lunes, 28 de diciembre de 2015

Algunas Notas a Apocalipsis III, 10

10. Porque has guardado la palabra de mi perseverancia, Yo también te guardaré de la hora de la tentación, la que ha de venir sobre todo el mundo habitado, para tentar a los que habitan sobre de la tierra.

Notas Lingüísticas:

Ἐτήρησας (has guardado): Cfr. Jn. XVII, 6.15; I Tes. V, 23; I Tim. VI, 14; II Tim. IV, 7; I Ped. I, 4; Apoc. XII, 17; XIV, 12. Ver Apoc. I, 3; III, 8; XXII, 7.9 donde siempre habla del mismo grupo de personas.

Ἐτήρησας τὸν λόγον (has guardado la palabra): cfr. Jn. VIII, 51; XIV, 21-24; XV, 20; XVII, 6; I Jn. II, 5; Apoc. III, 8; XXII, 7.9.

Λόγον (palabra): Cfr. Mt. VII, 24.26; X, 14; XIII, 19-23; Mc. II, 2; IV, 14-20.33; VIII, 38; XVI, 20; Lc. VI, 47; V, 1; VIII, 11-13.15.21; IX, 26; XI, 28; Jn. V, 24.38; VIII, 31.37.43.51-52.55; XII, 48; XIV, 23-24; XV, 3.20; XVII, 6.14.17.20; Hech. II, 41; IV, 4.29.31; VI, 2; VIII, 4.14.25.36; XI, 1.19; XIII, 5.7.44.46.48; XIV, 25; XV, 7.35-36; XVI, 6.32; XVII, 11; XVIII, 11; XIX, 10; XX, 32; Fil. I, 14; II, 16; Col. I, 5.25; IV, 3; I Tes. I, 6; II, 13; II Tim. II, 11.15; IV, 2; Tito I, 3; Heb. II, 2; IV, 2; XIII, 7; Sant. I, 18.21-23; I Ped. II, 8; II Ped. I, 19; I Jn. I, 10; II, 5.7.14; Apoc. I, 2-3.9; III, 8; VI, 9; XII, 11; XVII, 17; XIX, 9; XX, 4; XXI, 5; XXII, 6-7.9-10.18-19.

Palabra, según I Jn. II, 3-5, es sinónimo de “mandamiento”; sin embargo los que guardan los mandamientos en el Apocalipsis son los mártires del Anticristo (XII, 17 y XIV, 12).

Ὑπομονῆς (perseverancia): Cfr. Lc. VIII, 15 (parábola del Sembrador); XXI, 19 (persecuciones a los Apóstoles); Rom. II, 7; V, 3-4; VIII, 25; Col I, 11 (?); Heb. X, 36 (Parusía); II Cor. I, 6; VI, 4; II Tes. I, 4; III, 5; II Tim. III, 10 (?); Heb. XII, 1; Sant. I, 3-4; Apoc. I, 9; II, 2-3; II, 19; XIV, 12 (Persecuciones).

Ὥρας (hora): cfr. Mt. X, 19; Mc. XIII, 11; Lc. XII, 12; Jn. XVI, 2.4 (?) (Mártires del quinto Sello); Mt. XXVI, 40.45; Mc. XIV, 35.37.41; Lc. XXII, 53; (Getsemaní); Jn. XII, 27. Ver Apoc. XIII, 8; IX, 15; XI, 13; XIV, 7.15; XVII, 12; XVIII, 10.17.19.

Πειρασμοῦ - πειράσαι (tentación - tentar): Cfr. Mt. VI, 13; Lc. XI, 4 (Pater Noster); Mt. XXVI, 41; Mc. XIV, 38; Lc. XII, 40.46 (Getsemaní); Mt. IV, 1; Mc. I, 13; Lc. IV, 2.13 (de Satanás a Cristo); Lc. VIII, 13 (Parábola del Sembrador); Heb. III, 8 (en el desierto a Israel). Ver Apoc. II, 2.10.

Ἐπὶ τῆς οἰκουμένης ὅλης (sobre todo el mundo habitado): término con el cual se designa todo el mundo, cfr. Mt. XXIV, 14; Lc. II, 1; IV, 5; XXI, 26; Apoc. XII, 9; XVI, 14.

Κατοικοῦντας ἐπὶ τῆς γῆς (los habitantes de la tierra): cfr. Apoc. VI, 10; VIII, 13; XI, 10; XIII, 8.12.14; XIV, 6; XVII, 2.8.

Zerwick: "τὸν λόγον τῆς ὑπομονῆς μου: hay quienes interpretan "la paciente expectación de mi venida".

Allo: “ἐτήρησας, (guardado) literalmente: observado”.

Bover: "Mi paciencia: expresión equivalente a "paciencia (= firme esperanza) en Jesús (I, 9)".



Comentario:

Sobre “los habitantes de la tierra” ver AQUI.

Este pasaje, a nuestro modo de ver, presenta varias dificultades pero la principal nos parece ser en cuándo ubicar (y por consiguiente a quién aplicar) “la hora de la tentación, la que ha de venir sobre todo el mundo habitado”.

No analizaremos la opinión, completamente carente de sustento, que hacen algunos aquí del rapto de la Iglesia. El tiempo es corto.

Veamos.

I) Porque has guardado la palabra de mi perseverancia

Estamos en la primera mitad de la Septuagésima Semana y consiguientemente esto debería aplicarse a la predicación del Evangelio a todo el mundo por parte de los Mártires del quinto Sello. Pero surge ya una objeción.

En la Parábola del Sembrador, que parece aludir a todos estos sucesos, Nuestro Señor distingue dos momentos: primero la predicación por parte del Sembrador y la consiguiente aceptación de la Palabra del Reino, y luego la predicación que éstos que aceptan hacen, a su vez, de la misma.

La pregunta obligada es a cuál de los dos momentos se refiere Nuestro Señor en este pasaje del Apocalipsis.

Si es al primero, entonces “la hora de la tentación” podría referirse a la persecución que sufrirán los mártires del quinto Sello.

Si es al segundo, entonces habría que buscar otra oportunidad para esa “hora de la tentación”.

Todo parece indicar que se refiere a la segunda opción y por las siguientes razones:

1) En el v. 8 dice “has guardado mi palabra y no has negado mi Nombre”, cuya primera parte se repite aquí y supondría ya la predicación por parte de este grupo y no la mera recepción de la Palabra del Reino.

2) En la versión que trae San Lucas (VIII, 51) de la explicación de la parábola del Sembrador encontramos este detalle:

“Lo que en hermosa tierra, éstos son los que en corazón hermoso y bueno, oyendo, la palabra retienen y fructifican en perseverancia”.

Donde vemos una vez más que parece coincidir con la segunda opción pues esa perseverancia dará sus frutos en la persecución.

Lo mismo cabe decir del Discurso Parusíaco, donde se vuelve a hablar de la persecución que han de sufrir, precisamente, los Mártires del quinto Sello:

Mc. XIII, 13: Y seréis odiados de todos a causa de mi nombre; pero el que perseverare hasta el fin, ése será salvo.

Ver también Mt. X, 22 y XXIV, 13.

Además, en Apoc. XIV, 12-13 vemos a la perseverancia relacionada con la persecución.

Si esto es así, tendríamos que esta Iglesia será la encargada de recibir de parte del Sembrador la Palabra del Reino y luego de predicarla ante “gobernadores y reyes”.


II) Yo también te guardaré de la hora de la tentación, la que ha de venir
sobre todo el mundo habitado, para tentar a los que habitan sobre de la tierra

Antes que nada notemos el juego de palabras: por haber guardado (predicado) Su palabra, Jesús promete guardarlos (protegerlos) de la hora de la tentación.

¿Qué es la hora de la tentación?

Hora, como se vé por los lugares citados arriba, debe entenderse como sinónimo de tiempo, momento y no de una hora de reloj.

La tentación puede ser, o una prueba o una persecución (Lc. VIII, 13 = Mt. XIII, 21). Creemos que la primera opción es preferible.

En primer lugar lo que sabemos de esta prueba es que va a caer sobre “todo el mundo habitado” y la única prueba de carácter universal después de la persecución de los Mártires del quinto Sello es la que ocurre en tiempos del Anticristo, con lo cual Jesús promete aquí una protección especial a la Iglesia siguiente.

La mención de los habitantes de la tierra no es una repetición y no hace más que confirmar nuestras sospechas. Este grupo (del cual hablaremos más a propósito en el Excursus III) se identificaría con los habitantes de Babilonia y son los que han de adorar a la Bestia con culto de latría, a diferencia de los demás habitantes que la adorarán con culto de veneración simplemente.

Teniendo esta diferencia en mente es más fácil entender la mención de los dos grupos y el significado de la tentación, pues es difícil explicarla en el sentido de una persecución para los habitantes de Babilonia, y bastará explicarla con lo que se lee en el cap. XIII:

Y vi otra bestia que subía de la tierra y tenía dos cuernos semejantes a un cordero y hablaba como un dragón. Y la autoridad de la primera Bestia la hace toda delante de ella y hace que la tierra y los que en ella habitan adoren a la Bestia, la primera, cuya plaga mortal fue curada. Y hace grandes signos de forma tal que incluso fuego hace descender del cielo a la tierra delante de los hombres. Y engaña a los que habitan sobre la tierra a causa de los signos que  se le dio hacer delante de la Bestia, diciendo a los que habitan sobre la tierra que hicieran una imagen a la Bestia que tiene la plaga de la espada y vivió. Y se le dio dar espíritu a la imagen de la Bestia de modo que también hablase la imagen de la Bestia e hiciese que cuantos no se postrasen ante la imagen de la Bestia fueran muertos. Y hace que a todos, los pequeños y los grandes y los ricos y los pobres y los libres y los siervos, se les dé una marca sobre la mano de ellos, la derecha, o sobre su frente, y que ninguno pueda comprar o vender sino el que tiene la marca, el nombre de la Bestia o el número de su nombre.

Donde vemos claramente dos grupos de personas: los habitantes de la tierra y todos los habitantes del mundo, y dos pruebas: una para que los primeros adoren a la Bestia del Mar con ocasión de los prodigios que hará la Bestia de la tierra, y otra para que los últimos veneren a la Bestia so pena de no poder comprar o vender.

Por último, notemos que por un lado Nuestro Señor nos manda en el Padre Nuestro rezar que no nos deje entrar en prueba (Mt. VI, 13. Ver AQUI) y a los que estén en la Judea les dice que rueguen para que su huída no ocurra ni en invierno ni en sábado. Y si estos a los que habla Jesús son los 144.000 del capítulo XIV, es decir, los que no van a adorar a la Bestia ni ser muertos por ella, entonces, tal vez tengamos aquí una relación clara entre ambos textos.

κἀγώ σε τηρήσω ἐκ τῆς ὥρας τοῦ πειρασμοῦ (Yo también te guardaré de la hora de la prueba): locución joánica que se encuentra en el cuarto evangelio (XVII, 15). Sin dudas la referencia escatológica es la misma en ambos casos: οὐκ ἐρωτῶ ἵνα ἄρῃς αὐτοὺς ἐκ τοῦ κόσμου ἀλλ' ἵνα τηρήσῃς αὐτοὺς ἐκ τοῦ πονηροῦ (“no ruego para que los quites del mundo, sino para que los guardes del Maligno”).

Esto parece dicho explícitamente contra el rapto pre-parusíaco, ya que Nuestro Señor no ruega para que la Iglesia sea quitada del mundo sino preservada del Maligno, esto es, de la hora de la tentación que ha de venir sobre todo el orbe bajo el Anticristo.

Straubinger: “La Palabra de la paciencia mía. Así dice el griego literalmente (cf. v. 8). Según Pirot: mi consigna de paciencia (cf. I, 9; XIII, 10; XIV, 12); según Holtzmann, la paciente esperanza  en la venida de Cristo (Heb. VI, 12; Sant. V, 7; II Ped. III, 3-12). Como anota Pirot, este versículo abre las perspectivas de la vasta persecución que tratará el cap. XIII”. En efecto, si se consideran las Iglesias en el orden cronológico (I, 12 y nota), la de Filadelfia precede a la última en la cual se consumaría con el Anticristo el misterio del mal[1]”.

Alápide: “Sin razón Tomás Ánglico expone como si dijera: “te protegeré, no para que no seas tentado sino para que no seas vencido en la tentación, pues en ese caso debería decir: “te protegeré en la hora” y no como dice: “te protegeré de la hora”.

Bover: "Los habitantes de la tierra: son, en el lenguaje del Apocalipsis, los del bando de la Bestia".





[1] Notemos al pasar la interpretación de las Iglesias como épocas y la correcta aplicación de la Iglesia de Laodicea al reinado del Anticristo.