jueves, 4 de junio de 2015

Algunas Notas a Apocalipsis I, 17-18

17ab. Y cuando le vi caí a sus pies como muerto y Él puso su diestra sobre mí y dijo: “No temas:

Notas Lingüísticas:

Zerwick: "Μὴ φοβοῦ: deja de temer".


Comentario:

Allo: "ἔπεσα (caí): Así cayeron Isaías (VI, 5), Ezequiel (I, 28), Daniel (passim) y Enoc (XIV, 24), etc".

Allo: "Μὴ φοβοῦ (no temas): Cfr. Daniel X, 12.19 y las palabras de Nuestro Señor en el Evangelio (ἐγώ εἰμι· μὴ φοβεῖσθε, "Soy Yo, no temáis") Mt. XIV, 27 y paralelos; Jn. VI, 20, etc".

Alápide: Caí a sus pies como muerto: no por reverencia sino por un gran miedo, que lo dejó como sin alma, debido a la tan augusta y terrible visión de Cristo, a la espada que salía de su boca, y a la voz terrible que hablaba. Lo mismo le pasó a Daniel, X, 9 y a los Apóstoles en la transfiguración de Cristo, Mt XVII, 6”.

Notar que en XIX, 10 y en XXII, 8 no se dice que San Juan tuviera miedo, si bien tiene el mismo gesto de caer a los pies del que le habla.


17c. Yo soy el primero y el último 18. y el Viviente, y fui muerto y he aquí que estoy vivo por los siglos de los siglos y tengo las llaves de la muerte y del hades.

Jesucristo se declara no solamente Dios (el primero y el último), sino también el Viviente por excelencia, el cual por medio de su muerte y resurrección obtuvo poder sobre "la muerte y el hades".

En San Juan "la muerte y el Hades" siempre representan una entidad malvada. Es llamada "la primera muerte", por oposición a la segunda, que es el lago de fuego y azufre.

En concreto, es el lugar donde residen las almas de los condenados, las cuales no podrán salir de allí hasta que Jesús abra sus puertas. Esto sucederá en dos ocasiones: primero en su Parusía, donde resucitarán algunos malvados para ser arrojados antes que los demás a la segunda muerte y en segundo lugar en el juicio final (XX, 11 ss).

Charles: "Este versículo nos muestra la triple concepción de Cristo en Juan: la vida que habita por siempre que Él tenía independientemente del mundo; su humillación incluso hasta la muerte y su resurrección a la vida no sólo eterna en sí misma sino a la autoridad universal sobre la vida y la muerte".



I) el primero y el último

Comentario:

Allo: "Primero y último", también se dice de Jesús en Apoc. XXII, 13. Título eminentemente divino; Cfr. Is. XLIV, 6; XLVIII, 12".

"El Primero y el Último" este título aparece en I, 17; II, 8 y XXII, 13, siempre aplicado a Jesucristo.


II) el Viviente, y fui muerto y he aquí que vivo por los siglos de los siglos

Notas Lingüísticas:

Charles: "ζῶν εἰμι εἰς τοὺς αἰῶνας τῶν αἰώνων (vivo por los siglos de los siglos): estas palabras se dicen del Padre en IV, 9.10 y X, 6. Se encuentran en este sentido en Dn. IV, 31, XII, 7 y Eccl. XVIII, 1".

Traducimos ἐγενόμην por “fui” al igual que en los versículos 9 y 10 y siempre por la misma razón: la idea que denota el verbo es de ser una acción que otro ejerce sobre la persona: San Juan es llevado a Patmos, luego al día del Señor, y finalmente en IV, 2 al cielo, mientras que aquí Nuestro Señor fue muerto por sus enemigos.


Comentario:

Allo: "Para Jesús, el Ἀρχηγὸν τῆς ζωῆς (el autor de la vida, Hech. III, 15), a la idea de fuente y dador de la vida, se une la de la resurrección corporal".

Allo: “ Ζῶν (el Viviente), título divino. El "Viviente" por excelencia, por esencia, corresponde al "Yo soy el que soy" del AT".


III) tengo las llaves de la muerte y del hades

Comentario:

Cfr. Apoc. VI, 8; XX, 13 s.

"La muerte y el hades" no parecen referirse al limbo ya que este término es usado en el resto del libro con un solo sentido.

Sales: "El infierno o sheol es representado como una prisión munida de un puerta muy sólida en la cual la muerte hace entrar y encierra a los hombres (Mt. XVI, 18)".

Zerwick: "Tener la llave = tener la potestad. Aquí, de librar de la muerte y del infierno o de arrojar a los culpables a la muerte y a los infiernos; tiene esta potestad ya que venció a la muerte y resucitará a los muertos".

La muerte y el hades (gr. ᾅδης) forman como un grupo que siempre se presenta unido en el Apocalipsis: I, 18; VI, 8 y XX, 13-14.

En el Apocalipsis y en San Mateo se nombran varias llaves:

1) Las de la muerte y del hades: I, 18.

2) La de David: III, 7.

3) La del Abismo: IX, 1; XX, 1.

4) Las del Reino de los Cielos: Mt. XVI, 19.


* Las de la muerte y del hades parecen ser las únicas que Nuestro Señor retiene. Las demás se las da a Eliaquím (Is. XXII), al ángel y a San Pedro respectivamente.