sábado, 27 de abril de 2019

El Cielo, la Tierra y el Mar en el Apocalipsis (X de XIV)


h) Estos habitantes de la tierra serán los principales encargados de dar muerte al segundo gran grupo de Mártires del Apocalipsis: los del Anticristo; y así vemos el mismo fenómeno que antes: de la misma manera que las Trompetas fueron un castigo contra la tierra y sus habitantes por la muerte de los Mártires del quinto Sello, las Copas han de ser un castigo debido a la muerte de los Mártires del Anticristo:[1]

Por eso es que en Apoc. cap. XVI leemos:

5-6: “Y oí al ángel de las aguas que decía: “Justo eres, (Tú que tienes por nombre) el que Es y el que Era, el Santo, porque ésto has juzgado. Porque sangre de Santos y Profetas derramaron y sangre les has dado a beber: dignos son”.

Y ya antes, en el mismo capítulo, había indicado que las 7 Copas eran contra ellos:

1-2: “Y oí una gran voz del santuario que decía a los siete ángeles: “Id y derramad las siete copas del furor de Dios, en la tierra”. Y fue el primero y derramó su copa en la tierra y se produjo una úlcera fea y mala sobre los hombres, los que tienen la marca de la Bestia y los que se postran ante su imagen”.

Y luego:

Apoc. XVIII, 23-24: “Y luz de lámpara no alumbrará en tí ya y voz de esposo y esposa no se oirá en tí ya, porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra, porque con tu hechicería fueron engañadas todas las naciones. Y en ella sangre de profetas y santos fue hallada y de todos los que fueron degollados sobre la tierra”.

A lo que podríamos agregar el lugar donde se para el ángel del cap. X:

Apoc. X, 2.5-8: “Y teniendo en su mano un librito abierto; y puso su pie, el derecho, sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra (…) Y el ángel que vi estando de pie sobre el mar y sobre la tierra, alzó su mano, la diestra, al cielo, y juró por el Viviente por los siglos de los siglos - que creó el cielo y lo que hay en él y la tierra y lo que hay en ella y el mar y lo que hay en él -: "Tiempo ya no habrá", sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando vaya a trompetear, también se consumó el misterio de Dios como evangelizó a sus siervos los profetas. Y la voz que oí del cielo, (la oí) de nuevo hablando conmigo y diciendo: “Ve, toma el libro, el abierto, (que está) en la mano del ángel, el que está de pie sobre el mar y sobre la tierra”.

i) Por si fuera poco, parecería que un grupo de hombres dice relación directa a Babilonia: los Mercaderes.

Apoc. XVIII, 11: “Y los mercaderes de la tierra llorarán y se lamentarán por ella, porque su cargamento nadie compra ya”.

Apoc. XVIII, 23-24: “Y luz de lámpara no alumbrará en tí ya y voz de esposo y esposa no se oirá en tí ya, porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra, porque con tu hechicería fueron engañadas todas las naciones. Y en ella sangre de profetas y santos fue hallada y de todos los que fueron degollados sobre la tierra”.

j) El primer ángel de Apoc. XIV parece predicar a todo el mundo y a Babilonia:

6-7: “Y vi otro ángel volando en medio del cielo, teniendo un Evangelio eterno para evangelizar a los sentados sobre la tierra y a toda nación y tribu y lengua y pueblo, diciendo con voz grande: “Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio” y “Postraos ante el que hizo el cielo y la tierra y mar y fuentes de aguas”.

Donde vemos una distinción entre “la tierra” y “toda nación, etc”. Y no se diga que el “y” debería traducirse como “esto es” como ocurre en algunos casos, porque en el pasaje paralelo del cap. XI vemos bien diferenciados ambos grupos como ya algo insinuamos AQUI en la nota 1.

Por otra parte, el término “los que están sentados sobre la tierra” parece aludir inequívocamente a Babilonia que dice de sí:

Apoc. XVII, 1.3.9.15: “Y vino uno de los siete ángeles, de los que tienen las siete copas, y habló conmigo diciendo: “(Ven) aquí: te mostraré el juicio de la ramera, la grande, la sentada sobre aguas muchas… Y me llevó a un desierto en espíritu y vi una Mujer sentada sobre una Bestia escarlata, llena de nombres de blasfemias, que tiene cabezas siete y cuernos diez… Aquí el entendimiento, el que tiene sabiduría: las siete cabezas, siete montes son, donde la mujer está sentada sobre ellos… Y me dice: “Las aguas que viste, donde la ramera está sentada, pueblos y multitudes son y naciones y lenguas”.



[1] Leemos, por ejemplo:

Apoc. VI, 10-11: “Y clamaron con voz grande diciendo: “¿Hasta cuándo Soberano, santo y verdadero, no juzgas y (¿esto es?) vengas nuestra sangre de los que habitan sobre la tierra?”. Y se les dio a cada uno una túnica blanca y se les dijo que descansen todavía poco tiempo hasta que se completen sus consiervos y sus hermanos, los que van a ser matados como ellos también”.

Apoc. XIX, 2: "… porque verdaderos y justos (son) sus juicios, porque ha juzgado a la ramera, la grande, que corrompía la tierra con su fornicación y ha vengado la sangre de sus siervos, de su mano”.