jueves, 1 de octubre de 2020

La Disputa de Tortosa (XVIII de XXXVIII)

    6) Condición de los Rabinos: 

En tiempo del Mesías tendrá lugar la guerra de Gog y Magog (Ez. X; XXXVIII; XXXIX; Zac. XIV, 1). 

 

Respuesta de Jerónimo: 

Jerónimo (ses. 26), pone esa guerra al fin del mundo, dirigida por el Anticristo. 

 

Contrarréplica de los Rabinos:

 Los judíos objetaron (ses. 37) que esa guerra, según Ez. XXXIX y Zac. XIV, deberá hacerse contra Israel, ya establecido en su tierra, y contra Jerusalén. 

 

Contrarréplica de Jerónimo: 

El nombre de Israel se aplica a cuantos creen en el Mesías: toda patria que posean los cristianos es Israel, y la Iglesia a que pertenecen es Jerusalén. Y contra esa Iglesia será la guerra de Gog y Magog. 

 

Opinión del P. Pacios: 

La respuesta de Jerónimo es buena, si bien muchos exégetas no tendrían inconveniente en conceder que, para el tiempo de esa guerra, ya Israel, convertido, habitaría en su tierra. Jerónimo no apunta esta solución, porque para él los judíos jamás volverán a poseer su tierra. 

 

Nuestra opinión: 

Es la de Lacunza y Straubinger, los cuales distinguen ambas guerras: la de Ezequiel ciertamente es contra Israel (y en esto tienen razón los judíos), pero sucede antes del Anticristo, e incluso (inmediatamente) antes de la conversión parcial de Israel y la venida de Elías (esto último ya es opinión nuestra); en otras palabras, inmediatamente antes del comienzo de la última Semana de Daniel que, por otra parte, parecería estar claramente aludida en XXXIX, 9:

 Entonces los habitantes saldrán de las ciudades de Israel, y prenderán fuego a las armas y las quemarán, así como los escudos, las rodelas, los arcos, las saetas, las mazas y las lanzas; y serán pábulo para el fuego por siete años”. 

La guerra de la que habla San Juan en el cap. XX sucede hacia el final del Milenio y no tiene nada que ver con el Anticristo que, al momento de esa guerra, ya está en el infierno (XX, 10). 

Notemos, una vez más, siempre el mismo problema: los judíos toman las profecías que les conviene en sentido literal y las que no en sentido alegórico, y Jerónimo hace otro tanto.