Hace ya un tiempo
publicamos un pequeño Excursus de Wikenhauser sobre algunos lugares
de ultratumba que parecen distinguirse, pero que, sin embargo, suelen usarse
indistintamente por los autores. No está sólo en ésto Wikenhauser, sino que lo siguen autores como Gelin y Straubinger.
Nos pareció bueno
profundizar un poco más las líneas generales que dio el autor y creemos que hay
algunas cosas dignas de atención.
Primero daremos los textos
y luego al final agregaremos algunas notas.
I) Muerte Primera = Hades.
1) Mt. XI, 22-23: “Por eso os digo que en el día del juicio
será más soportable para Tiro y Sidón que para vosotras (Corazaín y Betsaida).
Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso habrás de ser exaltada hasta el cielo? Hasta el Hades serás abatida…”. Cfr. Lc. X, 15.
2) Mt. XVI, 18: “Y Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi
Iglesia, y las puertas del Hades no
prevalecerán contra ella…”.
3) Lc XVI, 19 ss: “Había un hombre rico, que se vestía de
púrpura y de lino fino, y banqueteaba cada día espléndidamente. Y un mendigo
llamado Lázaro, se estaba tendido a
su puerta, cubierto de úlceras… y sucedió que el pobre murió y fue llevado por
los ángeles al seno de Abraham.
También el rico murió y fue sepultado. Y
en el Hades, levantó los ojos, mientras estaba en los tormentos y vio de lejos
a Abraham con Lázaro en su seno. Y exclamó: “Padre Abraham, apiádate de mí, y envía a Lázaro para que, mojando en el agua la punta de su dedo, refresque
mi lengua, porque soy atormentado en esta llama”. Abraham le respondió: “Acuérdate, hijo, que tú recibiste tus bienes
durante tu vida, y así también Lázaro
los males. Ahora él es consolado aquí y tú sufres. Por lo demás, entre nosotros
y vosotros una gran sima ha sido establecida, de suerte que los que quisieran
pasar de aquí a vosotros, no lo podrían; y de allí tampoco se puede pasar hacia
nosotros…”.
4) Hech. II, 27: “Porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea la corrupción”.
Cita del Salmo XV, 10. Cfr. v. 31.
5) Apoc. I, 17-18: “Cuando le vi caí a sus pies
como muerto; pero Él puso su diestra sobre mí y dijo: “no temas; Yo soy el
primero y el último y el Viviente; y fui muerto, y he aquí que vivo por los
siglos de los siglos y tengo las llaves
de la muerte y del Hades”.
6) Apoc. VI, 8: “Y cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del
cuarto Viviente que decía: “Ven”. Y vi y he aquí un caballo pálido, y el que lo
montaba tenía por nombre “la Muerte” (la Peste): y el Hades seguía en pos de él”.
7) Apoc. XX, 13-14: “Y el mar entregó los muertos que había en
él; también la muerte y el Hades
entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus
obras. Y la muerte y el Hades fueron arrojados en el lago de fuego”.
II) Muerte Segunda
1) Lago de fuego.
a) Apoc. XIV, 8-9: “Y
otro ángel, un tercero los siguió diciendo con gran voz: “si alguno adora a la
bestia y a su imagen y recibe su marca en la frente o en la mano, él también
beberá del vino del furor de Dios, vino puro mezclado en el cáliz de su ira; y
será atormentado con fuego y azufre, ante los santos ángeles y ante el Cordero”.
(Antes del juicio final)
b) Apoc. XIX, 20: “Y la Bestia fue
presa, y con ella el falso Profeta, que delante de ella había hecho los
prodigios, por medio de los cuales había seducido a los que recibieron la marca
de la Bestia y a los que se
postraron ante su estatua. Estos dos fueron arrojados vivos al lago del
fuego encendido con azufre”. (Antes del juicio final)
c) Apoc. XX, 5-6: “¡Bienaventurado
y santo el que tiene parte en la primera resurrección! Sobre estos no tiene poder la segunda
muerte, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, con el cual reinarán
los mil años”.
d) Apoc. XX, 10: “Y el
Diablo, que los seducía, fue precipitado en el lago de fuego y azufre, donde
están también la Bestia y el Falso Profeta; y serán atormentados día y
noche por los siglos de los siglos”. (Antes del juicio final)
e) Apoc. XX, 13-15: “Y el mar entregó los muertos que había en
él; también la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y
fueron juzgados cada uno según sus obras. Y
la muerte y el Hades fueron arrojados en el lago de fuego. Si alguno no se
halló inscrito en el libro de la vida, fue arrojado al lago de fuego”.
f) Apoc. XXI, 8: “Más
los tímidos, e incrédulos y abominables, y homicidas y fornicarios y hechiceros
e idólatras, y todos los mentirosos, tendrán su parte en el lago encendido con
fuego y azufre. Esta es la segunda muerte”.
Cfr. Is. XXX, 33; Dan. VII 11.
2) Gehenna
a) Mt. V, 22: “Mas Yo os digo: “todo aquel que se
encoleriza contra su hermano merece la condenación; quien dice a su hermano
“racá” merece el sanedrín; quien le dice
“necio” merece la gehenna del fuego”.
b) Mt. V, 29-30: “Si, pues, tu ojo derecho te hace tropezar, arráncatelo lejos de ti; más te vale que se pierda uno de tus
miembros y no que sea echado todo tu cuerpo en la gehenna. Y si tu mano derecha te es ocasión de tropiezo,
córtala y arrójala lejos de ti; más te
vale que se pierda uno de tus miembros y no que sea echado todo tu cuerpo en la
gehenna”. Cfr. XVIII, 9; Mc. IX,
43-48.
c) Mt. X, 28: “Y no temáis a los que matan al cuerpo, y que
no pueden matar el alma; mas temed a
Aquel que puede perder alma y cuerpo en la gehenna”. Cfr. Lc. XII, 5.
d) Mt. XXIII, 15: “¡Ay de vosotros escribas y fariseos
hipócritas!, porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y cuando
llega a serlo, lo hacéis doblemente más
hijo de la gehenna que vosotros”.
e) Mt. XXIII, 33: “¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo podréis escapar a la condenación de
la gehenna?”.
3) Tinieblas exteriores- Llanto y rechinar de dientes.
a) Mt. VIII, 11-12: “Os digo pues: “Muchos llegarán del Oriente y
del Occidente y se reclinarán a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino
de los cielos, mientras que los hijos
del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el rechinar
de dientes”. Cfr. Lc. XIII, 26-30.
b) Mt. XIII, 41-43: “El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y
recogerán de su reino todos los escándalos, y a los que comenten la iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí
será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán
como el sol en el reino de su Padre. Cfr. v.
50 (Antes del juicio final)
c) Mt. XXII, 11-14: “Mas cuando el rey entró para
ver a los comensales, notó a un hombre que no estaba vestido con el traje de
boda. Díjole: Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin tener el traje de boda?” Y él
enmudeció. Entonces el rey dijo a los siervos: “atadlos de pies y manos, y arrojadlo a las tinieblas de afuera; allí
será el llanto y el rechinar de dientes. Pues muchos son llamados, más
pocos escogidos”. (Antes del juicio final)
d) Mt.
XXIV, 47-51: “En verdad os digo, lo
pondrá sobre toda su hacienda. Pero si aquel siervo malo dice en su corazón:
"Se me retrasa el señor", y pone a golpear a sus consiervos y a comer
y a beber con los borrachos, volverá el señor de aquel siervo el día que no
espera y en la hora que no sabe, y lo
separará y le asignará su suerte con los hipócritas; allí será el llanto y el
rechinar de dientes”. (Antes del juicio final)
e) Mt. XXV, 28-30:
“Quitadle, por tanto, el talento y dáselo al que tiene los diez talentos.
Porque a todo aquel que tiene se le dará, y tendrá sobreabundancia; pero al que
no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y a ese siervo inútil, echadlo a las tinieblas de afuera. Allí será el
llanto y el rechinar de dientes”. Cfr. vv.
13 y 46. (Antes del juicio final)
III) Abismo.
1) Lc. VIII, 30-31: “Y Jesús
le preguntó: “¿cuál es tu nombre?” Respondió: “Legión”; porque eran muchos los
demonios que habían entrado en él. Y le
suplicaron que no les mandase ir al abismo…”.
2) Apoc. IX, 1-2: “Y tocó la trompeta
el quinto ángel, y vi una estrella que había caído del cielo a la tierra, y le fue dada la llave del pozo del abismo.
Y
abrió el pozo del abismo y subió humo del pozo como el humo de un gran horno, y
a causa del humo del pozo se obscurecieron el sol y el aire”.
3) Apoc. IX, 11: “Tienen por rey sobre ellas al ángel del
abismo, cuyo nombre en hebreo es Abaddón y que lleva en griego el nombre de
Apollyon”.
4) Apoc. XX, 1-3: “Y
vi un ángel que descendía del cielo y tenía en su mano la llave del abismo y una gran cadena. Y se apoderó del dragón, la
serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y lo encadenó por mil años, y lo arrojó al abismo que cerró y sobre el
cual puso sello para que no sedujese más a las naciones, hasta que se hubiesen
cumplido los mil años…”.
IV) Primera Resurrección.
1) Justos
a) Lc. XIV, 12-14:
“Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos
ni a tus parientes, ni a vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y
que esto sea tu pago. Antes bien, cuando des un banquete invita a los pobres, a
los lisiados, a los cojos, y a los ciegos. Y
bienaventurado serás, porque ellos no tienen cómo retribuirte, sino que te será
retribuido en la resurrección de los justos”.
b) Lc. XX, 34-36:
“Los hijos de este siglo toman mujer, y las mujeres son dadas en matrimonio; mas los que hayan sido juzgados dignos de
alcanzar el siglo aquel y la resurrección de entre los muertos, no tomarán
mujer y (las mujeres) no serán dadas
en matrimonio, porque no pueden ya morir, pues son iguales a los ángeles y son
hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección”. Cfr. Van Rixtel pag. 497.
c) Jn. V, 24-25: “En verdad, en
verdad os digo: el que escucha mi palabra y cree a Aquel que me envió, tiene
vida eterna y no viene a juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida. En verdad, en verdad os digo, viene la
hora, y ya es, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios y aquellos que
la oyeren, revivirán. Cfr. Van
Rixtel pag. 495.
d) I Cor. XV, 22-25:
“Porque como en Adán todos mueren,
así también en Cristo todos serán
vivificados. Pero cada uno por su orden: como
primicia Cristo; luego los de Cristo en su Parusía; después el fin, cuando
Él entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya derribado todo principado y
toda potestad y toda virtud. Porque es necesario que Él reine “hasta que ponga
a todos sus enemigos bajo sus pies”. Cfr. I
Tes. IV, 13-18.
e) Hebreos XI, 35:
“Mujeres hubo que recibieron resucitados a sus muertos; y otros fueron
estirados en el potro, rehusando la liberación para alcanzar una resurrección mejor”.
f) Apoc.
XX, 5-6: “Y vi
tronos; y sentáronse en ellos, y les fue dado juzgar, y (vi) a las almas
de los que habían sido degollados a causa del testimonio de Jesús y a
causa de la Palabra de Dios y a los que no habían adorado a la bestia, ni a su
estatua, ni habían aceptado la marca en sus frentes ni en sus manos ¡Bienaventurado
y santo el que tiene parte en la primera resurrección! Sobre estos no tiene poder la segunda
muerte, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, con el cual reinarán los
mil años”.
Cf. también Fil. III, 10; II Tim. II, 18 y notas de
Straubinger.
2) Malvados.
a) Daniel XII, 1 ss: “En aquel tiempo se alzará
Miguel, el gran príncipe y defensor de los hijos de tu pueblo; y vendrá tiempo
de angustia cual nunca ha habido desde que existen naciones hasta ese tiempo.
En ese tiempo será librado tu pueblo, todo aquel que se hallare inscrito en el
libro. También muchos de los que duermen
en el polvo de la tierra se despertarán, unos para vida eterna, otros para ignominia y vergüenza eterna. Entonces los sabios brillarán como el
resplandor del firmamento, y los que condujeron a muchos a la justicia, como
las estrellas por toda la eternidad”.
b) Mt. XXVI,
63-64 y conc.: “Díjole, pues, el Sumo Sacerdote: “Yo te conjuro por el Dios
vivo a que nos digas si Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios”. Jesús le
respondió: “Tú lo has dicho. Y yo os digo: desde
este momento veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y
viniendo sobre las nubes del cielo”.
V) Segunda resurrección:
1) Justos:
a) Apoc. XX, 11-12: “Y vi un gran trono esplendente y al sentado
en él, de cuya faz huyó la tierra y también el cielo; y no se halló más lugar
para ellos. Y vi a los muertos, los
grandes y los pequeños, de pie ante el trono y se abrieron libros
–se abrió también otro libro que es el de la vida- y fueron juzgados los
muertos, de acuerdo con lo escrito en los libros, según sus obras.
2) Malvados:
a) Apoc. XX, 13-15: “Y
el mar entregó los muertos que había en él; también la muerte y el Hades
entregaron los muertos que había en ellos; y
fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron
arrojados en el lago de fuego. Esta es la segunda muerte: el lago de fuego. Si
alguno no se halló inscrito en el libro de la vida, fue arrojado al lago de
fuego”.
Notas:
1) Existe hoy en día un lugar transitorio tanto para las almas
que se condenan (Hades) como para un
grupo[1] de ángeles caídos (Abismo).
Después del juicio final, tanto los hombres con sus
correspondientes cuerpos, como así
también los ángeles caídos irán por toda la eternidad al Lago de Fuego.
Notemos, sin embargo, que
el término Hades, hasta la resurrección
de Jesucristo, era un término genérico que incluía no sólo el lugar
donde moran las almas de los condenados sino también la de los santos, como se
ve claramente por Hechos II, 27 (lo
que se conoce como “Seno de Abraham”).
Es decir, el Hades era un
lugar transitorio de las almas, sean
estas buenas o malas.
2) Si el Texto
sacro habla de una “segunda” muerte (Lago de fuego), quiere decir que hay una
“primera”. Esta no puede ser sino el Hades.
A esta “primera muerte”
parece referirse San Pablo cuando
dice: “El último enemigo destruído será la muerte”, como lo indican Straubinger, Wikenhauser y Gelin. Es
decir, las almas que están condenadas en
el Hades (primera muerte), serán enviadas al lago de fuego y azufre (segunda
muerte) recién al final, tras el Juicio Universal.
3) Así como antes
del juicio final salen algunas almas condenadas del Hades, lo mismo sucede con
los ángeles caídos que están o han de estar en el Abismo (Ap. IX, 1-11; XX, 1-3.7-10).
4) De la misma manera, el texto habla de una “primera” resurrección; por lo tanto hay una
“segunda”.
La “primera” resurrección tendrá lugar tras la derrota de las dos
Bestias y del encadenamiento de Satanás en el Abismo, mientras que la “segunda”
resurrección sucederá después de la derrota definitiva del Demonio y de
Gog-Magog y su definitivo encarcelamiento en el Lago de Fuego.
5) Todo parece indicar que cuando tenga lugar la Parusía Nuestro Señor se va a encontrar
con los siguientes grupos:
a) Los que tienen parte en la primera resurrección y serán sus correinantes en el Milenio.
b) Aquellos que juzgaron a Nuestro Señor también resucitarán y serán arrojados directamente al Lago de Azufre (segunda muerte),
sin aguardar hasta el juicio final.
c) Ningún miembro
de la Iglesia Militante va a morir, pero habrá una gran diferencia: aquellos que estén velando y esperando su
retorno serán arrebatados a los aires y gozarán del Milenio, mientras que aquellos que no lo estén esperando
serán arrojados directamente al Lago de Azufre o Gehenna o Tinieblas exteriores,
que es todo uno.
Esto se ve claro porque Nuestro Señor da a entender que en la Gehenna o
Tinieblas exteriores no va a haber almas solamente sino cuerpos con almas ya
que se habla de que “todo el cuerpo” es echado a la Gehenna y que en las Tinieblas
exteriores va a ser el “llanto y el crujir de dientes” todo lo cual supone la
existencia del cuerpo.
Contra esto podría objetarse que en la parábola del rico Epulón, éste se encuentra en el Hades y
sin embargo tiene ojo y lengua, y Lázaro
tiene dedos.
Resp.: No hay dudas que Nuestro Señor está hablando antropomórficamente, ya que lo único que
quiere mostrar es que los que gozan de bienes en esta vida y no los comparten
con los pobres y necesitados serán atormentados en la otra vida.
Además notemos que el
pedido de clemencia del rico Epulón
es totalmente incompatible con lo que nos enseña no solo la teología sino aún
la misma filosofía.
En conclusión: con la venida de Nuestro Señor resucitarán
(algunos) santos y pecadores, no morirán ni los raptados ni el Anticristo ni el Falso Profeta, y el
primer grupo (santos y raptados) tendrán parte en la primera resurrección, es
decir en el reino Milenario de Cristo,
mientras que el segundo grupo (pecadores y las dos bestias) serán arrojados al
lago de fuego antes del juicio universal.
[1] Ya tendremos tiempo de hablar sobre la
identidad destos ángeles.