martes, 11 de junio de 2019

Algunas Notas a Apocalipsis VII, 11-12


11. Y todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono y de los Ancianos y de los cuatro Vivientes y cayeron ante el trono sobre sus rostros y se postraron ante Dios,

Concordancias:

Προσεκύνησαν (se postraron): cfr. Apoc. III, 9; IV, 10; V, 14; XI, 16; XIII, 4.15; XIV, 7; XVI, 2; XIX, 4.10.20; XXII, 8-9.

Latría: Apoc. IX, 20; XIII, 8.12; XIV, 9-11; XX, 4. (Parecería que siempre en sentido peyorativo de idolatría).

Duda: Apoc. XI, 1; XV, 4.

Cfr. Apoc. XIX, 10.


Comentario:

Estos ángeles son los mismos de V, 12 y corresponden no a “todos” los ángeles, sino a todos los que están alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes. Son las virtudes.

Charles: "En este versículo el Vidente enumera los diversos rangos concéntricos de seres espirituales, comenzando desde fuera: primero los ángeles, luego los Ancianos, luego los cuatro Vivientes. Posiblemente debemos inferir que la gran multitud de Mártires (VII, 9) forma el círculo más alejado.

Según Charles el verbo προσκυνεῖν significa adorar cuando está en dativo y homenajear cuando está en acusativo, si bien reconoce que en el Evangelio es lo opuesto. Lo contrario dice Allo, el cual tiene razón; cfr. el comentario a XIII, 4.


12 diciendo: “Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén”.

Comentario:

Esta misma doxología se encuentra en V, 12 con dos diferencias:

1) Allí se dirige al Cordero y a Dios Padre, mientras que aquí solamente al Padre.

2) En lugar de πλοῦτον (riqueza) en V, 12, encontramos aquí εὐχαριστία (acción de gracias).

Caben dos posibilidades: o ambos términos se identifican o no, y en este último caso, podría tal vez pensarse, como insinúa Ramos García, que las Virtudes, al representar a sus respectivos Arcángeles, están divididas en 7 y que a cada grupo le corresponde una alabanza. La octava se explicaría porque era la que le correspondía a Satanás.

Wikenhauser: “Su canto (el de los mártires de la gran tribulación) halla eco en los ángeles que rodean el trono de Dios, a los ancianos y a los vivientes. Es casi del todo idéntico al himno con que, en V, 12, los ángeles ensalzan al Cordero, pero con la diferencia que aquí, como en los cantos que seguirán, se dirigen exclusivamente a Dios, a quien rinden tributo por el poder y la sabiduría admirables de que ha dado pruebas al salvar a tan inmensa muchedumbre (una alabanza semejante se lee en I Par. XXIX, 10 ss). El Amén puesto al principio indica claramente que hacen suyo y corroboran el himno de alabanza de los que fueron salvados”.

Bartina: "Las miríadas de miríadas angélicas que ya habían aparecido en torno al trono de Dios (V, 11), subsumen la alabanza de la turba celeste, como habían hecho antes en el himno del Cordero-Jesús (IV, 9.11; V, 12-13). Aquí como allí, celebran la sabiduría y potencia divinas con el septenario de la plenitud, pero el motivo ahora es por haber hecho Dios triunfar a tan grande muchedumbre".