Te Deum
Tu voz[1]
dice:
Oh Dios de mi vida:
Quiero alabarte en las tres
orillas de tu única luz.
Quiero hacer llegar mi canto
hasta el mar de tu gloria.
Con gritos de júbilo quiero
sumergirme en las olas de tu fuerza.
Áureo Dios de tus estrellas;
rugiente Dios de tus tormentas,
ardiente Dios de tus montañas que
vomitan fuego,
Dios de tus ríos y de tus mares.
Oh Tú, Dios de todos los
animales,
Dios de las espigas y de las
rosas salvajes,
Te doy gracias, Señor, porque nos
has despertado a la vida.
¡Hasta los coros de tus ángeles, lleguen
mis gracias!
***
Dios Hijo, Dios de eterna
misericordia,
Dios de tus hombres extraviados.
Oh Tú, Dios de todos los que
sufren, de todos los que mueren,
Dios fraternal sobre todas
nuestras oscuras huellas,
Te doy gracias porque nos has
redimido.
¡Hasta los coros de tus ángeles
lleguen mis gracias!
***
Oh Tú, Dios Espíritu Santo,
Dios que en tus profundidades te
agitas en oleadas de amor.
Rugiendo, desciendes hasta mi
alma;
soplas a través de todos mis
espacios,
enciendes todas las fibras de mi
corazón.
Santo Creador de tu nueva tierra,
te doy gracias por poder
dártelas.
¡Hasta las coros de tus ángeles
lleguen mis gracias!
***
Dios de mis salmos, Dios de mis
arpas,
Dios de mis órganos y de mis
trombones,
quiero alabarte en la triple
arista de tu única luz;
quiero lanzarme con mi canción al
mar de tu gloria,
con gritos de júbilo hundirme en
las olas de tu fuerza.
GERTRUD VON LE FORT
(Himnos a la Iglesia)
Trad. de Juan Carlos Ruta
[1] Es la voz de la Iglesia.