VII
YO LOS PLANTARE EN SU PROPIO SUELO
Am. IX, 15
La extensión del Sionismo o reagrupamiento de Israel
data del fin de la guerra mundial. La Palestina fué entonces colocada, por los
tratados de paz, bajo el mandato británico.
El iniciador del movimiento fué un judío de Budapest,
Teodoro Herzl, y el primer Congreso sionista fué realizado en Basilea en 1897;
los resultados fueron limitados. Pero en
1917, el 2 de Noviembre, Lord Balfour abría ampliamente la Tierra Santa a los
Judíos, favoreciéndolo las grandes firmas americanas, que sostenían entonces
con sus poderosos capitales, antes de la baja del dólar, el restablecimiento de
su tierra.
De todas maneras, es el gesto abominable de Hitler que
expulsa a los judíos de Alemania y confisca sus bienes lo que debía acelerar su
reagrupamiento.
Si el gesto fué irritante, sirvió para el cumplimiento
de las profecías. Actualmente la gran
reunión de "Israel de Dios" sobre su tierra, que debe preceder la
vuelta de Cristo, progresa rápidamente.
Aquí las cifras oficiales que son significativas:
En 1920 se contaban 58.000 Judíos en Palestina
En 1930, 175.000
En 1933, 227.000
En 1934, 307.000
En 1935, 370.000[1]
Únicamente
durante el año 1935 llegó a Palestina un contingente de emigrantes siete veces
superior a aquel de los cautivos que volvieron de Babilonia, después del decreto
de Ciro hace 2470 años.
Esta
concentración de los judíos es tan rápida que los árabes se han alarmado vivamente.
El 13 de Octubre de 1933 hubo en Jerusalén manifestaciones violentas dirigidas
contra los judíos y renovadas, quince días después, en Jaffa, puerto de
desembarque.
Los ingleses reprimieron estas conmociones y el alto
Comisario hizo aparecer esta nota: "Hablaré francamente al pueblo de
Palestina. Hace trece años, Gran Bretaña aceptó el mandato de Palestina que le
trajo pesadas responsabilidades para con los judíos y los árabes. Gran Bretaña
se encargará de sus obligaciones imparcialmente y sin favoritismo para uno u
otro de los partidos. El Mandato implica facilitar el establecimiento en
Palestina del Hogar nacional del pueblo judío, pero igualmente, respetar los
derechos de los otros habitantes de la Palestina. Las dos obligaciones serán
observadas puntualmente".
El gobierno inglés está obligado a agrupar en
contingentes rigurosos la emigración judía a fin de evitar nuevas
manifestaciones árabes. Pero una fuerza
más poderosa que la prudencia inglesa que quiere contemplar los derechos de
todos, más poderosa que las autoridades musulmanas que separan del Islam a
aquéllos de sus correligionarios que venden tierras a los judíos, una fuerza
que domina a los hombres, precipita la llegada de contingentes israelitas a fin
de repoblar la "Erest-Israel". "Los recogeré de todas partes
y los traeré a su tierra", dice el Eterno (Ez. XXXVII, 21).
Hasta el sitio faltará. "Pues no se hallará lugar
para ellos" (Zac. X, 10). Ya se señala la instalación de los judíos en
Transjordania en Siria[2].
La Palestina
está destinada a recibir una población de una densidad elevada. Desde luego es
preciso sembrar los campos, construir ciudades, instalar usinas, regar un suelo
árido e inculto, desecar pantanos, en fin, desarrollar los elementos de una
vida intelectual y nacional.
Sigamos pues, la
expresión y el crecimiento de esta nación que se reconstituye y renueva su
juventud como el águila, encontrando su tierra antigua, dada por Dios a Abrahán
(Gén. XVII, 8), la tierra prometida.
Las Ciudades.
Numerosas ciudades palestinas se agrandan, otras
surgen del suelo. "Tel Aviv", la primera ciudad
sionista fundada en 1909, es ahora una gran ciudad; bellos teatros, grandes
administraciones, colegios, universidades, óperas. Sus habitantes se cuentan
por millares: 46.000 en 1932; 102.000 en el último censo de 1935. ¡Qué aumento
en tres años!
Jaffa desarrolla
su puerto por el cual cajones de naranjas y de cidras son exportadas para
Europa. De Enero a Abril de 1935 (en tres meses) 7.292.792 cajones han sido
cargados en Jaffa.
Haifa, donde viene a terminar la línea de tubos del
petróleo del Irak, se extiende a lo largo, a los pies del Carmelo; sus casas
blancas, sus usinas, sus establecimientos técnicos se multiplican con una prodigiosa
rapidez por las orillas de su hermosa bahía.
La vieja ciudad de Safed, sobre su altura, aquélla de
la cual habla el Señor Jesús cuando se refería: "una ciudad situada sobre
una montaña no puede ser escondida" (Mat. V, 14), luego rivalizará con Tel
Aviv y Haifa.
En cuanto a Jerusalén, sus construcciones nuevas son
muy importantes y la ciudad está en constante desarrollo.
La vida agrícola.
El Profeta Isaías ha visto estos días de restauración
rápida de la tierra de Israel.
"Alégrese
el desierto y la tierra árida, regocíjese el yermo y florezca como el narciso. Florezca
magníficamente y exulte, salte de gozo y entone himnos. Pues le será dada la gloria
del Líbano, la hermosura del Carmelo y de Sarón (…) entonces brotarán aguas en
el desierto, y arroyos en la tierra árida" (Is. XXXV, 1-2.6-7).
El suelo inculto
y pedregoso llega a ser fértil y las corrientes de agua saltan, el agua puede
ser llevada a grandes distancias y fecundar el suelo. No exagera nada esta visión
de Isaías que tiene veintiocho siglos ya.
Una organización importante, la "Keren Kayemeth
Leisrael" desarrolla metódicamente la vida agrícola que permite a los
judíos comprar las tierras desde su llegada a su suelo y después regarlo y cultivarlo.
En 1935, los judíos poseían una superficie de 120.000 hectáreas.
Esta compra de tierras es a menudo difícil, pues los
árabes no quieren deshacerse de ellas.
En el mes de Febrero de 1935, todos los jefes del
Islam palestino, se reunieron en Jerusalén, en Congreso, en los salones de la
escuela musulmana, cerca de la Mezquita de Omar y promulgaron edictos con penas
terribles contra los árabes que vendieran sus tierras a los judíos. Decretaron
que les serían negados los honores fúnebres después de su muerte y que sus
cuerpos no podían ser enterrados en el recinto de los cementerios musulmanes[3].
En la región de Bersabée, los jefes prestaron
juramento sobre el Corán y sobre su sable de no vender más tierras a los
sionistas[4].
A pesar de estas
prohibiciones y de estos juramentos, los árabes abandonan sus tierras, a
precios muy elevados, es verdad. ¿Pero no hay aquí una fuerza irresistible e
invencible que dirige los acontecimientos y los precipita?
Sobre la irrigación se hace el gran esfuerzo del
"Keren Kayemeth" y de toda la empresa sionista. Usinas, barreras del
Jordán, arcas de agua aseguran la distribución en las ciudades y haciendas. Jerusalén desde fines de 1936, es
alimentada con agua corriente.
Pero al lado del regadío — tan urgente en Oriente — es
preciso cuidar del saneamiento de los pantanos. El "Keren Kayemeth"
se ocupa de esto, activamente. Es el medio esencial para conquistar tierras
insalubres e incultas y hacer de ellas un suelo productivo.
En el mes de Abril de 1935, la "Palestine Land
Development Company" compró toda la región del lago Merom, el Houleh a fin
de desecarlo. Se cuenta con ver florecer ahí en los próximos años una colonia
de 30.000 judíos; éste no es actualmente más que un país desierto, entregado a
las fiebres palúdicas, habitado solamente por algunas familias de beduinos[5].
Si la empresa tiene éxito, esta región debe producir
varias cosechas por año.
¿No ha anunciado Dios estos tiempos, por boca del
profeta Amós?
"He aquí
que vienen días, dice Yahvé, en que al arador le seguirá el segador, y al que
pisa las uvas el que esparce la semilla; los montes destilarán mosto, y todas
las colinas abundarán de fruto. Y haré que regresen los cautivos de Israel, mi
pueblo; edificarán las ciudades devastadas, y las habitarán, plantarán viñas y
beberán su vino; harán huertos y comerán su fruto. Yo los plantaré en su propio
suelo; y no volverán a ser arrancados de su tierra, que Yo les he dado, dice
Yahvé, tu Dios" (Am. IX, 13-15).
La reforestación también se realiza sobre la tierra. El "Keren Kayemeth" ha plantado
130.862 árboles en 1934; el número total de árboles plantados desde hace algunos
años se eleva a 1.473.000[6].
Los árboles
frutales son numerosos, principalmente el plátano, el naranjo y el schaddock
que produce la cidra.
De Gaza a Lydda se
extiende un verdadero bosque de naranjos.
"Los árboles dan su fruto, y la higuera y la vid
sus riquezas. Los árboles darán frutos" (Jl. II, 22).
Las viñas son
tan productivas que las uvas abundan de Julio a Noviembre.
Estancias modelo son establecidas sobre todo el
territorio, a fin de facilitar la enseñanza y la cultura. "Pues reverdecen
los pastos del desierto (…) Se llenarán
de trigo las eras, y los lagares rebosarán de vino y de aceite" (Jl.
II, 22.24).
El desarrollo de
la agricultura es un hecho particularmente interesante, pues los judíos por su
constitución física no parecen adaptarse fácilmente a este género de trabajo.
Ahora se cuentan ochenta mil agricultores judíos y se constata un desarrollo
físico de la raza: cuerpos robustos, espaldas anchas.
Se cuenta con poder de alimentar aproximadamente tres
millones de hombres, por la intensificación de la enseñanza y de la agricultura.
El esfuerzo
industrial.
El desarrollo de las usinas es considerable. Se han
establecido explotaciones de bromo y de potasio cerca del Mar Muerto. Usinas de
fuerza motriz se levantan cerca del Jordán. Una represa cerca de Dagania ha
hecho del lago Kinereth una gran reserva para la producción de fuerza
hidráulica.
No hay en
Palestina ni crisis económica ni huelga; reina la mayor prosperidad, mientras
que en otras partes domina la crisis mundial.
La Universidad
de Jerusalén.
Al mismo tiempo de proseguir la intensificación de la
agricultura y el desarrollo industrial, los israelitas quieren que su vida
intelectual y su cultura científica alcance también su legítimo desarrollo.
En 1925 fué
fundada sobre el monte Scopus, en Jerusalén, la Universidad Judía, donde el
hebreo ha llegado a ser lengua viva como en toda la Palestina Nueva. Actualmente esta Universidad
cuenta con 80 profesores y 500 estudiantes.
Todas las
ciencias se enseñan allí. Los cursos son hechos en hebreo.
La biblioteca
posee más de 300.000 volúmenes.
Entre las últimas informaciones que nos han llegado,
señalamos además la construcción de navíos de comercio: el "Har
Karmel" (Monte Carmelo), ostentando el pabellón palestino, exporta los
productos de las usinas del Mar Muerto, el "Tel Aviv" lanzado el 25
de Febrero desplaza 10.000 toneladas y está entregado a la línea Haifa-Trieste.
En fin, desde 1935, los telegramas son transmitidos en
hebreo.
***
Hemos referido anteriormente con algunos detalles las
transformaciones de la Palestina que han anunciado los profetas. Esto nos
permite decir, verdaderamente, contemplando esta súbita explosión de vida en la
tierra de Israel: "es el milagro judío".
Esta transformación económica prepara ciertamente la
transformación política.
A Israel no
falta más que el reconocimiento de su nacionalidad por todas las potencias.
La nacionalidad
judía ha sido abolida después de la conquista romana: Los judíos quieren
reconquistarla.
En 1932 se reunió en Lausanne un Congreso israelita
para pedir a las potencias el reconocimiento de los judíos como nación. Este
primer Congreso no ha terminado; deber ser reabierto. De todas maneras este
primer esfuerzo lleva hacia el restablecimiento oficial de este pueblo, que
cesará entonces de tener una nacionalidad postiza, después de diez y nueve
siglos.
¡Qué castigo ha caído sobre él por haber gritado, al
presentar Pilatos a Jesús diciendo "he aquí vuestro rey", "no
tenemos más rey que César"!
"¡No
tenemos más rey que César!". César los ha arruinado, y los Césares
modernos, representados en la Sociedad de las Naciones, siguen negándoles el
derecho de ser una nación.
¡Pero Jesús vivirá más que César, y Él quebrará los
Césares!
"De Sión vendrá el Libertador… y de esta manera todo
Israel será salvo” (Rom.
XI, 26-25)[7].
[1] Nota del Blog: actualmente hay un poco más 8.000.000 de habitantes en Israel de los
cuales unas 2/3 partes son judíos.
[2] "La
Palestina", Enero de 1935.
Nota
del Blog: ¿Será en Jordania?
[3] "Jerusalén", Mayo-Junio de 1935, p.
87.
[4] "La Palestina", Diciembre de 1934.
[5] "La France de l'Est", Abril de
1935.
[6] "Jerusalén", Mayo-Junio de 1935.
[7] Recomendamos mucho: "Le retour
d'Israel", por Max Marin, Desclée de Brouwer, 1935. Esta obra ha aparecido
después de la terminación de nuestro estudio y ella confirma nuestra conclusión.