6. Y vi otro ángel volando en medio del cielo, teniendo un Evangelio eterno para evangelizar a los sentados sobre la tierra y a toda nación y tribu y lengua y pueblo,
Concordancias:
Ἀγγελον (ángel): cfr. Mt. XI, 10; Mc. I, 2; Lc. VII, 27 (San Juan Bautista); Lc. VII, 24; IX, 52 (mensajeros); Sant. II, 25 (dos mensajeros de Josué); Apoc. I, 1; V, 2; VII, 2; VIII, 3-5.13; X, 1.5.8-10; XIV, 8-9.15.18; XVIII, 1.21; XIX, 17; XXII, 16 (San Gabriel); VIII, 2.6.8.10.12; IX, 1.13-14; X, 7; XI, 15 (7 Arcángeles que tocan las siete trompetas); I, 20; II, 1.8.12.18; III, 1.7.14 (Jerarquía); III, 5; V, 11; VII, 1.2.11; XIV, 10 (ángeles); IX, 11 (ángel del abismo); IX, 14-15 (ángeles malos de la sexta Trompeta); XII, 7 (ángeles de San Miguel); XII, 7.9 (ángeles de Satanás); XIV, 17.19 (un ángel con la hoz afilada); XV, 1.6-8; XVI, 1; XVII, 1.7; XXI, 9; XXII, 8 (ángeles de las siete Copas); XVI, 5 (ángel de las aguas); XX, 1 (San Miguel); XXI, 12 (12 Apóstoles); XXII, 6 (¿Cristo?).
Πετομένου (volando): cfr. Apoc. IV, 7; VIII, 13; XII, 14; XIX, 17.
Ἐν μεσουρανήματι (por medio del cielo): Sólo en el Apoc. cfr. Apoc. XIV, 6; XIX, 17.
εὐαγγέλιον (evangelio): Hapax en el Apoc. cfr. Mt. IV, 23; IX, 35; XXIV, 14; XXVI, 13; Mc. I, 1.14-15; VIII, 35; X, 29; XIII, 10; XIV, 9; XVI, 15; Hech. XV, 7; XX, 24.
εὐαγγελίσαι (evangelizar): cfr. Mt. XI, 5; Lc. III, 18; IV 18.43; VII, 22; VIII, 1; IX, 6; XVI, 16; XX, 1; Apoc. X, 7.
καθήμενος (sentado): cfr. Apoc. IV, 2-4.9-10; V, 1.7.13; VI, 2.4-5.8.16; VII, 10.15; IX, 17; XI, 16; XIV, 14-16; XVII, 1.3.9.15; XVIII, 7; XIX, 4.11.18-19.21; XX, 11; XXI, 5.
τοὺς καθημένους ἐπὶ τῆς γῆς (los sentados sobre la tierra): cfr. Apoc. III, 10; VI, 10; XI, 10; XIII, 8.12.14; XVII, 2.8.
ἔθνος (nación): cfr. Apoc. II, 26; V, 9; VII, 9; X, 11; XI, 2.9.18; XII, 5; XIII, 7; XIV, 8; XV, 3-4; XVI, 19; XVII, 15; XVIII, 3.23; XIX, 15; XX, 3.8; XXI, 24.26; XXII, 2.
φυλὴν (tribu): cfr. Apoc. I, 7; V, 5.9; VII, 4-9; XI, 9; XIII, 7; XXI, 12.
γλῶσσαν (lengua): cfr. Apoc. V, 9; VII, 9; X, 11; XI, 9; XIII, 7; XVI, 10; XVII, 15.
λαόν (pueblo): cfr. Apoc. V, 9; VII, 9; X, 11; XI, 9; XIII, 7; XVII, 15; XVIII, 4; XXI, 3.
ἔθνος καὶ γλῶσσαν καὶ λαόν (nación y lengua y pueblo): cfr. Apoc. V, 9; VII, 9; XVII, 15.
ἔθνος καὶ φυλὴν καὶ γλῶσσαν καὶ λαόν (nación y tribu y lengua y pueblo): cfr. Apoc. V, 9; VII, 9; XI, 9; XIII, 7.
Comentario:
Sentados: cfr. Apoc. XVII, 1.3.9.15; XVIII, 7 (Babil.).
Otro ángel parece ser por oposición a San Miguel (XII, 7) o al de la séptima Trompeta (XI, 15). Otra opción podría ser traducir “y vi otro, un ángel…”, como lo indica Charles.
El Evangelio eterno es el anuncio de la proximidad del Reino de Jesucristo, lo mismo que profetizaron los dos Testigos y los mártires del quinto sello. Aquí el ángel vuelve a anunciarlo y le pide a San Juan en X, 11 que predique sobre: el juicio de las siete copas, la caída de Babilonia, el Harmagedón, el juicio de las Naciones y de Israel, lo cual vemos compendiado en el cap. XIV y desarrollado en los cap. XV-XVI (siete copas); XVII-XVIII (Babilonia) y XIX (Harmagedón). Del juicio de las naciones, la única mención que hay fuera del cap. XIV está en VI, 12-17, mientras que del juicio a Israel no hay nada.
Allo: “(El ángel) parece estar concebido en oposición al Águila de VIII, 13: al igual que él vuela por en medio del cielo, pero es para proclamar una buena nueva en lugar de maldiciones”.
San Victorino: “Sobre el ángel que ve volando por medio del cielo ya hablamos y es el mismo Elías, que anticipa con su predicación el reino del Anticristo”.
No coincidimos, pero no deja de ser interesante la similitud en cuanto al momento en que esto tiene lugar y el hecho de que este ángel aparece tras la asunción de Elías a los cielos.
Wikenhauser: “El primer ángel se dirige al mundo pagano para invitarlo a convertirse al único Dios verdadero, apoyando su invitación en la inminencia del juicio; es, pues, la última llamada a plegarse y a adorar al Creador y Señor de todas las cosas, antes que Dios venga a juzgar al mundo (Mc. XIII, 10; Mt. XXIV, 14). Es de notar que el contenido del mensaje coincide con las ideas que forman la base de la primera predicación a los gentiles (Hech. XIV, 15; I Tes. I, 5.9) y las razones son las mismas en que Jesús se apoyaba en los comienzos de su predicación (Mc. I, 15 par.)”.
Interesante. El único problema es que el autor cree que se trata del juicio final y no de las siete copas.
Caballero Sánchez: “Y el Evangelio… es eterno, no porque se opone a la Ley caduca de Moisés, como dicen los “sabios”, sino porque se opone a la Ley de la Bestia. Viene del espíritu y es de contenido incorruptible: “Señorío eterno que no será transitorio, y reino que no se corromperá” (Dan. VII, 14.27), mientras que la ley y el señorío del Anomos viene del Dragón y deberán en breve ser pulverizados”.
Pentecost (citado por Garland): “El “evangelio del reino” anunciado por Juan (Mt. III, 3), por los discípulos que fueron especialmente comisionados (Mt. X, 7), por los setenta (Lc. X, 9), y por el Señor (Mc. IV, 17) proclamaba la buena nueva de que el reino prometido estaba “cerca”. El Señor indica que esta misma buena nueva va a ser anunciada de nuevo (…) Aunque la noticia en la primera venida fue restringida a Israel, antes de la segunda venida va a ser anunciada no sólo a Israel sino a todo el mundo. Esta prédica (…) marca el comienzo de la última etapa en la realización del programa del reino teocrático”.
Vander Heeren: “Volando en medio del cielo, del firmamento, en el zenit, desde donde se podrá oír su voz por toda la tierra y ser oída claramente por todas partes”.
Swete: “Aparece volando en el zenith, e.e. donde puede ser visto y oído por todos a quienes concierne este mensaje”.
Swete: “Los antiguos intérpretes (por ej. Primasio) lo relacionan con Mt. XXIV, 14 mientras que Orígenes parece pensar en una proclamación literal del Evangelio antes del fin por medio de un ministro angélico”.
Swete: “San Juan tiene en vista, como se ve por lo que sigue, un aspecto particular del Evangelio, un Evangelio que anuncia la Parusía y la consumación que va a traer la Parusía”.
Nácar-Colunga: “Este evangelio eterno se halla contenido en las palabras siguientes del ángel, que es temer y adorar a Dios, huyendo de la idolatría. Esta será la norma de su juicio sobre las naciones todas, a quienes se dió a conocer por sus obras, pero no le quisieron reconocer por su Criador y Señor, adorando, en cambio, a las criaturas (Rom. I, 18 ss.)”.
Comblin: “El evangelio eterno es la palabra que proclaman los cristianos en medio de las naciones. Verosímilmente se lo puede identificar con esa palabra de Dios por la que son perseguidos los mártires (I, 9; VI, 9; XII, 11; XX, 4)”.
Strack-Billerbeck: “R. Chanina (c. 225) dijo: Un día Dios hará visible su gloria a todos los que vienen al mundo, y bajará su trono en medio del cielo”.
Bauckham: “Lo que ha pasado desapercibido en todas las discusiones sobre este pasaje es una importante alusión al Antiguo Testamento en XIV, 6-7. El primer ángel tiene "un Evangelio eterno para evangelizar" (εὐαγγέλιον αἰώνιον εὐαγγελίσαι). Esto es notable por el uso de la terminología "evangelio" que el Apocalipsis utiliza sólo en X, 7, pero la frase εὐαγγέλιον αἰώνιον (Evangelio eterno) nunca ha sido explicada satisfactoriamente. Las frases inusuales y difíciles en el Apocalipsis suelen ser alusiones al Antiguo Testamento (como ya hemos notado en este capítulo en un caso: XI, 2). La frase que estamos considerando en XIV, 6 es una alusión a Sal. XCVI, 2b:
“Proclamad día tras día su salvación”
(…)
Que el Salmo XCVI es la fuente de la frase de Apoc. XIV, 6 se confirma cuando consideramos todo el salmo. Las palabras citadas de XCVI, 2b van seguidas de:
“Pregonad su gloria entre los gentiles; sus maravillas entre los pueblos todos”
Recordemos que la cuádruple fórmula que designa a todas las naciones, que varía cada vez que se utiliza en el Apocalipsis, aparece en XIV, 6 en la forma: "toda nación, tribu, lengua y pueblo". Los términos utilizados en el Salmo XCVI, 3 ('naciones' y 'pueblos') se colocan así en primer y último lugar para incluir a los demás ('tribus' se utiliza también en el v. 7). Además, el contenido de la proclamación evangélica del ángel en XIV, 7 se encuentra íntegramente en el Salmo XCVI. Allí está la llamada a todas las naciones para que teman a Dios, le den gloria y lo adoren:
“Reconoced a Jehová, oh razas de los pueblos, reconoced a Jehová la gloria y el poder. Reconoced a Jehová la gloria de su Nombre. Traedle oblaciones y venid a sus atrios. Adorad a Jehová en sacro esplendor, oh tierra toda, tiembla ante ÉL” (vv. 7-9).
Hay un el contraste entre los ídolos de las naciones (cf. Apoc. XIV, 9) y el Dios Creador:
“Rige a los pueblos con justicia… porque viene, porque viene para gobernar la tierra. Gobernará la redondez de la tierra con justicia, y a los pueblos con su fidelidad” (vv. 10.13).
(…)
El evangelio eterno es
por lo tanto el llamado que contiene el mismo Salmo XCVI, el llamado a todas
las naciones a adorar al único Dios verdadero que viene a juzgar al mundo y a
establecer su gobierno universal”.