miércoles, 14 de junio de 2023

Algunas notas a Apocalipsis XIV, 8

 8. Y otro, un segundo ángel, siguió diciendo: “Ha caído, ha caído Babilonia la grande, que del vino del furor de su fornicación abrevó a todas las naciones”. 

Concordancias: 

Ἀγγελος (ángel): cfr. Mt. XI, 10; Mc. I, 2; Lc. VII, 27 (San Juan Bautista); Lc. VII, 24; IX, 52 (mensajeros); Sant. II, 25 (dos mensajeros de Josué); Apoc. I, 1; V, 2; VII, 2; VIII, 3-5.13; X, 1.5.8-10; XIV, 6.9.15.18; XVIII, 1.21; XIX, 17; XXII, 16 (San Gabriel); VIII, 2.6.8.10.12; IX, 1.13-14; X, 7; XI, 15 (7 Arcángeles que tocan las siete trompetas); I, 20; II, 1.8.12.18; III, 1.7.14 (Jerarquía); III, 5; V, 11; VII, 1.2.11; XIV, 10 (ángeles); IX, 11 (ángel del abismo); IX, 14-15 (ángeles malos de la sexta Trompeta); XII, 7 (ángeles de San Miguel); XII, 7.9 (ángeles de Satanás); XIV, 17.19 (un ángel con la hoz afilada); XV, 1.6-8; XVI, 1; XVII, 1.7; XXI, 9; XXII, 8 (ángeles de las siete Copas); XVI, 5 (ángel de las aguas); XX, 1 (San Miguel); XXI, 12 (12 Apóstoles); XXII, 6 (¿Cristo?). 

Ἠκολούθησεν (siguió): cfr. Apoc. VI, 8; XIV, 4.9.13; XIX, 14. 

Ἔπεσεν (ha caído): cfr. Mt. VII, 24-27; XXI, 44; Lc. VI, 46-49; X, 8; XI, 17-23; XX, 18; XXIII, 30; Apoc. I, 17; II, 5; IV, 10; V, 8.14; VI, 13.16; VII, 11.16; VIII, 10; IX, 1; XI, 13.16; XVI, 19; XVII, 10; XVIII, 2; XIX, 4.10; XXII, 8. 

Βαβυλὼν (Babilonia): cfr. Mt. I, 11-12.17; Hech. VII, 43; I Ped. V, 13; Apoc. XVI, 19; XVII, 5; XVIII, 2.10.21. 

Βαβυλὼν μεγάλη (Babilonia la grande): cfr. Dan. IV, 27; Mt. VII, 24-27; Lc. VI, 46-49; Apoc. IX, 14; XVI, 12 (Éufrates); XVI, 19 (¿Babilonia?) XVI, 21; XVII, 1.5.18; XVIII, 2.16.18-19.21; XIX, 2 (Babilonia). Ver Apoc. XVIII, 10: “Babilonia, la ciudad, la fuerte”. 

Ἔπεσεν ἔπεσεν Βαβυλὼν ἡ μεγάλη (Ha caído, ha caído Babilonia la grande): cfr. Is. XXI, 9; Jer. L, 2; LI, 8; Mt. VII, 24-27; Lc. VI, 46-49; X, 18 (Satanás del cielo); XI, 17-23; Apoc. XVI, 19 (ciudades de los gentiles); XVIII, 2. 

οἴνου (vino): cfr. Apoc. VI, 6; XIV, 10; XVI, 19; XVII, 2; XVIII, 3.13; XIX, 15. 

θυμοῦ (furor): cfr. Apoc. XII, 12; XIV, 10.19; XV, 1.7; XVI, 1.19; XVIII, 3; XIX, 15. 

οἴνου τοῦ θυμοῦ (vino del furor): cfr. Apoc. XIV, 10 (Adoradores de la Bestia); XIX, 15 (¿Israel?); XV, 1.7; XVI, 1 (siete Copas); XVI, 19 (¿Naciones?). Ver Apoc. XIV, 19. 

πορνείας (fornicación): cfr. Mt. V, 32; Hech. XV, 20.29; XXI, 25; Apoc. II, 21; IX, 21; XVII, 2.4-5; XVIII, 3; XIX, 2. Ver Apoc. II, 14.20; XVIII, 9. Ver Mt. V, 27-28.32; XIX, 18; Mc. X, 19; Lc. XVI, 18; XVIII, 20; Apoc. II, 22. 

πεπότικεν (abrevó): Hapax en el Apoc. cfr. Mt. X, 42; XXV, 35.37.42; XXVII, 48; Mc. IX, 41; XV, 36; Lc. XIII, 15; I Cor. XII, 13. 

Ἐθνη (naciones): cfr. Mt. IV, 16; X, 18; XII, 18; XXIV, 9.14; XXV, 32; Mc. XIII, 10; Lc. II, 32; XXI, 24.25; Apoc. II, 26; X, 11; XI, 2.18; XII, 5; XV, 3-4; XVI, 19; XVIII, 3.23; XIX, 15; XX, 3.8; XXI, 24.26; XXII, 2. Ver. Apoc. V, 9; VII, 9; XI, 9; XIII, 7; XIV, 6; XVII, 15. 

Πάντα τὰ ἔθνη (todas las naciones): cfr. Apoc. XVIII, 3.23; XX, 3.8. Ver Apoc. XV, 4; XXI, 24.26; XXII, 2. 

 

Citas Bíblicas: 

Sal. LXXIV, 9: “Porque en la mano del Señor hay un cáliz de vino espumoso, lleno de mixtura; y de él vierte: lo beberán hasta las heces todos los impíos de la tierra”. 

Is. XXI, 9: “Y he aquí que vinieron jinetes, de dos en dos, montados en caballos, y empezó a gritar y dijo: “Cayó, cayó Babilonia, y todas las estatuas de sus dioses yacen destrozadas por tierra.” 

Jer. L, 2: “Publicadlo entre los pueblos, pregonadlo; alzad bandera, proclamadlo, no lo encubráis; decid: «Tomada ha sido Babilonia; avergonzado está Bel y abatido Merodac. Sus simulacros están cubiertos de ignominia, sus ídolos tiemblan de terror». 

Jer. LI, 7-8: “Babilonia era un cáliz de oro en la mano de Jehová, para embriagar a toda la tierra; de su vino bebieron los pueblos de modo que enloquecieron. De repente ha caído Babilonia, De repente ha caído Babilonia, y ha sido quebrantada; lamentadla, tomad bálsamo para su herida, a ver si sana”. 

Is. LI, 22: “Así dice Jehová, tu Señor y tu Dios, que defiende la causa de su pueblo: “He aquí que quito de tu mano el cáliz que causa vértigo, el cáliz de mi furor; ya no volverás a beberlo”. 

Hab. II, 15-17: “¡Ay de aquel que da de beber a su prójimo, vertiendo su saña hasta embriagarlo para contemplar su desnudez! Te saciaste de vergüenza en vez de gloria. ¡Bebe, pues, también tú, y muestra tu incircuncisión; a ti se te dará el cáliz de la diestra de Jehová, e ignominia cubrirá tu gloria. Porque recaerá sobre ti la violencia hecha al Líbano, y el destrozo de sus animales te aterrará, así como también la sangre humana (que derramaste), y la violencia, que cometiste contra la tierra, contra la ciudad y todos sus habitantes”. 

Mt. VII, 24-27: “Así pues, todo el que oye estas palabras mías y las pone en práctica, se asemejará a un varón sensato que ha edificado su casa sobre la roca: Las lluvias cayeron, los torrentes vinieron, los vientos soplaron y se arrojaron contra aquella casa, pero ella no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Y todo el que oye estas palabras mías y no las pone en práctica, se asemejará a un varón insensato que ha edificado su casa sobre la arena: Las lluvias cayeron, los torrentes vinieron, los vientos soplaron y se arrojaron contra aquella casa, y cayó, y su ruina fue grande”. 

 

Notas Lingüísticas: 

Zerwick: “Vinum irae fornicationis” combina dos clases de vinos: el de la fornicación y el de la ira de Dios, que permite esa ebriedad como castigo por la perversión religiosa”. 

 

Comentario: 

Wikenhauser: “El segundo ángel se adelanta a anunciar el juicio sobre Babilonia como un hecho ya cumplido, y lo hace con palabras tomadas de Is. XXI, 9, donde un vigía da aviso de haber contemplado en visión la caída de Babilonia. La expresión “Babilonia la grande” procede de Dan. IV, 27. Babilonia es el prototipo del mundo impío, sumido en la idolatría y en todo género de vicios; es, en efecto, la capital de la primera Bestia (Ap. XVII, 1 ss). El juicio contra ella está descrito detalladamente en el cap. XVIII. Babilonia recibe el nombre infamante de gran seductora de los pueblos, con palabras que se inspiran en Jer. LI, 7; en este texto del profeta, la ciudad es como una copa de oro en la mano de Dios, de la cual los pueblos deben beber la ira divina o, en otros términos, es el látigo con que Dios azota al mundo. En el Apocalipsis, en cambio, Babilonia misma sostiene en su mano la copa que contiene el vino de ira de su fornicación (XVII, 2; XVIII, 2), con el cual ha embriagado a los pueblos. Fornicación es la idolatría y la inmoralidad con que tiene infectadas a las naciones, atrayendo sobre ellas la ira de Dios (de ahí el “vino de ira”)”. 

Fillion: “Quae a vino: misma metáfora que en Is. XVIII, 6 y Jer. LI, 7. Dos imágenes se unen en esta fórmula: Babilonia ha dado a beber a los pueblos con su repugnante copa (cf. XVII, 2); con ellos deberá vaciar la copa de la cólera divina (ver v. 10 y XVI, 19). 

Iglesias: “Ha abrevado… de su fornicación: lit. del vino de la cólera de la fornicación de ella ha abrevado a todas las naciones. La frase mezcla dos expresiones bíblicas: “beber el vino de la ira divina” (cfr. v. 10) y “embriagarse con el vino de la fornicación” (= idolatrar)”. 

Drach: “Vino del furor: el vino de la cólera de Dios. No hay que relacionar el substantivo “vino” con “fornicación” sino con “furor”. Babilonia hizo beber a las naciones el vino de la cólera de Dios, es decir, atrajo sobre sí y los demás pueblos la cólera divina”. 

Ribera: “Ha caído, ha caído Babilonia la grande: la sentencia común de los expositores es que por Babilonia se entiende la ciudad de los malvados, que consta de todos los impíos y en la cual gobierna el diablo y que es contraria a la Jerusalén, la ciudad de Dios y que edifica el amor de sí hasta el desprecio a Dios… pero si así lo interpretáramos, habría muchas cosas que no se podrían interpretar de ningún modo y en forma muy violenta. Pues lo que dice en este versículo: del vino del furor de su fornicación abrevó a todas las naciones ¿cómo se le puede aplicar a la ciudad del diablo o a todo el cuerpo de los malvados puesto que esta ciudad son las mismas naciones a las que dio a beber del vino de su fornicación? De ella se dice en el cap. XVII, 2: con la cual fornicaron los reyes de la tierra y se embriagaron los que habitan la tierra, con el vino de su fornicación, y, sin emabrgo, los reyes de la tierra y todos los que son embriagados son la misma ciudad del diablo. Es preciso pues, que la ciudad o congregación a la que embriaga sea otra. Beda responde: la ciudad de los impíos, congregada de entre todas las naciones, embriaga con el vino del error a las mismas naciones, es decir a sus miembros. Pero esto parecería contradecir completamente lo que leemos en el cap. XVIII, 8: A causa de esto, en un día vendrán sus plagas: muerte y luto y hambre y con fuego será incendiada, es decir, en un día será eliminada junto con los suyos, y sin embargo luego agrega (vv. 9-10): Y llorarán y harán luto por ella los reyes de la tierra, los que con ella fornicaron y vivieron en el lujo, cuando vean el humo de su incendio. Desde lejos, estando de pie a causa del temor de su tormento; puesto que estos reyes y mercaderes están fuera de Babilonia, ya que la lloran al ser destruida en un día, y si fueran parte suya, no vendrían sus plagas en un día, y como ellos no están fuera de la ciudad del diablo, entonces una es Babilonia y otra la ciudad del Diablo o de los malvados. Además, para no dar otros ejemplos, cómo se puede decir de la ciudad del Diablo lo que dice el cap. XVII, 9: las siete cabezas, siete montes son, donde la mujer está sentada? Y en el mismo capítulo, v. 16: Y los diez cuernos que viste y la Bestia, éstos odiarán a la ramera y desierta la harán y desnuda; y sus carnes comerán y a ella incendiarán con fuego, cómo se puede referir a la ciudad del diablo, que los diez reyes intenten desarrollar sus fuerzas y matar”. 

Ribera: “Que del vino del furor de su fornicación abrevó a todas las naciones: la Escritura suele llamar fornicación a toda clase de alejamiento del bien, como dice Aretas, o para hablar con más propiedad, todo alejamiento del alma para con Dios, que anteriormente estaba desposada por la fe y la caridad (ver Sal. LXXII, 27). Pero sobre todo este nombre es tomado como significando el culto de los ídolos… (Jer. III; Ez. XVI). Aquí podemos entenderlo en ambos sentidos. Además, la mayoría interpreta mal estas palabras, creyendo que Babilonia va a caer porque embriagará a todas las naciones con el error de la idolatría. En efecto, si este fuera el sentido, diría del vino de su fornicación y no del vino del furor de su fornicación. Algunos se fatigan tratando de explicar por qué se agrega ira, pero parecería que en vano… El sentido legítimo es pues: Babilonia beberá el vino de la ira de su fornicación, es decir, pagará las penas debidas por tantos pecados e idolatría, y puesto que, siguiendo su ejemplo, atraerá a las demás ciudades al culto de los ídolos, hará que ellas también beban del mismo cáliz, es decir, que sean castigados de la misma manera, y a esto llama abrevar, a las naciones con el vino del furor de su fornicación”.