domingo, 20 de agosto de 2023

Algunas notas a Apocalipsis XIV, 13

 13. Y oí una voz del cielo diciendo: “Escribe: ¡Bienaventurados los muertos, los que en Señor mueren, desde ahora!”. “Sí, dice el Espíritu: que descansen de sus trabajos; en efecto, sus obras les siguen”. 

Concordancias: 

ἤκουσα (oi): cfr. Apoc. I, 3.10; II, 7.11.17.29; III, 3.6.13.20.22; IV, 1; V, 11.13; VI, 1.3.5-7; VII, 4; VIII, 13; IX, 13.16; X, 4.8; XII, 10; XIII, 9; XIV, 2; XVI, 1.5.7; XVIII, 4; XIX, 1.6; XXI, 3; XXII, 8.17-18. Ver Apoc. IX, 20; XI, 12; XVIII, 22-23. 

φωνῆς (voz): cfr. Apoc. I, 10.12.15; III, 20; IV, 1.5; V, 2.11-12; VI, 1.6-7.10; VII, 2.10; VIII, 5.13; IX, 13; X, 3-4.7-8; XI, 12.15.19; XII, 10; XIV, 2.7.9.15.18; XVI, 1.17-18; XVIII, 2.4; XIX, 1.5-6.17; XXI, 3. Ver Apoc. XVIII, 22-23. 

οὐρανοῦ (cielo): cfr. Mt. V, 34; XXIII, 21-22; Hech. VII, 49; Apoc. III, 12; IV, 2; V, 3.13; VIII, 1; X, 1.4-6.8; XI, 12-13.15.19; XII, 1.3.7-8.10.12; XIII, 6; XIV, 2.17; XV, 1.5; XVI, 11.21; XVIII, 1.4-5.20; XIX, 1.14; XX, 1.9.11; XXI, 2.10.

 Γράψον (escribe): cfr. Apoc. I, 3.11.19; II, 1.8.12.18; III, 1.7.14; XIX, 9; XXI, 5; XXII, 18-19. Ver Apoc. X, 4.

Μακάριοι (Bienaventurado): cfr. Mt. V, 3-11 (ocho Bienaventuranzas); XI, 6 (escándalo); XIII, 16 (Parábola del Sembrador); XVI, 17 (San Pedro); XXIV, 46 (arrebatados); Lc. I, 45 (la Virgen); VI, 20-22 (Bienaventuranzas); VII, 23 (escándalo); X, 23 (Revelación a los pequeños); XI, 27-28 (la Virgen y los Mártires del quinto Sello); XII, 37-38.43 (arrebatados); XIV, 14-15 (Primera Resurrección - Banquete); Jn. XX, 19 (los que creen sin ver); Tito II, 13 (Esperanza); Sant. I, 12 (Tentación).25 (práctica de las buenas obras); I Ped. III, 14 y IV, 14 (persecución por la justicia); Apoc. I, 3; XVI, 15; XIX, 9; XX, 6; XXII, 7.14. Ver Lc. XXIII, 29 (estériles – destrucción de Jerusalén); Jn. XIII, 17. 

οἱ νεκροὶ (los muertos): cfr. Apoc. I, 5.18; II, 8; III, 1; XI, 18; XVI, 3; XX, 5.12-13. 

Οἱ ἐν Κυρίῳ ἀποθνῄσκοντες (los que mueren en el Señor): Ver I Cor. XV, 18; I Tes. IV, 16 (los muertos en Cristo). 

ἀποθνήσκοντες (mueren): cfr. Apoc. III, 2; VIII, 9.11; IX, 6; XVI, 3. 

ἄρτι (ahora): cfr. Apoc. XII, 10. 

τὸ Πνεῦμα (el Espíritu): cfr. Apoc. II, 7.11.17.29; III, 6.13.22; XIX, 10; XXII, 17. 

Ἀναπαύσονται (descansen): cfr. Mt. XI, 28; Mc. VI, 31; Apoc. VI, 11 (Mártires del quinto Sello). 

κόπων (trabajos): cfr. Jn. IV, 38; I Cor. XV, 58; II Cor. VI, 5; X, 15; XI, 23.27; I Tes. I, 3; II, 9; III, 5; II Tes. III, 8; Apoc. II, 2. 

ργα (obras): cfr. Mc. XIII, 34; Apoc. II, 2.5-6.19.22-23.26; III, 1.2, 8.15; IX, 20; XV, 3; XVI, 11; XVIII, 6; XX, 12-13. Ver Apoc. XXII, 12. 

Ἀκολουθεῖ (siguen): cfr. Mt. XIX, 27-29; Jn. X, 1-18; Apoc. VI, 8; XIV, 4 (144.000 sellados).8.9; XIX, 14. Ver Apoc. III, 4; VII, 17. 

 

Comentario: 

Segunda de las siete Bienaventuranzas. 

En el Apocalipsis descansan las dos clases de Mártires a los cuales va dirigido el libro; sobre todo este tema ver Heb. III, 7 – IV, 13. 

“Los que mueren en el Señor”, son los Santos que van a tener parte en la primera resurrección, como puede verse en la I Tes. IV, 13-V, 11. La razón de la Bienaventuranza es que estos serán los mártires del Anticristo. 

Ambos pasajes se refieren a la primera resurrección. En el Apocalipsis estos muertos en el Señor son los mártires del Anticristo y es por eso que las buenas obras que aquí hace referencia son simbolizadas por las palmas (cf. Apoc. VII, 9). 

Son bienaventurados desde ahora los santos que mueren por no querer recibir la marca de la Bestia. 

Allo: “ἀπἄρτι, helenístico (en dos palabras ἀπ’ ἄρτι, Mt. XXIII, 39; XXVI, 29.64; Jn. XIII, 19; XIV) significa en Mateo “pronto, de aquí a poco, en algún tiempo” (por el comienzo de un estado que se debe prolongar) más que estrictamente “de aquí en adelante”; pero en Juan significa precisamente “desde el presente” (…)  ἀπἄρτι (desde ahora) debe unirse con una de las palabras precedentes, Μακάριοι (bienaventurados) ἀποθνήσκοντες (mueren) y no a lo que sigue, tal como lo ha creído la Vulgata, que no ha leído la partícula ναί (), marcando una separación”. 

Fillion: “El adverbio amodo (ἀπ’ ἄρτι) debe relacionarse con moriuntur y no con dicit. Bienaventurados los que mueren… a partir de ahora, desde ahora”. 

Alápide: “Beati mortui…: “Algunos entienden esto de los mártires, que mueren “en el Señor”, es decir, por el Señor, o a causa del Señor. Así Jacob en Gén. XXIX, 18 se dice que sirvió בְּרָחֵ֥ל (Beraquel) es decir en Raquel, o sea, por Raquel, siete años en lo de Labán; y así en otros lugares a menudo בְּ, es decir, en, se toma por a causa”. 

Iglesias: “Desde ahora: en el texto griego, esta expresión adverbial puede unirse igualmente a que descansen (“que descansen desde ahora...”); de ese descanso habla Heb. IV, 1-11”. 

Iglesias: “Morir en el Señor: morir en la fe y el amor a Cristo”. 

Primasio: “Así como por el contrario dice que los impíos no tienen descanso día y noche, así ahora dice que los fieles merecen descanso por las buenas obras”. 

Swete: “ἀπάρτι (desde ahora en adelante): (Jn. XIII, 19; XIV, 7) se debe relacionar, tal como muestra su posición, con “los que mueren” y no con “bienaventurados”. 

Bonsirven: “Sí, son felices porque descansarán, con ese descanso prometido a los justos en la teología judía[1], asegurado más arriba a los mártires (VI, 11), que contrasta con los trabajos (II, 2), aceptados por fidelidad religiosa; descanso que no es ociosidad, sino la participación en el sábado divino, soberana actividad; el “sabatismo”, descanso sabático de Dios (Heb. IV, 10). Descanso, recompensa por las obras realizadas, por esas obras por las que las siete iglesias son felicitadas o reprendidas y que consisten en virtudes y frutos de esas virtudes. También, según un principio de la teología judía (Pirqé Abot, 6, 9), las obras son el único cortejo que acompañan al hombre en la muerte”. 

Hillyer: “La referencia al sauce y a la palma es casi con toda seguridad una alusión a la Fiesta de los Tabernáculos. En la tradición rabínica los lulabs, ramas de palmera, que deben ser llevadas para su inspección el primer día de la fiesta, son en efecto, como en Hermas, el símbolo de las buenas obras (Lv. R. 30.6)”. 

Strack-Billerbeck: “Aboth 6:9: R. José b. Qisma (c. 110) dijo: ... En la hora de la partida de un hombre, no lo acompañan ni la plata ni el oro ni las piedras preciosas ni las perlas, sino sólo el conocimiento de la Torá y las buenas obras”. 

Strack-Billerbeck: “Midr. Ecl. V, 17 (29 a): ¿Acaso la comida y la bebida acompañan al hombre a la tumba? ¿Y qué le acompaña? El conocimiento de la Torá y las buenas obras”.



 [1] “Ya no habrá trabajos; el siglo futuro es todo sábado, cf. Heb. IV, 3-9”.