domingo, 21 de abril de 2019

El Cielo, la Tierra y el Mar en el Apocalipsis (IX de XIV)


e) Ahora bien, sobre la tierra y sus habitantes dirigen también los dos Testigos su poder para castigar.

Apoc. XI, 5-6: “Y si alguno quisiere dañarlos, fuego sale de la boca de ellos y devora sus enemigos. Y si alguno quisiere dañarlos, así debe ser muerto. Estos tienen la autoridad de cerrar el cielo para que lluvia no llueva los días de su profecía y autoridad tienen sobre las aguas para convertirlas en sangre y para herir la tierra con toda plaga cuantas veces quisieren”.

Y es por eso que este grupo de hombres se regocijará sobremanera, y más que el resto de la humanidad, tras la muerte de los dos Testigos:

Apoc. XI, 10: “Y los que habitan sobre la tierra se regocijan sobre ellos y se alegran y dones se enviarán unos a otros, porque éstos, los dos profetas, atormentaron a los que habitan sobre la tierra”.

f) La tierra está muy relacionada también con la caída de Satanás:

Apoc. XII, 4: “Y su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó a la tierra. Y el dragón se puso de pie ante la Mujer, la que va a dar a luz, a fin que, cuando dé a luz, a su hijo devore”.

Apoc. XII, 9: “Y fue arrojado el dragón, el grande, la serpiente, la antigua, que se llama Diablo (Calumniador) y el Satanás (Adversario), el engañador de todo el mundo habitado. Fue arrojado a la tierra y sus ángeles con él fueron arrojados”.

Apoc. XII, 12-13: “A causa de esto ¡alegráos cielos y (¿esto es?) los que en ellos tendéis los tabernáculos! ¡Ay de la tierra y del mar porque descendió el diablo (el Calumniador) a vosotros, teniendo furor grande, sabiendo que poco tiempo tiene!”. Y cuando vio el Dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la Mujer, la cual dio a luz al varón”.

g) Como así también con la aparición de las dos Bestias:

Apoc. XIII, 11-14: “Y vi otra bestia que sube de la tierra y tenía cuernos dos semejantes a cordero y hablaba como dragón. Y la autoridad de la primera bestia todo hace delante de ella y hace que la tierra y los que en ella habitan adoren a la Bestia, la primera, de la cual se curó la plaga, la mortal, suya. Y hace signos grandes de forma tal que incluso fuego hace del cielo descender a la tierra delante de los hombres. Y engaña a los que habitan sobre la tierra a causa de los signos que se le dio hacer delante de la Bestia, diciendo a los que habitan sobre la tierra hacer una imagen a la Bestia que tiene la plaga de la cuchilla y vivió”.

Estos versículos son muy importantes porque nos ayudan a entender varias cosas, razón por la cual debemos detenernos un poco más.


En primer lugar, tenemos que ubicarnos cronológicamente, para lo cual debemos recordar, una vez más, que en Apoc. VIII, 13 se identifican las tres últimas Trompetas con los tres “ay”.

Y vi y oí un águila volando en medio del cielo, diciendo con voz grande: “Ay, ay, ay de los que habitan sobre la tierra, a causa de las restantes voces de la trompeta de los tres ángeles, los que van a trompetear”.

Pero he aquí que, por Apoc. XI, 11-14, sabemos que el segundo “ay” tiene lugar tres días y medio después de la aparición del Anticristo y muerte de los dos Testigos[1].

Y después de los tres días y medio, un espíritu de vida de parte de Dios entró en ellos y se pararon sobre sus pies y temor grande cayó sobre los que los contemplaban. Y oyeron una voz grande, desde el cielo diciéndoles: “Subid aquí”. Y subieron al cielo en la nube y los contemplaron sus enemigos. Y en la hora aquella hubo un terremoto grande y el décimo de la ciudad cayó y muertos fueron, en el terremoto, nombres de hombres millares siete y los restantes quedaron despavoridos y dieron gloria al Dios del cielo. El ay, el segundo, se fué; ved que el ay, el tercero, viene pronto”.

Como se recordará, ya habíamos visto al segundo ay o sexta Trompeta que consistía en un formidable ejército que mataba un tercio de los habitantes de la tierra.

Apoc. IX, 13-15: “Y el sexto ángel trompeteó y oí voz una de los cuatro cuernos del altar, del de oro, el (que está) delante de Dios, diciendo al sexto ángel, el que tiene la trompeta: “Libera los cuatro ángeles, los atados sobre el río, el grande: Éufrates”. Y fueron liberados los cuatro ángeles, los preparados a la hora y día y mes y año, a fin de matar la tercera parte de los hombres”.

Con lo cual podemos apreciar que al momento en que aparece el Anticristo y toma posesión del Templo matando los dos Testigos, Babilonia es atacada despiadadamente, y es entonces que las dos Bestias van en ayuda de Babilonia, como vemos en Apoc.  cap. XIII:

3-4: “Y (vi) una de sus cabezas como degollada para muerte y la plaga de su muerte[2] se curó y maravillóse toda la tierra detrás de la Bestia. Y se postraron ante el Dragón porque dio la autoridad a la Bestia y se postraron ante la Bestia diciendo: “¿Quién (es) semejante a la Bestia?” y “¿Quién puede guerrear contra ella?”.

Esto es lo mismo que vemos en el pasaje paralelo de Daniel VII, 24:

“Los diez cuernos (significan que) de este reino surgirán diez reyes; y tras ellos se levantará otro que será diferente de los anteriores, y derribará a tres reyes”.

El cual continúa igual que en el Apocalipsis.

Dan. VII, 25: “Proferirá palabras contra el Altísimo”.

Apoc. XIII, 5: “Y se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias”.

La Bestia de la Tierra o Falso Profeta será el encargado de destruir esos ejércitos enemigos de la sexta Trompeta, como parece indicarlo:

Apoc. XIII 12-13: “Y hace que la tierra y los que en ella habitan adoren a la Bestia, la primera, de la cual se curó la plaga, la mortal, suya. Y hace signos grandes de forma tal que incluso fuego hace del cielo descender a la tierra delante de los hombres

Y así se explica fácilmente la tentación especial que han de sufrir los habitantes de la tierra como vemos en:

Apoc. III, 10: “Porque has guardado la palabra de mi perseverancia, Yo también te guardaré de la hora de la tentación, la que ha de venir sobre todo el mundo habitado, para tentar a los que habitan sobre de la tierra[3].

Prueba ante la cual sucumbirán:

Apoc. XIII, 14: “Y engaña a los que habitan sobre la tierra a causa de los signos que se le dio hacer delante de la Bestia, diciendo a los que habitan sobre la tierra hacer una imagen a la Bestia que tiene la plaga de la cuchilla y vivió”.

Apoc. XVII, 8: “Y se maravillarán los que habitan sobre la tierra (de los que no está escrito el nombre en el libro de la vida, desde la fundación del mundo), viendo la Bestia, que era y no es y estará presente”.



[1] Lo mismo parece desprenderse de Apoc. X, 5-7 cuando el ángel dice:

Y el ángel que vi estando de pie sobre el mar y sobre la tierra, alzó su mano, la diestra, al cielo, y juró por el Viviente por los siglos de los siglos - que creó el cielo y lo que hay en él y la tierra y lo que hay en ella y el mar y lo que hay en él -: "Tiempo ya no habrá", sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando vaya a trompetear, también se consumó el misterio de Dios como evangelizó a sus siervos los profetas”.

Lo cual parecería dar a entender que, al momento de tocar la séptima trompeta, ya los dos Testigos han consumado su predicación, es decir, ya han sido muertos por el Anticristo.

[2] La referencia a la sexta Trompeta (Apoc. IX, 18) parece ser clara:

“De las tres plagas estas, fueron muertos la tercera parte de los hombres (léase los habitantes de la tierra): del fuego y del humo y del azufre, el que salía de sus bocas”.

[3] Pasaje muy complejo que parecería, a primera vista, decir exactamente lo contrario. Ver, sin embargo, lo que hemos explicado AQUI.