viernes, 3 de mayo de 2019

El Cielo, la Tierra y el Mar en el Apocalipsis (XI de XIV)


Como siempre, nos están quedando algunos casos un tanto más difíciles por resolver:

a) Apoc. XI, 18: “Y las naciones se airaron y vino tu ira y el tiempo para que los muertos sean juzgados; y para dar la recompensa a tus siervos: los profetas y los santos; y a los que temen tu Nombre: los pequeños y los grandes; y para destruir a los que destruyen la tierra”.

Si la tierra es Babilonia, entonces los que la destruyen son los diez cuernos (XVII, 16-17), pero como este versículo habla de la ira de Nuestro Señor, el cual parece referirse a la batalla del Harmagedón, entonces la tierra tal vez se referiría a todo el orbe.

b) Apoc. XIV, 3: “Y cantan un cántico nuevo delante del trono y delante de los cuatro Vivientes y de los Ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino los ciento cuarenta y cuatro mil, los comprados de la tierra…”.

Sobre este grupo de personas algo hemos hablado en otra oportunidad, sobre todo en el artículo sobre las 7 Bienaventuranzas (ver AQUI) y parece estar muy relacionado con lo que leemos en XV, 3 y V, 9-10, pues allí vemos también un cántico nuevo y se habla de los comprados por el Cordero:

“Y cantan un cántico nuevo diciendo: “Digno eres de recibir el libro y abrir sus sellos porque fuiste degollado y compraste para Dios con tu sangre (hombres) de toda tribu y lengua y pueblo y nación”.


Ambas coincidencias no pueden ser casuales, y si en lugar de leer tierra como en el cap. XIV, leemos “toda tribu y lengua y pueblo y nación” como en el cap. V, entonces la referencia a todo el mundo parece imponerse.

c) Apoc. XIV, 15-20: “Y otro ángel salió del santuario, clamando con voz grande al sentado sobre la nube: “Envía tu hoz y siega, que ha llegado la hora de segar, que se ha secado la siega de la tierra”. Y arrojó el sentado sobre la nube su hoz sobre la tierra y fue segada la tierra. Y otro ángel salió del santuario, del que (está) en el cielo, teniendo también él una hoz afilada. Y otro ángel salió del altar, el que tiene autoridad sobre el fuego y voceó con voz grande al que tenía la hoz, la afilada, diciendo: “Envía tu hoz, la afilada y vendimia los racimos de la vid de la tierra, que han madurado sus uvas”. Y arrojó el ángel su hoz sobre la tierra y vendimió la vid de la tierra, y (la) arrojó en el lagar del furor de Dios, el grande”. Y fue pisoteado el lagar, afuera de la ciudad y salió sangre del lagar hasta los frenos de los caballos, por estadios mil seiscientos”.

Si bien este es, a nuestro entender, uno de los pasajes más oscuros del Apocalipsis, y no sabemos si aplicarlo al Juicio de las Naciones del cual hablará en el cap. XIX, o del Juicio a la Iglesia de Mt. XXV, teniendo razones en pro y en contra para ambos, una cosa parece ser cierta y es más que suficiente para nuestro estudio: este suceso es posterior a la destrucción de Babilonia, con lo cual la tierra debería significar todo el orbe.

d) Apoc. XVI, 18: “Y hubo relámpagos y voces y truenos y terremoto hubo grande cual no hubo desde que hombres hubo sobre la tierra, tamaño terremoto, tan grande”.

Este pasaje puede aplicarse o a Babilonia o al planeta y tampoco es fácil decidirse, aunque nos inclinamos por esta última opción por parecer que la expresión tiene un carácter más bien universal.

e) Apoc. XVIII, 1: “Después de esto vi otro ángel descendiendo del cielo, teniendo autoridad grande y la tierra se iluminó con su gloria”.

Por último, este versículo parecería aplicarse a Babilonia, de cuya destrucción va a hablar enseguida y sobre todo si tenemos en cuenta los lugares paralelos: Is. caps. XIII-XIV; XXI, 9; Jer. caps. L-LI.

Además, como dice Bartina, en su comentario:

Este ángel iluminó toda la tierra que veía Juan. Estaba en el negro escenario del capítulo precedente, en que había visto en el desierto, a escala de perspectivas cósmicas, a la bestia escarlata y a la mujer que sobre ella cabalgaba”.

Aquí terminamos el repaso de los textos del Apocalipsis que hablan de la tierra. Es posible que la identidad entre la tierra y Babilonia no se imponga a primera vista, pero creemos que lo que sigue será de gran ayuda para situar geográficamente la tierra.