Apocalipsis
XIX y la Parusía
I) INTRODUCCION
Hace un tiempo
publicábamos un pequeño ensayo sobre el sexto
Sello diciendo que la interpretación que allí se daba era algo así como un lugar común. Ahora trataremos de
analizar otra interpretación tan común
como la anterior: nos referimos a la batalla del Capítulo XIX del Apocalipsis en
la cual son destruídas las dos Bestias.
La opinión mayoritaria vé
aquí la Parusía y si no fuera por un
texto de San Pablo que así parecería indicarlo, uno estaría tentado a
preguntarse cómo fue posible que semejante interpretación haya hecho escuela
dada la multitud de diferencias existentes entre ambos sucesos.
II) DIFERENCIAS
Veamos primero el texto y
luego las diferencias más importantes.
Apoc. XIX:
11. Y vi el cielo abierto y
he aquí un caballo blanco y el sedente sobre él llamado “Fiel y Verdadero” y
con justicia juzga y guerrea.
12. Y sus ojos, llama de
fuego y sobre su cabeza, diademas muchas; teniendo un nombre escrito que nadie
sabe sino Él mismo.
13. Y vestido con un vestido
teñidos en sangre, y se llama su Nombre “la Palabra de Dios”.
14. Y los ejércitos, los (que están)
en el cielo, le seguían en caballos blancos, vestidos de lino fino blanco,
puro.
15. Y de su boca sale una
espada aguda, para con ella herir a las naciones. Y Él las destruirá con cetro
de hierro y Él pisa el lagar del vino del furor de la ira de Dios, el
Todopoderoso.
16. Y tiene sobre el vestido
y sobre su muslo un nombre escrito: Rey de reyes y Señor de Señores.
17. Y vi un ángel estando de
pie en el sol y clamó con voz grande, diciendo a todas las aves, las que vuelan
por medio del cielo: “Venid, congregaos al banquete, el grande, de Dios,
18. a comer carnes de reyes
y carnes de quiliarcas y carnes de fuertes y carnes de caballos y de los
sedentes sobre ellos, y carnes de todos: tanto libres y siervos y pequeños y
grandes”.
19. Y vi a la Bestia y a los
reyes de la tierra y a sus ejércitos congregados, hacer la guerra contra el
sedente sobre el caballo y contra su ejército.
20. Y fue presa la Bestia y
con ella el Falso Profeta, el que había hecho los signos delante de ella, con
los cuales había engañado a los que habían recibido la marca de la Bestia y a
los que se postran ante su imagen. Vivos fueron arrojados los dos al lago, el
del fuego, el que arde con azufre.
21. Y los restantes fueron
muertos con la espada del sedente sobre el caballo, con la que salía de su boca
y todas las aves se hartaron de sus carnes.
1) MOMENTO EN EL QUE TIENE LUGAR LA PARUSÍA
Por el Discurso Parusíaco
sabemos bien cuál es el orden de los acontecimientos, con lo cual lo mejor para
nuestro propósito será transcribir las palabras de Nuestro Señor en Mc. XIII, 19-27.
“Porque habrá (en) los días aquellos tribulación tal como no ha habido parecida
desde (el) principio de (la) creación que creó Dios, hasta el
presente, ni habrá. Y si no acortara (el) Señor los días, no sería salva
toda carne; más a causa de los elegidos que eligió, ha acortado los días. Y
entonces, si alguien os dice: "Ved, aquí (está) el Cristo”, “ved, (está)
allí”, no creáis. Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas y darán
señales y prodigios para engañar si fuera posible a los elegidos. Pero vosotros
ved que os he predicho todo”. "Pero en los
días aquellos, después de la
tribulación aquella, el sol se oscurecerá y la luna no dará su resplandor, y
las estrellas estarán del cielo cayendo y los poderes que (están) en los cielos serán sacudidas. Y entonces verán al Hijo del
hombre viniendo en nubes con poder grande y gloria; y entonces enviará los
ángeles y congregará sus elegidos de los cuatro vientos, de (un) extremo de (la) tierra a (un) extremo
de (el) cielo”.
Como puede apreciarse, comienza
Jesús indicando un período único que denomina tribulación y que se identifica con el reinado del Anticristo, el
cual se ha de caracterizar por una feroz persecución. Ahora bien, después de señalar
que este período va a ser abreviado (ver AQUI),
Nuestro Señor habla del fin de esa
tribulación, es decir, del fin del reino del Anticristo y continúa con lo que
acontecerá después: fenómenos físicos
en el sol, la luna y las estrellas, y es recién tras este hecho que pasa a
hablar de la Parusía:
26. “Y entonces verán al Hijo del
hombre viniendo en nubes con poder grande y gloria…”.
Con lo cual tenemos que el fin del Anticristo no puede coincidir
con la Parusía, ya que entre ambos
sucesos se dan los fenómenos en la naturaleza, y de hecho el mismo orden se
observa, aunque no tan claramente como en el Evangelio, en los últimos
versículos del capítulo XII de Daniel,
e incluso la secuencia del Apocalipsis parece darlo a entender ya que después
de la destrucción de las Bestias con su ejército, San Juan continúa con el
encadenamiento de Satanás en el abismo y recién entonces pasa a hablar de los
tronos y de la primera resurrección. Nada más natural que Cristo, antes de
reinar efectivamente, primero juzgue y castigue a todos sus enemigos.
En conclusión:
los fenómenos físicos en la naturaleza son posteriores a la destrucción del
Anticristo, pero a su vez la Parusía es posterior a los fenómenos en el sol, la
luna y las estrellas. Ergo.