lunes, 2 de agosto de 2021

He aquí que vengo, por Magdalena Chasles, Prólogo

 He aquí que vengo 

Nota del Blog: Comenzamos la publicación de este hermoso libro de la reconocida autora francesa. El texto original puede leerse AQUI. 

 

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Prólogo 

Numerosos son los lectores que amaron y propagaron El que Vuelve. Ahora propondremos un trabajo más considerable, más ordenado, más documentado, cargado de conocimientos bíblicos profundizados desde hace trece años; un trabajo que, esperamos, aportará no sólo la pequeña chispa que brota de El que Vuelve y encendió un brasero de alegría para algunos y un fuego de contradicción para otros, sino un trabajo que transmitirá una inmensa llama de certeza, esperanza, amor y adoración ante la acumulación de hechos históricos y anuncios proféticos consignados en el “rollo del Libro” que Jesucristo ha venido a vivir para nosotros en la humillación, el dolor y el sufrimiento, en su Primera Venida – rey coronado de espinas, con el cetro de escarnio – y que vendrá a desenrollar “otra vez para los que le están esperando” (Heb. IX, 28), en adelante coronado de gloria, rey de justicia y de paz. 

No procederemos por medio de la discusión – como tampoco lo hicimos en El que Vuelve y en Los Poderes del Mundo Futuro –, pues creemos que los textos sagrados hablarán a los corazones sinceros, provocarán la fe de nuestros lectores por medio de la certeza y el control histórico de la deslumbrante realización de las profecías mesiánicas de la Primera Venida de Cristo, Hijo de Dios; por otra parte, harán brotar la irradiante alegría de la esperanza por medio de las profecías tan numerosas que se relacionan con la Segunda Venida de Cristo, Juez y Rey. 

Invocaremos aquí el testimonio de la Virgen María, que supo esperar, que guardaba todas estas misteriosas cosas en su corazón, que creía, esperaba, amaba, adoraba, sin ver aún a su Salvador, a su Jesús y que, por su suprema vigilancia, fue declarada bienaventurada: “Y bienaventurada la que creyó, porque tendrá cumplimiento lo que se le dijo de parte del Señor” (Lc. I, 45). 

¿Estaremos entre esos bienaventurados de la Segunda Venida, entre los que creen, en el seno de las tinieblas, bajo las sonrisas burlonas o irónicas? Pues se cumplirán tan puntual, tan magníficamente, todas las cosas que han sido dichas a los profetas sobre los juicios y sobre las glorias de Cristo, como aquellas que se realizaron con la Primera Venida del Salvador. 

¿Indiferentes, escépticos o vigilantes? ¿En qué campo quisiéramos servir? 

¿No es preciso escoger?