sábado, 4 de enero de 2020

Algunas Notas a Apocalipsis X, 1-2


Capítulo X

1. Y vi otro ángel fuerte descendiendo del cielo, vestido con una nube y el iris sobre su cabeza y su rostro como el sol y sus piernas (lit. sus pies) como columnas de fuego.

Comentario:

Sobre la identidad del Ángel fuerte ver el Excursus VIII.

Straubinger: “Juan había sido raptado al cielo en IV, 2. Se considera que desde este momento está de nuevo en la tierra”.

Straubinger: “Otro ángel poderoso: Como el de V, 2El que sea poderoso ha hecho pensar que pudiera tratarse de Gabriel, cuyo nombre significa fuerza de Dios”.

Estas dos observaciones de Straubinger son sumamente importantes. La primera sobre todo marca el comienzo de las visiones en la tierra y en las cuales se le mostrará a San Juan lo que debe suceder a partir de la segunda mitad de la Septuagésima Semana. Hasta aquí San Juan vio desde el cielo lo que debía suceder en la primera mitad de la Septuagésima Semana, hasta la aparición del Anticristo. Esto es clave en la estructura del Apocalipsis y coincide con la profecía de las Setenta Semanas de Daniel y con el Sermón Parusíaco. Siempre la misma división, la misma estructura.

Allo (introducción al cap. X): “… la descripción del ángel recuerda la del Hijo del Hombre del cap. I; su rol, el del ángel fuerte de V, 2”.

Allo: “πόδες: no puede significar aquí sino piernas, que a veces tiene este significado la palabra רַגְלָ֑; habría aquí, pues, un hebraísmo (Charles, Studies, p. 97, que reenvía a I Sam. XVII, 6; Deut. XXVIII, 57; Is. VII, 20)”.

Allo: “Juan ve este ángel descender del cielo; así pues, ha vuelto a la tierra (cfr. v. 4), sin dudas a Patmos, ya que tiene el mar ante él (cfr. XIII, 11)…”.

Wikenhauser: “No se precisa el nombre del ángel. Quizá se trate aquí del arcángel Gabriel…”.

Gelin: “El ángel es tal vez Gabriel (= Fuerza de Dios) al cual el epíteto ἰσχυρὸς le cabría bien”.

Caballero Sánchez: “… para Juan la “puerta del cielo” quedó abierta, y, desde allí, puede ver cuanto pasa arriba y abajo, dentro del cielo y fuera de él”.


Interesantísima observación que explica fácilmente las visiones que tendrá de lo que sucede el cielo. San Juan, aunque esté en la tierra, no precisa subir de nuevo para ver lo que acontece allí, sino que le basta con ver desde la tierra. A pesar desta observación, Caballero Sánchez da una interpretación del todo extraña destos acontecimientos.

Charles: "ἄλλον ἄγγελον ἰσχυρὸν, debe ser traducido: "otro ángel, uno poderoso", cfr. VI, 4; XIV, 9; XV, 1. La dicción recuerda a V, 2 y XVIII, 2. Si VIII, 3-5 se refiere a Miguel, es posible que aquí se hable de Gabriel. En ese caso ἰσχυρὸς implicaría un juego de palabras. Otro argumento en favor de esta identificación es que el autor de este capítulo cita casi literalmente Dan. XII, 7 y que el ángel allí, que eleva ambas manos al cielo y "jura por el que vive eternamente", se identifica, según muchos, con Gabriel".


2. Y teniendo en su mano un librito abierto; y puso su pie, el derecho, sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra;

Comentario:

El pie izquierdo sobre la tierra (Babilonia) y el derecho sobre el mar (Éufrates).

La profecía se acentúa cada vez más: por Daniel conocemos la división en dos partes iguales de la última semana escatológica, sumado a algunos detalles generales, entre los cuales está la abominación de la desolación; por su parte Nuestro Señor especificó aún más a Daniel indicando algunas cosas que sucederían en esa primera mitad, a saber los cinco primeros sellos y luego nos advirtió de los Falsos Profetas y de la Gran Tribulación; por su parte San Juan aclara aún más la profecía al indicarnos, no sólo los dos últimos sellos y las primeras seis Trompetas, que corresponden a la primera mitad, sino que además nos revela, ya para la segunda mitad, los siete truenos y las siete copas, más la caída de Babilonia, anunciada ya en forma muy general por Jeremías en los capítulos L-LI y en Isaías XIII-XIV; luego nos describe el castigo de las Bestias del Mar y de la Tierra, el Juicio a las Naciones y a Satanás y por último el Milenio y la Jerusalén Celeste, para terminar diciendo algunas palabras sobre el juicio final.

Vemos así un avance progresivo en la revelación de la última semana escatológica.

Gelin: “El pequeño libro (βιβλαρίδιον) que tiene el ángel contiene pocos oráculos (cfr. por el contrario el βιβλίον de V, 1) y oráculos relativamente claros puesto que es un libro abierto”.

Crampon (notas a Alápide): “El librito abierto es signo de una sentencia que se está por pronunciar. Así como los decretos cuya ejecución se suspende suelen ocultarse, de la misma manera deben ser conocidas las sentencias que se están por pronunciar”.

Fillion: “A diferencia del libro cerrado (V, 1 ss), este pequeño libro está abierto; así Juan, después de haberlo absorbido por mandato del ángel (v. 8 ss), conoció inmediatamente su contenido, que correspondía probablemente a todo lo que sigue en el Apocalipsis”.

Garland: "Al igual que el Cordero ante el trono (V, 7-8), este ángel tiene un libro en su mano. El libro del Cordero está en su diestra, pero este ángel parece sostener su libro en su izquierda porque, al sostener el libro levanta su mano derecha (X, 5) para jurar. Mientras que el libro del Cordero estaba originalmente sellado, éste está abierto. Abierto es ἠνεῳγμένον, participio pasivo perfecto, que había sido previamente abierto. En este momento al libro del Cordero se le han removido los siete sellos (VIII, 1) y probablemente está completamente abierto también. Por más intrigantes que sean estas similitudes, no hay dudas que este libro no es el rollo de los siete sellos pues se dice que es más pequeño. Además, a menos que este ángel sea Cristo, está entre aquellos que ni siquiera son dignos de "mirarlo" (V, 3), y mucho menos de tenerlo (X, 8)".

Iglesias: “El objeto es un escrito minúsculo, no sellado, sino abierto. Su contenido: la revelación de algún acontecimiento cercano.”