miércoles, 12 de febrero de 2014

Notas a Hades – Mar de Fuego – Abismo


Hace ya un tiempo publicamos un pequeño Excursus de Wikenhauser sobre algunos lugares de ultratumba que parecen distinguirse, pero que, sin embargo, suelen usarse indistintamente por los autores. No está sólo en ésto Wikenhauser, sino que lo siguen autores como Gelin y Straubinger.

Nos pareció bueno profundizar un poco más las líneas generales que dio el autor y creemos que hay algunas cosas dignas de atención.

Primero daremos los textos y luego al final agregaremos algunas notas.


I) Muerte Primera = Hades.

1) Mt. XI, 22-23: “Por eso os digo que en el día del juicio será más soportable para Tiro y Sidón que para vosotras (Corazaín y Betsaida). Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso habrás de ser exaltada hasta el cielo? Hasta el Hades serás abatida…”. Cfr. Lc. X, 15.

2) Mt. XVI, 18: “Y Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella…”.

3) Lc XVI, 19 ss: “Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y banqueteaba cada día espléndidamente. Y un mendigo llamado Lázaro, se estaba tendido a su puerta, cubierto de úlceras… y sucedió que el pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. También el rico murió y fue sepultado. Y en el Hades, levantó los ojos, mientras estaba en los tormentos y vio de lejos a Abraham con Lázaro en su seno. Y exclamó: “Padre Abraham, apiádate de mí, y envía a Lázaro para que, mojando en el agua la punta de su dedo, refresque mi lengua, porque soy atormentado en esta llama”. Abraham le respondió: “Acuérdate, hijo, que tú recibiste tus bienes durante tu vida, y así también Lázaro los males. Ahora él es consolado aquí y tú sufres. Por lo demás, entre nosotros y vosotros una gran sima ha sido establecida, de suerte que los que quisieran pasar de aquí a vosotros, no lo podrían; y de allí tampoco se puede pasar hacia nosotros…”.

4) Hech. II, 27: “Porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea la corrupción”. Cita del Salmo XV, 10. Cfr. v. 31.

5) Apoc. I, 17-18: “Cuando le vi caí a sus pies como muerto; pero Él puso su diestra sobre mí y dijo: “no temas; Yo soy el primero y el último y el Viviente; y fui muerto, y he aquí que vivo por los siglos de los siglos y tengo las llaves de la muerte y del Hades”.

6) Apoc. VI, 8: “Y cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto Viviente que decía: “Ven”. Y vi y he aquí un caballo pálido, y el que lo montaba tenía por nombre “la Muerte” (la Peste): y el Hades seguía en pos de él”.

7) Apoc. XX, 13-14: “Y el mar entregó los muertos que había en él; también la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron arrojados en el lago de fuego”.



II) Muerte Segunda


1) Lago de fuego.

a) Apoc. XIV, 8-9: “Y otro ángel, un tercero los siguió diciendo con gran voz: “si alguno adora a la bestia y a su imagen y recibe su marca en la frente o en la mano, él también beberá del vino del furor de Dios, vino puro mezclado en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre, ante los santos ángeles y ante el Cordero”. (Antes del juicio final)

b) Apoc. XIX, 20: “Y la Bestia fue presa, y con ella el falso Profeta, que delante de ella había hecho los prodigios, por medio de los cuales había seducido a los que recibieron la marca de la Bestia y a los que se postraron ante su estatua. Estos dos fueron arrojados vivos al lago del fuego encendido con azufre”. (Antes del juicio final)

c) Apoc. XX, 5-6: “¡Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección! Sobre estos no tiene poder la segunda muerte, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, con el cual reinarán los mil años”.

d) Apoc. XX, 10: “Y el Diablo, que los seducía, fue precipitado en el lago de fuego y azufre, donde están también la Bestia y el Falso Profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”. (Antes del juicio final)

e) Apoc. XX, 13-15: “Y el mar entregó los muertos que había en él; también la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron arrojados en el lago de fuego. Si alguno no se halló inscrito en el libro de la vida, fue arrojado al lago de fuego”.

f) Apoc. XXI, 8: “Más los tímidos, e incrédulos y abominables, y homicidas y fornicarios y hechiceros e idólatras, y todos los mentirosos, tendrán su parte en el lago encendido con fuego y azufre. Esta es la segunda muerte”.

Cfr. Is. XXX, 33; Dan. VII 11.


2) Gehenna

a) Mt. V, 22: “Mas Yo os digo: “todo aquel que se encoleriza contra su hermano merece la condenación; quien dice a su hermano “racá” merece el sanedrín; quien le dice “necio” merece la gehenna del fuego”.

b) Mt. V, 29-30: “Si, pues, tu ojo derecho te hace tropezar, arráncatelo lejos de ti; más te vale que se pierda uno de tus miembros y no que sea echado todo tu cuerpo en la gehenna. Y si tu mano derecha te es ocasión de tropiezo, córtala y arrójala lejos de ti; más te vale que se pierda uno de tus miembros y no que sea echado todo tu cuerpo en la gehenna”. Cfr. XVIII, 9; Mc. IX, 43-48.

c) Mt. X, 28: “Y no temáis a los que matan al cuerpo, y que no pueden matar el alma; mas temed a Aquel que puede perder alma y cuerpo en la gehenna”. Cfr. Lc. XII, 5.

d) Mt. XXIII, 15: “¡Ay de vosotros escribas y fariseos hipócritas!, porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y cuando llega a serlo, lo hacéis doblemente más hijo de la gehenna que vosotros”.

e) Mt. XXIII, 33: “¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo podréis escapar a la condenación de la gehenna?”.


3) Tinieblas exteriores- Llanto y rechinar de dientes.

a) Mt. VIII, 11-12: “Os digo pues: “Muchos llegarán del Oriente y del Occidente y se reclinarán a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos, mientras que los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes”. Cfr. Lc. XIII, 26-30.

b) Mt. XIII, 41-43: “El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y recogerán de su reino todos los escándalos, y a los que comenten la iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. Cfr. v. 50 (Antes del juicio final)

c) Mt. XXII, 11-14: “Mas cuando el rey entró para ver a los comensales, notó a un hombre que no estaba vestido con el traje de boda. Díjole: Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin tener el traje de boda?” Y él enmudeció. Entonces el rey dijo a los siervos: “atadlos de pies y manos, y arrojadlo a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Pues muchos son llamados, más pocos escogidos”. (Antes del juicio final)

d) Mt. XXIV, 47-51: “En verdad os digo, lo pondrá sobre toda su hacienda. Pero si aquel siervo malo dice en su corazón: "Se me retrasa el señor", y pone a golpear a sus consiervos y a comer y a beber con los borrachos, volverá el señor de aquel siervo el día que no espera y en la hora que no sabe, y lo separará y le asignará su suerte con los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”. (Antes del juicio final)

e) Mt. XXV, 28-30: “Quitadle, por tanto, el talento y dáselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo aquel que tiene se le dará, y tendrá sobreabundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y a ese siervo inútil, echadlo a las tinieblas de afuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”. Cfr. vv. 13 y 46. (Antes del juicio final)


III) Abismo.

1) Lc. VIII, 30-31: “Y Jesús le preguntó: “¿cuál es tu nombre?” Respondió: “Legión”; porque eran muchos los demonios que habían entrado en él. Y le suplicaron que no les mandase ir al abismo…”.

2) Apoc. IX, 1-2: “Y tocó la trompeta el quinto ángel, y vi una estrella que había caído del cielo a la tierra, y le fue dada la llave del pozo del abismo. Y abrió el pozo del abismo y subió humo del pozo como el humo de un gran horno, y a causa del humo del pozo se obscurecieron el sol y el aire”.

3) Apoc. IX, 11: “Tienen por rey sobre ellas al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abaddón y que lleva en griego el nombre de Apollyon”.

4) Apoc. XX, 1-3: “Y vi un ángel que descendía del cielo y tenía en su mano la llave del abismo y una gran cadena. Y se apoderó del dragón, la serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y lo encadenó por mil años, y lo arrojó al abismo que cerró y sobre el cual puso sello para que no sedujese más a las naciones, hasta que se hubiesen cumplido los mil años…”.


IV) Primera Resurrección.


1) Justos

a) Lc. XIV, 12-14: “Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos ni a tus parientes, ni a vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y que esto sea tu pago. Antes bien, cuando des un banquete invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos, y a los ciegos. Y bienaventurado serás, porque ellos no tienen cómo retribuirte, sino que te será retribuido en la resurrección de los justos”.

b) Lc. XX, 34-36: “Los hijos de este siglo toman mujer, y las mujeres son dadas en matrimonio; mas los que hayan sido juzgados dignos de alcanzar el siglo aquel y la resurrección de entre los muertos, no tomarán mujer y (las mujeres) no serán dadas en matrimonio, porque no pueden ya morir, pues son iguales a los ángeles y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección”. Cfr. Van Rixtel pag. 497.

c) Jn. V, 24-25: “En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi palabra y cree a Aquel que me envió, tiene vida eterna y no viene a juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida. En verdad, en verdad os digo, viene la hora, y ya es, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios y aquellos que la oyeren, revivirán. Cfr. Van Rixtel pag. 495.

d) I Cor. XV, 22-25: “Porque como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno por su orden: como primicia Cristo; luego los de Cristo en su Parusía; después el fin, cuando Él entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya derribado todo principado y toda potestad y toda virtud. Porque es necesario que Él reine “hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies”. Cfr. I Tes. IV, 13-18.

e) Hebreos XI, 35: “Mujeres hubo que recibieron resucitados a sus muertos; y otros fueron estirados en el potro, rehusando la liberación para alcanzar una resurrección mejor”.  

f) Apoc. XX, 5-6: “Y vi tronos; y sentáronse en ellos, y les fue dado juzgar, y (vi) a las almas de los que habían sido degollados a causa del testimonio de Jesús y a causa de la Palabra de Dios y a los que no habían adorado a la bestia, ni a su estatua, ni habían aceptado la marca en sus frentes ni en sus manos ¡Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección! Sobre estos no tiene poder la segunda muerte, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, con el cual reinarán los mil años”.
Cf. también Fil. III, 10; II Tim. II, 18 y notas de Straubinger.


2) Malvados.

a) Daniel XII, 1 ss: “En aquel tiempo se alzará Miguel, el gran príncipe y defensor de los hijos de tu pueblo; y vendrá tiempo de angustia cual nunca ha habido desde que existen naciones hasta ese tiempo. En ese tiempo será librado tu pueblo, todo aquel que se hallare inscrito en el libro. También muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para vida eterna, otros para ignominia y vergüenza eterna. Entonces los sabios brillarán como el resplandor del firmamento, y los que condujeron a muchos a la justicia, como las estrellas por toda la eternidad”.

b) Mt. XXVI, 63-64 y conc.: “Díjole, pues, el Sumo Sacerdote: “Yo te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios”. Jesús le respondió: “Tú lo has dicho. Y yo os digo: desde este momento veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo sobre las nubes del cielo”.


V) Segunda resurrección:


1) Justos:

a) Apoc. XX, 11-12: “Y vi un gran trono esplendente y al sentado en él, de cuya faz huyó la tierra y también el cielo; y no se halló más lugar para ellos. Y vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie ante el trono y se abrieron libros –se abrió también otro libro que es el de la vida- y fueron juzgados los muertos, de acuerdo con lo escrito en los libros, según sus obras.

2) Malvados:

a) Apoc. XX, 13-15: “Y el mar entregó los muertos que había en él; también la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron arrojados en el lago de fuego. Esta es la segunda muerte: el lago de fuego. Si alguno no se halló inscrito en el libro de la vida, fue arrojado al lago de fuego”.


Notas:

1) Existe hoy en día un lugar transitorio tanto para las almas que se condenan (Hades) como para un grupo[1] de ángeles caídos (Abismo).
Después del juicio final, tanto los hombres con sus correspondientes cuerpos, como así también los ángeles caídos irán por toda la eternidad al Lago de Fuego.

Notemos, sin embargo, que el término Hades, hasta la resurrección de Jesucristo, era un término genérico que incluía no sólo el lugar donde moran las almas de los condenados sino también la de los santos, como se ve claramente por Hechos II, 27 (lo que se conoce como “Seno de Abraham”).
Es decir, el Hades era un lugar transitorio de las almas, sean estas buenas o malas.

2) Si el Texto sacro habla de una “segunda” muerte (Lago de fuego), quiere decir que hay una “primera”. Esta no puede ser sino el Hades.

A esta “primera muerte” parece referirse San Pablo cuando dice: “El último enemigo destruído será la muerte”, como lo indican Straubinger, Wikenhauser y Gelin. Es decir, las almas que están condenadas en el Hades (primera muerte), serán enviadas al lago de fuego y azufre (segunda muerte) recién al final, tras el Juicio Universal.

3) Así como antes del juicio final salen algunas almas condenadas del Hades, lo mismo sucede con los ángeles caídos que están o han de estar en el Abismo (Ap. IX, 1-11; XX, 1-3.7-10).

4) De la misma manera, el texto habla de una “primera” resurrección; por lo tanto hay una “segunda”.

La “primera” resurrección tendrá lugar tras la derrota de las dos Bestias y del encadenamiento de Satanás en el Abismo, mientras que la “segunda” resurrección sucederá después de la derrota definitiva del Demonio y de Gog-Magog y su definitivo encarcelamiento en el Lago de Fuego.

5) Todo parece indicar que cuando tenga lugar la Parusía Nuestro Señor se va a encontrar con los siguientes grupos:

a) Los que tienen parte en la primera resurrección y serán sus correinantes en el Milenio.

b) Aquellos que juzgaron a Nuestro Señor también resucitarán y serán arrojados directamente al Lago de Azufre (segunda muerte), sin aguardar hasta el juicio final.

c) Ningún miembro de la Iglesia Militante va a morir, pero habrá una gran diferencia: aquellos que estén velando y esperando su retorno serán arrebatados a los aires y gozarán del Milenio, mientras que aquellos que no lo estén esperando serán arrojados directamente al Lago de Azufre o Gehenna o Tinieblas exteriores, que es todo uno.

Esto se ve claro porque Nuestro Señor da a entender que en la Gehenna o Tinieblas exteriores no va a haber almas solamente sino cuerpos con almas ya que se habla de que “todo el cuerpo” es echado a la Gehenna y que en las Tinieblas exteriores va a ser el “llanto y el crujir de dientes” todo lo cual supone la existencia del cuerpo.

Contra esto podría objetarse que en la parábola del rico Epulón, éste se encuentra en el Hades y sin embargo tiene ojo y lengua, y Lázaro tiene dedos.

Resp.: No hay dudas que Nuestro Señor está hablando antropomórficamente, ya que lo único que quiere mostrar es que los que gozan de bienes en esta vida y no los comparten con los pobres y necesitados serán atormentados en la otra vida.
Además notemos que el pedido de clemencia del rico Epulón es totalmente incompatible con lo que nos enseña no solo la teología sino aún la misma filosofía.

En conclusión: con la venida de Nuestro Señor resucitarán (algunos) santos y pecadores, no morirán ni los raptados ni el Anticristo ni el Falso Profeta, y el primer grupo (santos y raptados) tendrán parte en la primera resurrección, es decir en el reino Milenario de Cristo, mientras que el segundo grupo (pecadores y las dos bestias) serán arrojados al lago de fuego antes del juicio universal.




[1] Ya tendremos tiempo de hablar sobre la identidad destos ángeles.