martes, 22 de noviembre de 2016

El que ha de Volver, por M. Chasles. Tercera Parte: Las Señales (VII de VII)

VII

YO LOS PLANTARE EN SU PROPIO SUELO

Am. IX, 15

La extensión del Sionismo o reagrupamiento de Israel data del fin de la guerra mundial. La Palestina fué entonces colocada, por los tratados de paz, bajo el mandato británico.

El iniciador del movimiento fué un judío de Budapest, Teodoro Herzl, y el primer Congreso sionista fué realizado en Basilea en 1897; los resultados fueron limitados. Pero en 1917, el 2 de Noviembre, Lord Balfour abría ampliamente la Tierra Santa a los Judíos, favoreciéndolo las grandes firmas americanas, que sostenían entonces con sus poderosos capitales, antes de la baja del dólar, el restablecimiento de su tierra.

De todas maneras, es el gesto abominable de Hitler que expulsa a los judíos de Alemania y confisca sus bienes lo que debía acelerar su reagrupamiento.

Si el gesto fué irritante, sirvió para el cumplimiento de las profecías. Actualmente la gran reunión de "Israel de Dios" sobre su tierra, que debe preceder la vuelta de Cristo, progresa rápidamente.

Aquí las cifras oficiales que son significativas:

En 1920 se contaban 58.000 Judíos en Palestina

En 1930, 175.000

En 1933, 227.000

En 1934, 307.000

En 1935, 370.000[1]

Únicamente durante el año 1935 llegó a Palestina un contingente de emigrantes siete veces superior a aquel de los cautivos que volvieron de Babilonia, después del decreto de Ciro hace 2470 años.

Esta concentración de los judíos es tan rápida que los árabes se han alarmado vivamente. El 13 de Octubre de 1933 hubo en Jerusalén manifestaciones violentas dirigidas contra los judíos y renovadas, quince días después, en Jaffa, puerto de desembarque.


Los ingleses reprimieron estas conmociones y el alto Comisario hizo aparecer esta nota: "Hablaré francamente al pueblo de Palestina. Hace trece años, Gran Bretaña aceptó el mandato de Palestina que le trajo pesadas responsabilidades para con los judíos y los árabes. Gran Bretaña se encargará de sus obligaciones imparcialmente y sin favoritismo para uno u otro de los partidos. El Mandato implica facilitar el establecimiento en Palestina del Hogar nacional del pueblo judío, pero igualmente, respetar los derechos de los otros habitantes de la Palestina. Las dos obligaciones serán observadas puntualmente".

El gobierno inglés está obligado a agrupar en contingentes rigurosos la emigración judía a fin de evitar nuevas manifestaciones árabes. Pero una fuerza más poderosa que la prudencia inglesa que quiere contemplar los derechos de todos, más poderosa que las autoridades musulmanas que separan del Islam a aquéllos de sus correligionarios que venden tierras a los judíos, una fuerza que domina a los hombres, precipita la llegada de contingentes israelitas a fin de repoblar la "Erest-Israel". "Los recogeré de todas partes y los traeré a su tierra", dice el Eterno (Ez. XXXVII, 21).

Hasta el sitio faltará. "Pues no se hallará lugar para ellos" (Zac. X, 10). Ya se señala la instalación de los judíos en Transjordania en Siria[2].

La Palestina está destinada a recibir una población de una densidad elevada. Desde luego es preciso sembrar los campos, construir ciudades, instalar usinas, regar un suelo árido e inculto, desecar pantanos, en fin, desarrollar los elementos de una vida intelectual y nacional.

Sigamos pues, la expresión y el crecimiento de esta nación que se reconstituye y renueva su juventud como el águila, encontrando su tierra antigua, dada por Dios a Abrahán (Gén. XVII, 8), la tierra prometida.

Las Ciudades.

Numerosas ciudades palestinas se agrandan, otras surgen del suelo. "Tel Aviv", la primera ciudad sionista fundada en 1909, es ahora una gran ciudad; bellos teatros, grandes administraciones, colegios, universidades, óperas. Sus habitantes se cuentan por millares: 46.000 en 1932; 102.000 en el último censo de 1935. ¡Qué aumento en tres años!

Jaffa desarrolla su puerto por el cual cajones de naranjas y de cidras son exportadas para Europa. De Enero a Abril de 1935 (en tres meses) 7.292.792 cajones han sido cargados en Jaffa.

Haifa, donde viene a terminar la línea de tubos del petróleo del Irak, se extiende a lo largo, a los pies del Carmelo; sus casas blancas, sus usinas, sus establecimientos técnicos se multiplican con una prodigiosa rapidez por las orillas de su hermosa bahía.

La vieja ciudad de Safed, sobre su altura, aquélla de la cual habla el Señor Jesús cuando se refería: "una ciudad situada sobre una montaña no puede ser escondida" (Mat. V, 14), luego rivalizará con Tel Aviv y Haifa.

En cuanto a Jerusalén, sus construcciones nuevas son muy importantes y la ciudad está en constante desarrollo.

La vida agrícola.

El Profeta Isaías ha visto estos días de restauración rápida de la tierra de Israel.

"Alégrese el desierto y la tierra árida, regocíjese el yermo y florezca como el narciso. Florezca magníficamente y exulte, salte de gozo y entone himnos. Pues le será dada la gloria del Líbano, la hermosura del Carmelo y de Sarón (…) entonces brotarán aguas en el desierto, y arroyos en la tierra árida" (Is. XXXV, 1-2.6-7).

El suelo inculto y pedregoso llega a ser fértil y las corrientes de agua saltan, el agua puede ser llevada a grandes distancias y fecundar el suelo. No exagera nada esta visión de Isaías que tiene veintiocho siglos ya.

Una organización importante, la "Keren Kayemeth Leisrael" desarrolla metódicamente la vida agrícola que permite a los judíos comprar las tierras desde su llegada a su suelo y después regarlo y cultivarlo. En 1935, los judíos poseían una superficie de 120.000 hectáreas.

Esta compra de tierras es a menudo difícil, pues los árabes no quieren deshacerse de ellas.

En el mes de Febrero de 1935, todos los jefes del Islam palestino, se reunieron en Jerusalén, en Congreso, en los salones de la escuela musulmana, cerca de la Mezquita de Omar y promulgaron edictos con penas terribles contra los árabes que vendieran sus tierras a los judíos. Decretaron que les serían negados los honores fúnebres después de su muerte y que sus cuerpos no podían ser enterrados en el recinto de los cementerios musulmanes[3].

En la región de Bersabée, los jefes prestaron juramento sobre el Corán y sobre su sable de no vender más tierras a los sionistas[4].

A pesar de estas prohibiciones y de estos juramentos, los árabes abandonan sus tierras, a precios muy elevados, es verdad. ¿Pero no hay aquí una fuerza irresistible e invencible que dirige los acontecimientos y los precipita?

Sobre la irrigación se hace el gran esfuerzo del "Keren Kayemeth" y de toda la empresa sionista. Usinas, barreras del Jordán, arcas de agua aseguran la distribución en las ciudades y haciendas. Jerusalén desde fines de 1936, es alimentada con agua corriente.

Pero al lado del regadío — tan urgente en Oriente — es preciso cuidar del saneamiento de los pantanos. El "Keren Kayemeth" se ocupa de esto, activamente. Es el medio esencial para conquistar tierras insalubres e incultas y hacer de ellas un suelo productivo.

En el mes de Abril de 1935, la "Palestine Land Development Company" compró toda la región del lago Merom, el Houleh a fin de desecarlo. Se cuenta con ver florecer ahí en los próximos años una colonia de 30.000 judíos; éste no es actualmente más que un país desierto, entregado a las fiebres palúdicas, habitado solamente por algunas familias de beduinos[5].

Si la empresa tiene éxito, esta región debe producir varias cosechas por año.

¿No ha anunciado Dios estos tiempos, por boca del profeta Amós?

"He aquí que vienen días, dice Yahvé, en que al arador le seguirá el segador, y al que pisa las uvas el que esparce la semilla; los montes destilarán mosto, y todas las colinas abundarán de fruto. Y haré que regresen los cautivos de Israel, mi pueblo; edificarán las ciudades devastadas, y las habitarán, plantarán viñas y beberán su vino; harán huertos y comerán su fruto. Yo los plantaré en su propio suelo; y no volverán a ser arrancados de su tierra, que Yo les he dado, dice Yahvé, tu Dios" (Am. IX, 13-15).

La reforestación también se realiza sobre la tierra. El "Keren Kayemeth" ha plantado 130.862 árboles en 1934; el número total de árboles plantados desde hace algunos años se eleva a 1.473.000[6].

Los árboles frutales son numerosos, principalmente el plátano, el naranjo y el schaddock que produce la cidra.

De Gaza a Lydda se extiende un verdadero bosque de naranjos.

"Los árboles dan su fruto, y la higuera y la vid sus riquezas. Los árboles darán frutos" (Jl. II, 22).

Las viñas son tan productivas que las uvas abundan de Julio a Noviembre.

Estancias modelo son establecidas sobre todo el territorio, a fin de facilitar la enseñanza y la cultura. "Pues reverdecen los pastos del desierto (…) Se llenarán de trigo las eras, y los lagares rebosarán de vino y de aceite" (Jl. II, 22.24).

El desarrollo de la agricultura es un hecho particularmente interesante, pues los judíos por su constitución física no parecen adaptarse fácilmente a este género de trabajo. Ahora se cuentan ochenta mil agricultores judíos y se constata un desarrollo físico de la raza: cuerpos robustos, espaldas anchas.

Se cuenta con poder de alimentar aproximadamente tres millones de hombres, por la intensificación de la enseñanza y de la agricultura.

El esfuerzo industrial.

El desarrollo de las usinas es considerable. Se han establecido explotaciones de bromo y de potasio cerca del Mar Muerto. Usinas de fuerza motriz se levantan cerca del Jordán. Una represa cerca de Dagania ha hecho del lago Kinereth una gran reserva para la producción de fuerza hidráulica.

No hay en Palestina ni crisis económica ni huelga; reina la mayor prosperidad, mientras que en otras partes domina la crisis mundial.

La Universidad de Jerusalén.

Al mismo tiempo de proseguir la intensificación de la agricultura y el desarrollo industrial, los israelitas quieren que su vida intelectual y su cultura científica alcance también su legítimo desarrollo.

En 1925 fué fundada sobre el monte Scopus, en Jerusalén, la Universidad Judía, donde el hebreo ha llegado a ser lengua viva como en toda la Palestina Nueva. Actualmente esta Universidad cuenta con 80 profesores y 500 estudiantes.

Todas las ciencias se enseñan allí. Los cursos son hechos en hebreo.

La biblioteca posee más de 300.000 volúmenes.

Entre las últimas informaciones que nos han llegado, señalamos además la construcción de navíos de comercio: el "Har Karmel" (Monte Carmelo), ostentando el pabellón palestino, exporta los productos de las usinas del Mar Muerto, el "Tel Aviv" lanzado el 25 de Febrero desplaza 10.000 toneladas y está entregado a la línea Haifa-Trieste.

En fin, desde 1935, los telegramas son transmitidos en hebreo.


***

Hemos referido anteriormente con algunos detalles las transformaciones de la Palestina que han anunciado los profetas. Esto nos permite decir, verdaderamente, contemplando esta súbita explosión de vida en la tierra de Israel: "es el milagro judío".

Esta transformación económica prepara ciertamente la transformación política.

A Israel no falta más que el reconocimiento de su nacionalidad por todas las potencias.

La nacionalidad judía ha sido abolida después de la conquista romana: Los judíos quieren reconquistarla.

En 1932 se reunió en Lausanne un Congreso israelita para pedir a las potencias el reconocimiento de los judíos como nación. Este primer Congreso no ha terminado; deber ser reabierto. De todas maneras este primer esfuerzo lleva hacia el restablecimiento oficial de este pueblo, que cesará entonces de tener una nacionalidad postiza, después de diez y nueve siglos.

¡Qué castigo ha caído sobre él por haber gritado, al presentar Pilatos a Jesús diciendo "he aquí vuestro rey", "no tenemos más rey que César"!

"¡No tenemos más rey que César!". César los ha arruinado, y los Césares modernos, representados en la Sociedad de las Naciones, siguen negándoles el derecho de ser una nación.

¡Pero Jesús vivirá más que César, y Él quebrará los Césares!

"De Sión vendrá el Libertador… y de esta manera todo Israel será salvo” (Rom. XI, 26-25)[7].




[1] Nota del Blog: actualmente hay un poco más 8.000.000 de habitantes en Israel de los cuales unas 2/3 partes son judíos.

[2] "La Palestina", Enero de 1935.

Nota del Blog: ¿Será en Jordania?

[3] "Jerusalén", Mayo-Junio de 1935, p. 87.

[4]  "La Palestina", Diciembre de 1934.

[5] "La France de l'Est", Abril de 1935.

[6]  "Jerusalén", Mayo-Junio de 1935.

[7] Recomendamos mucho: "Le retour d'Israel", por Max Marin, Desclée de Brouwer, 1935. Esta obra ha aparecido después de la terminación de nuestro estudio y ella confirma nuestra conclusión.