sábado, 6 de agosto de 2016

Apocalipsis XIX y la Parusía (I de VI)

Apocalipsis XIX y la Parusía

I) INTRODUCCION

Hace un tiempo publicábamos un pequeño ensayo sobre el sexto Sello diciendo que la interpretación que allí se daba era algo así como un lugar común. Ahora trataremos de analizar otra interpretación tan común como la anterior: nos referimos a la batalla del Capítulo XIX del Apocalipsis en la cual son destruídas las dos Bestias.

La opinión mayoritaria vé aquí la Parusía y si no fuera por un texto de San Pablo que así parecería indicarlo, uno estaría tentado a preguntarse cómo fue posible que semejante interpretación haya hecho escuela dada la multitud de diferencias existentes entre ambos sucesos.


II) DIFERENCIAS

Veamos primero el texto y luego las diferencias más importantes.

Apoc. XIX:

11. Y vi el cielo abierto y he aquí un caballo blanco y el sedente sobre él llamado “Fiel y Verdadero” y con justicia juzga y guerrea.
12. Y sus ojos, llama de fuego y sobre su cabeza, diademas muchas; teniendo un nombre escrito que nadie sabe sino Él mismo.
13. Y vestido con un vestido teñidos en sangre, y se llama su Nombre “la Palabra de Dios”.
14. Y los ejércitos, los (que están) en el cielo, le seguían en caballos blancos, vestidos de lino fino blanco, puro.
15. Y de su boca sale una espada aguda, para con ella herir a las naciones. Y Él las destruirá con cetro de hierro y Él pisa el lagar del vino del furor de la ira de Dios, el Todopoderoso.
16. Y tiene sobre el vestido y sobre su muslo un nombre escrito: Rey de reyes y Señor de Señores.
17. Y vi un ángel estando de pie en el sol y clamó con voz grande, diciendo a todas las aves, las que vuelan por medio del cielo: “Venid, congregaos al banquete, el grande, de Dios,
18. a comer carnes de reyes y carnes de quiliarcas y carnes de fuertes y carnes de caballos y de los sedentes sobre ellos, y carnes de todos: tanto libres y siervos y pequeños y grandes”.
19. Y vi a la Bestia y a los reyes de la tierra y a sus ejércitos congregados, hacer la guerra contra el sedente sobre el caballo y contra su ejército.
20. Y fue presa la Bestia y con ella el Falso Profeta, el que había hecho los signos delante de ella, con los cuales había engañado a los que habían recibido la marca de la Bestia y a los que se postran ante su imagen. Vivos fueron arrojados los dos al lago, el del fuego, el que arde con azufre.
21. Y los restantes fueron muertos con la espada del sedente sobre el caballo, con la que salía de su boca y todas las aves se hartaron de sus carnes.


1) MOMENTO EN EL QUE TIENE LUGAR LA PARUSÍA

Por el Discurso Parusíaco sabemos bien cuál es el orden de los acontecimientos, con lo cual lo mejor para nuestro propósito será transcribir las palabras de Nuestro Señor en Mc. XIII, 19-27.

Porque habrá (en) los días aquellos tribulación tal como no ha habido parecida desde (el) principio de (la) creación que creó Dios, hasta el presente, ni habrá. Y si no acortara (el) Señor los días, no sería salva toda carne; más a causa de los elegidos que eligió, ha acortado los días. Y entonces, si alguien os dice: "Ved, aquí (está) el Cristo”, “ved, (está) allí”, no creáis. Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas y darán señales y prodigios para engañar si fuera posible a los elegidos. Pero vosotros ved que os he predicho todo”. "Pero en los  días aquellos, después de la tribulación aquella, el sol se oscurecerá y la luna no dará su resplandor, y las estrellas estarán del cielo cayendo y los poderes que (están) en los cielos serán sacudidas. Y entonces verán al Hijo del hombre viniendo en nubes con poder grande y gloria; y entonces enviará los ángeles y congregará sus elegidos de los cuatro vientos, de (un) extremo de (la) tierra a (un) extremo de (el) cielo”.

Como puede apreciarse, comienza Jesús indicando un período único que denomina tribulación y que se identifica con el reinado del Anticristo, el cual se ha de caracterizar por una feroz persecución. Ahora bien, después de señalar que este período va a ser abreviado (ver AQUI), Nuestro Señor habla del fin de esa tribulación, es decir, del fin del reino del Anticristo y continúa con lo que acontecerá después: fenómenos físicos en el sol, la luna y las estrellas, y es recién tras este hecho que pasa a hablar de la Parusía:

26. “Y entonces verán al Hijo del hombre viniendo en nubes con poder grande y gloria…”.

Con lo cual tenemos que el fin del Anticristo no puede coincidir con la Parusía, ya que entre ambos sucesos se dan los fenómenos en la naturaleza, y de hecho el mismo orden se observa, aunque no tan claramente como en el Evangelio, en los últimos versículos del capítulo XII de Daniel, e incluso la secuencia del Apocalipsis parece darlo a entender ya que después de la destrucción de las Bestias con su ejército, San Juan continúa con el encadenamiento de Satanás en el abismo y recién entonces pasa a hablar de los tronos y de la primera resurrección. Nada más natural que Cristo, antes de reinar efectivamente, primero juzgue y castigue a todos sus enemigos.


En conclusión: los fenómenos físicos en la naturaleza son posteriores a la destrucción del Anticristo, pero a su vez la Parusía es posterior a los fenómenos en el sol, la luna y las estrellas. Ergo.