domingo, 31 de marzo de 2013

Hades, Mar de Fuego y Abismo

Nota del Blog: El siguiente excursus está tomado de Wikenhauser Alfred, "El Apokalipsis de San Juan", Herder 1969, pag 128 ss.
En azul la Addenda II


Hades, Mar de Fuego y Abismo

El Hades (=infierno, reino de los muertos) es el lugar en que las almas de los muertos permanecen hasta el juicio final; en el Apocalipsis es mencionado siempre al lado de la muerte[1]. Cristo, que tiene en sus manos las llaves de la muerte y del Hades[2], tiene el poder de abrir las puertas del reino de los muertos y de llamar a la resurrección las almas que allí se encuentran[3]. Para el juicio final, la muerte y el Hades deben dejar en libertad a los muertos; luego, dado que de ahí en adelante forman parte de los seres diabólicos, serán arrojados en el mar de fuego[4]. No está del todo claro si para el autor del Apocalipsis el Hades es la morada de todos los muertos, o sólo de los no cristianos o de los malvados. Lo cierto es que los mártires de las persecuciones pasadas se encuentran al pie del altar de los holocaustos en el cielo[5], y que los de las persecuciones futuras se reúnen ante el trono de Dios[6]. Parece, pues, que según el Apocalipsis, los que han muerto en Cristo[7] no se encuentran en el Hades[8].


El Mar de Fuego (o  estanque de fuego) es  el lugar de tormento de los condenados después del juicio final[9]. El fuego de que está lleno se alimenta de azufre[10], y sus tormentos no tienen fin[11]. Por todo esto se ve bien que es idéntico al infierno, al cual en los Evangelios se suele dar el nombre de gehenna[12]. La imagen del mar de fuego y azufre como lugar de tormento eterno se explica por el relato de Gen XI, 24, donde se describe la ruina de las depravadas ciudades de Sodoma y Gomorra, diciendo que “Dios hizo llover sobre ellas fuego y azufre”; la imagen alude también al oráculo de Isaías[13] sobre el juicio en que incurría Edom, cuyos torrentes se convertirán en pez hirviente y su polvo en azufre, y la tierra arderá eternamente.

El Abismo es el lugar subterráneo y lleno de fuego donde habitan los espíritus malignos y reciben provisionalmente su castigo. Se llega a él por un pozo o socavón, del cual sale humo cuando se abre[14]. De ordinario sin embargo permanece cerrado, y la llave en las manos de Dios o de uno de sus ángeles[15]. Como moradores del abismo, el Apocalipsis menciona un ejército diabólico de langostas[16], a su rey Abaddón, el “ángel del abismo”[17], al Anticristo[18] y a Satán durante los mil años que dura el reinado de Cristo[19].

Conclusión del Blog: con estas distinciones vemos el error de Straubinger al traducir (aunque en la nota explica bien) Apoc. I, 18: "... y tengo las llaves de la muerte y del abismo", cuando debió escribir: “las llaves de la muerte y del Hades”.
Sin dudas identificó ambos términos.



[1] Ap. I, 18; VI, 8; XX, 13 s.

[2] Ap. I, 18.

[3] Cfr. Jn. V, 28 s.

[4] Ap. XX, 13 s.

[5] Ap. VI, 9.

[6] Ap. VII, 9.13 ss. Cfr. XV, 2.
Nota del Blog: el autor remite también a XIX, 14 pero no sabemos bien por qué.
Sobre la identidad de los mártires del quinto sello y los del capítulo VII cfr. AQUI y AQUI.
[7] I Tes IV, 16; 1Cor 15, 23.

[8] Cf. Lc XXIII, 43; II Cor V, 8; Filip. I, 23; Heb 12,22; 1Pe 3,19s.
[9] Notemos, sin embargo, dos cosas:

1) La Bestia del Mar y el Falso Profeta van directo al Mar de fuego, antes del juicio final. Apoc. XIX, 20 y XX, 10. 

2) Como lo indica agudamente Lacunza basándose en Daniel XII, 2 y Mt. XXVI, 64 y concordantes, va a existir una primera resurrección para algunos malos, los cuales, suponemos, serán arrojados al mar de fuego. 


[10] Ap. XXI, 8; XX, 10; XIV, 10; XIX, 20; XX, 14 s.

[11] Ap. XIV, 10.
Nota del blog: el autor cita además XIX, 3 pero esto se refiere a la caída de Babilonia.

[12] Cfr. Mc. IX, 43-47.

[13] XXXIV, 19 s.

[14] Ap. IX, 1-2.

[15] Ap. IX, 1; XX, 1-3.

[16] Ap. IX, 3.

[17] Ap. IX, 11.

[18] Ap. XI, 7 y XVII, 8.
Nota del blog:

Zorell, Lexicon Graecum NT, (1931), voz ἀβύσσος:

                                 1) Aguas profundas, piélago, océano (Gen. I, 2; Deut. XXXIII, 13, Sal. CXLVIII, 7, etc.).
             
                                   2) Los lugares más profundos de la tierra. En el NT equivale prácticamente al infierno, el orco, Rom. X, 7 (opuesto al cielo); lugar asignado para los demonios y condenados; Lc. VIII, 31; Apoc. IX, 1 s. 11; XI, 7; XVII, 8; XX, 1.3”.
Creemos que XI, 7 y XVII, 8 no se refiere al infierno sino a las aguas profundas (primera acepción). La Bestia del Mar surge de lo profundo del mar. En XIII, 1; XI, 7 y XVII, 8 parece que el término es usado como sinónimo: “y del mar vi subir una Bestia”, “la Bestia que sube del abismo”, etc.

Zorell, Lexicon Hebraicum et Aramaicum VT (1940), voz תְהֽוֹם

Llanura primordial de las aguas, por medio de la cual estaba cubierta la tierra al principio, Gen. 1, 2; Sal. 104, 6; Prov. 8, 27 s.
                       
                       2) Luego:
a) El océano como subterráneo, del cual surgen las fuentes, las inundaciones etc y se riega y fecunda la tierra: Gen. 7, 11; 8, 2; 49, 25; Deut. 33, 13; Ez. 31, 4.15; Am. 7, 4.

b) El mar: Is. 51, 10; Ez. 26, 19; Jon. 2, 6; Hab. 3, 10; Job. 28, 14; 38, 16; 41, 24.

c) En el continente: lago (Job 38, 30); torrente, río (Deut. 8, 7; Sal. 42, 8; 135, 6).”
Parecería que en XI, 7 y XVII, 8 el término “abismo” es usado en el segundo significado: mar.

[19] Ap. XXI, 1 ss; Cfr. Lc. VIII, 31; II Ped. II, 4; Jud. 6.
Nota del Blog: El original dice “... y a Satán durante los mil años que dura su reinado”, lo cual no tiene sentido alguno y debe ser o un error de traducción o de tipeo.