13. Y se dirigió uno
de los Ancianos, diciéndome: “Estos, los vestidos de túnicas, las blancas,
¿quiénes son y de dónde han venido?”.
Notas Lingüísticas:
Zerwick: "ἀπεκρίθη: respondo. En hebreo también "tomar la
palabra".
Citas Bíblicas:
Τίνες εἰσὶν καὶ πόθεν ἦλθον (¿quiénes son y de dónde han
venido?): cfr. Jos. IX, 8.
Comentario:
Esta pregunta parece tener por finalidad la explicación de algún misterio
importante. Cfr también Ez. XXXVII, 3 y Zac. IV, 2.
Jünemann: “Y respondió: A mi pregunta interior, a mi deseo de saber”.
Charles: "El ἦλθον (¿de dónde han venido?) no implica
necesariamente que el número esté todavía completo. De aquí que οἱ ἐρχόμενοι en el versículo siguiente
pueda ser tomado en su sentido natural "los que están viniendo".
14. Y le dije: “Señor
mío, tú sabes”. Y me dijo: “Estos son los que vienen de la tribulación, la
grande; y lavaron sus túnicas y las blanquearon en la sangre del Cordero”.
Citas
Bíblicas:
Ver Gen. XLIX, 11 y Ex. XIX, 14.
Notas
Lingüísticas:
Iglesias: “Le dije: lit. le he dicho (tiempo verbal griego de perfecto por
simple aoristo, como tiempo verbal de narración)”.
Comentario:
Sobre “la gran tribulación” cfr. la cita de Škrinjar S.I. en II, 22.
Esta "tribulación grande" es la persecución del Anticristo que no
debe confundirse ni con la del quinto Sello (Apoc. VI, 9 ss; Mt. X, 17-22; Mc. XIII, 9-13) ni con la persecución
de Satanás a la Mujer en su huída al desierto (Apoc. XII, 1 ss; Dan. XII, 1 ss).
Straubinger: “Sobre esta tribulación, véase las palabras de Jesús en su discurso
escatológico (Mt. XXIV, 21). Cfr. Dan. XII, 1 y notas”.
Allo:
"Tener muy en cuenta que ἐρχόμενοι (vienen) está en presente, y que si el autor
hubiera querido hablar de un arribo que no fue continuado a sus ojos, hubiera
escrito ἐλθόντες (han venido), puesto que usa fácilmente el participio
aoristo".
Wikenhauser: “Los que van vestidos de blanco son, según oye del anciano, los que
superaron con éxito la gran tribulación y poseen ahora la plena felicidad del
cielo. La expresión “la gran tribulación” proviene de Daniel XII, 1: “Aquel
será un tiempo de tribulación como no lo ha habido jamás desde que existe un pueblo”
(Mc. XIII, 9); designa los duros y sangrientos días de persecución de la
Iglesia, que preceden inmediatamente al juicio. El pasaje XIII, 7-10 la describe
en detalles más precisos.
(…) Esta multitud innumerable está constituida, a juicio de la mayor
parte de los comentaristas, por los mártires de la persecución. Sin duda, la
interpretación es exacta. En todo caso el texto es explícito en decir que la muchedumbre
vestida de blanco representa a los que provienen de la última gran tribulación, la que precede al juicio final. Son,
sin lugar a duda, los mismos vencedores de que hablan las epístolas[1]. En ellos se centra todo el
interés del escritor apocalíptico. Es preciso, por tanto, guardarse de tomar
esta muchedumbre como símbolo de todos los salvados, de todos los elegidos que
alcanzan su destino eterno, ni siquiera de los que lo alcanzan mediante el sacrificio…”.
Alápide: "En griego hay doble
artículo: ἐκ τῆς θλίψεως τῆς μεγάλης, como si dijera: de aquella tribulación, aquella, digo, grande y
célebre, de la cual habló Cristo en Mt. XXIV, 21: "Porque
habrá entonces, grande tribulación, cual no la hubo desde el principio
del mundo hasta ahora ni la habrá más. Y si aquellos días no fueren acortados,
nadie se salvaría", esto es, ningún hombre se salvaría. Alude a la salida de los judíos de
Egipto; en efecto, Egipto en hebreo es Misraim, esto es, tribulación,
angustia, de la raíz tsara, esto es afligió, atribuló. Así los hebreos
antes de Moisés fueron afligidos en Egipto, y liberados y conducidos por
Moisés. Así como en los signados del v. 4 se aludió a las casas de los hebreos
signadas con la sangre del cordero pascual, así aquí se alude con la misma
palabra "tribulación", y "cordero", como si dijera: así
como antes los hebreos estuvieron en gran tribulación bajo el Faraón, pero
fueron signados y como lavados por la sangre del cordero pascual, por ella fueron
librados por Moisés, así también aquí los fieles en el fin del mundo estarán en
gran tribulación y tentación, tanto de la carne, del mundo y sobre todo del
Anticristo; pero signados por la cruz y lavados en la sangre del Cordero,
saldrán de ella y generosamente la superarán; incluso muchos morirán mártires,
y por lo tanto se les darán estolas blancas y palmas, y serán conducidos ante
el trono de Dios como vencedores. Nota esto: así como el frío del invierno
da a luz los frutos del verano, así la tribulación presente da a luz las
coronas eternas. Esto es lo que dice la Verdad eterna: "Bienaventurados
los que sufren persecución por la justicia porque de ellos es el reino de los
cielos", Mt. V, 10".
[1] Pasaje extraño (aunque sobre el cual coincidimos,
por supuesto), sobre todo teniendo en cuenta que el autor defiende la
interpretación histórica de las siete cartas.