
cosa callada por Mc.
3) Mt. 21 indica que la tribulación será “grande”.
La
razón principal de todas estas diferencias se encuentra en el hecho de los
distintos destinatarios. El Evangelio de Mt forma parte de la
predicación de San Pedro a los judíos (“predicación jerosolimitana”)
mientras que la de Mc corresponde a la prédica a los romanos (“predicación
Romana”) con lo cual se entiende la referencia al Profeta Daniel, el
nombrar el Lugar Santo[1], la
referencia al sábado[2] y también
el calificativo de “grande” con respecto a la tribulación, término que
parecería tener un sentido bien específico. Cosas todas evidentemente extrañas
a los gentiles a quienes S. Marcos
dirigió su evangelio, las cuales o bien podían no entender o al menos les
podría resultar extraña. En todo caso es sabido que San Marcos busca evitar muchas veces todo lo que tenga sabor semita
y cuando no lo hace por lo menos aclara su significado[3].
No vemos
razón alguna para que estas diferencias sean debidas al agregado de Mt, sino
que por el contrario nos parece que corresponden al discurso original. No hay, a
priori, ningún motivo que nos fuerce a creer que aquí el texto de Mc
es el original, mientras que a favor del texto de Mt militan más de una
razón. La primera es que toda esta perícopa del discurso de Mc y Mt.
va dirigida a los judíos, o por lo menos a los habitantes de la Judea, con lo
cual el acento semita se entiende claramente. En segundo lugar no debe
olvidarse que no sería esta la primera vez en la cual Mc cambia términos
estrictamente judíos por su equivalente, como fue el caso del versículo 4
en el cual la pregunta de los discípulos está formulada de la siguiente manera:
“Dinos ¿cuándo será esto? Y al estar esas cosas a punto de consumarse
todas ¿cuál será la señal?", mientras que Mt en su versículo 3
nos trae la pregunta detallada al decir: “Dinos cuándo será esto, y cuál será
la señal de tu Parusía y de la consumación del siglo”. Aquí es
entendible que los Apóstoles pregunten con precisión sobre la Parusía y la
consumación del siglo, como también que Mc (y por ende San Pedro en su catequesis a los romanos) en lugar de referirse a esos dos términos
ignotos para sus oyentes[4] modificara
las palabras. Por último, en tercer lugar, si bien podrían tomarse las
alusiones de Mt. al profeta Daniel, al Lugar Santo y a la gran
tribulación como meras aclaraciones, sería sin embargo muy difícil explicar por
esta vía o por cualquier otra la adición del sábado.
Diferencias
entre los textos de Mt-Mc y Lc.
Las
diferencias entre los dos textos no son pocas ni de menor importancia. Veamos:
1) En primer lugar tenemos el signo: abominación de la desolación por un lado
y sitio a Jerusalén por el otro.[5]
2) Mt y Mc no hablan para nada de
los habitantes de Jerusalén mientras
que Lc en su vers. 21 dice: “Entonces, los que estén en la Judea,
huyan a las montañas; y los que estén en medio de ella, salgan fuera; y
los que estén en los campos, no vuelvan a entrar”.
3) Lc en su versículo 22 hace referencia a las Escrituras indicando
que esos sucesos ya habían sido profetizados.
4) Mt (17 y 18) y Mc (15 y 16)
indican una huida rápida, mientras
que en Lc (21) no se encuentra tal precipitación.
5) Mt y Mc piden que los fieles
recen para que la huida no sea ni en
sábado ni en invierno.
6) La razón no es la misma en los dos casos: en
Mt y Mc se indica como motivo el que habrá una gran tribulación cual nunca hubo ni la
habrá mientras que Lc indica que habrá una gran cólera contra el pueblo judío.
7) La razón por la que se compadece de las
embarazadas y lactantes no es la misma. En Mt. y en Mc. se habla
de la dificultad de la huída, mientras que en Lc se da como razón la
apretura y cólera contra Israel.
8) Sólo Lc menciona las consecuencias, a saber: muerte y dispersión del pueblo judío por
todas las naciones, hasta que el tiempo de las naciones se cumpla.
9) Alusión en Mt y Mc al acortamiento de los días, por amor a los
escogidos.
10) Mt y Mc hacen referencia a los
falsos cristos y falsos profetas.
11) Advertencia de Jesús (en Mt y Mc)
de haber predicho estos acontecimientos.
Hasta
aquí la primera parte de esta sección dedicada más que nada a analizar las diferencias
entre los sinópticos, diferencias que no son más que indicios de dos discursos diversos.
Vale!
[1] Que no es otro que el Templo de Salomón
reconstruido, como se dirá luego.
[3] Rosadini Introductiones in Libros NT, vol. 1 indica como prueba que el Evangelio de San Marcos fue dirigido a los Romanos:
“No cita muchas veces el AT (18 veces contra alrededor de 70 en San Mateo), incluso calla algunas de
las profecías más importantes. Jesús
nunca es llamado Hijo de David, sino
Hijo del hombre o Hijo de Dios, omite algunas cosas relacionadas con las leyes
mosaicas (sermón del monte, etc), omite las palabras de Nuestro Señor que dice
que vino principalmente para salvar “a las ovejas de la casa de Israel” (Mt.
XV, 24; X, 5 con Mc. III, 14 ss; VII, 24 ss). Describe y explica las
costumbres judías (Mc. VII, 1-6.34), etc.”.
[4] Lo que podría objetarse aquí es que, si bien
es entendible que Mc no usara el término “Parusía”, no se entiende por
qué nunca lo usa San Lucas,
sobre todo teniendo en cuenta que el término “Parusía”, aunque no existe
en los LXX, se encuentra sin embargo ya en uso hacia el siglo III a. C. y con
el significado preciso de “la llegada de un Rey o Emperador a una ciudad con su
recibimiento triunfal” (Oñate). A esto puede agregársele que el mismo San
Pablo utiliza el término en varias oportunidades a los Tesalonicenses y a
los Corintios. Nos parece que la respuesta es la siguiente: Nuestro Señor no
utilizó nunca el término Parusía. En los cuatro lugares en que
aparece en los Evangelios (todos en Mt XXIV), la primer vez (v. 3)
el término es usado por los Apóstoles, mientras que las restantes (versículos
27, 37 y 39) están tomada de Lc XVII, 24.26.30, con lo cual este
pasaje no corresponde al sermón Parusíaco y al ser traído por Mt a este
capítulo lo que hizo simplemente fue traducir los términos “día del Hijo del Hombre”,
“días del Hijo del Hombre”, “sea revelado” en uno sólo: Parusía.
[5] Aunque no les queda otra opción, no deja de
ser llamativo que algunos exégetas vean en el sitio a Jerusalén (¡y encima el primer
sitio!) la abominación de la desolación
predicha por el profeta Daniel en su famosa profecía de las 70 semanas (IX,
24-27). Este solo sinsentido les debería haber hecho ver que su exégesis
iba por caminos errados.
Para defender la tesis
que el Evangelio de S. Lucas fue
escrito después del año 70 varios autores (incluso católicos) traen como prueba
el hecho de que el tercer Evangelista modificó, aclarándolas, las palabras de
Nuestro Señor sorbe el signo. Esto a pesar de la respuesta de la Pontificia Comisión
Bíblica del 26 de Junio de 1912 que ante la duda:
“VI. Si es lícito diferir el tiempo de la
composición de los Evangelios de Marcos
y de Lucas hasta la destrucción de
la ciudad de Jerusalén; o a causa de
hallarse más determinada en Lucas la profecía del Señor acerca de la
destrucción de esta ciudad, se puede sostener que su Evangelio al menos se escribió comenzado ya el asedio.
Resp. Negativamente a ambas partes.”
Con lo cual aquellos
que no distinguen dos discursos diferentes no tienen más remedio que afirmar
que Jesucristo dijo las dos cosas y
que Mt y Mc tomaron una parte y Lc tomó la otra. Empresa
súmamente ardua que nos daría un texto original muy raro, algo así como:
"Mas cuando veáis, pues, la abominación de la desolación, predicha por el
profeta Daniel, instalada en el
Lugar Santo -el que lee, entiéndalo- es
decir cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que su
desolación está próxima.” ¿Quién no ve cuán forzada es esta interpretación? ¿A
qué viene la alusión al misterio “el que lee, entiéndalo”, si luego lo pasa a
desarrollar?
Sin contar, además,
con el hecho de que el Profeta Daniel no habla, en el vers. 27,
de la destrucción de Jerusalén por Tito. Cfr. AQUI.