sábado, 16 de enero de 2021

La Enseñanza de los Manuales de Teología, por Mons. Fenton (III de V)

  El manual de Tanquerey fue ciertamente el más extendido entre los que aparecieron al comienzo de este siglo. Visto en perspectiva, parecería que dos autores comparten el premio por su perspicacia teológica. Uno, por supuesto, era Billot, cuyo texto, De Ecclesia Christi: sive Continuatio theologiae de Verbo Incarnato[1], sigue siendo el mejor tratado sobre la Iglesia escrito en los últimos cien años. El otro era el dominico francés Garrigou Lagrange, cuyo clásico De Revelatione per ecclesiam catholicam proposita[2] sigue siendo fundamentalmente el mejor manual de apologética escolástica disponible para el estudiante hoy en día. 

Posterior al manual de Tanquerey, pero destinado igualmente a un tremendo éxito en el mundo de los estudios eclesiásticos, era el primer volumen del Manuale theologiae dogmaticae de Hervé, el primero titulado De vera religione: De ecclesia Christi: De fontibus revelationis[3]. El primer volumen del Precis de theologie dogmatique[4] de Bartmann, un texto muy popular un cuarto de siglo atrás, trataba de las fuentes de la revelación y otros tópicos que entraban en lo que el P. Baum llama “conflicto” en el Concilio Vaticano II. 

Tremendamente influyentes en su época fueron otros manuales de teología dogmática fundamental, que no se usan mucho hoy en día. Entre estos están los Elementa apologeticae sive theologiae fundamentalis[5] por el sacerdote austríaco Antonio Michelitsch. Los Elementa theologiae fundamentalis[6], por el Franciscano italiano Clemente Carmignani es otro de estos textos. En la misma lista debemos colocar el Compendium theologiae dogmaticae[7] del Cardenal Vives, el primer volumen de las Theologiae dogmaticae institutiones[8], de Mannens que se intituló Theologia fundamentalis, y el primer volumen de los Commentarii theologici de MacGuiness, libro que contiene los tratados De religione revelata ejusque fontibus and De ecclesia Christi.[9] 

En el mundo de habla hispana fueron muy populares las Lecciones de apologética[10] del P. Nicolás Marín Negueruela. Hay mucho material de teología dogmática fundamental en Institutiones theologiae fundamentalis del P. Juan Marengo y en la Summula theologiae dogmaticae del Canónigo Marchini[11]. La publicación de estos libros en la última década del siglo XIX las hace formar parte genuinamente del “comienzo de siglo”, e incorporan esa especie de enseñanza teológica que parece desagradar al P. Baum. De todas formas, mucho más influyentes fue el tratado De theologia generali, en el primer tomo de las Institutiones theologiae dogmaticae[12] de Herrmann, obra que, dicho sea de paso, mereció para su autor una carta de agradecimiento del mismo San Pío X. 

El primer volumen del Compendium theologiae dogmaticae[13] de Monseñor Cesare Manzoni contiene un típico tratado de teología dogmática fundamental de comienzo de siglo. Lo mismo pasa con el Enchiridion theologiae dogmaticae generalis[14] del Obispo Egger. La misma clase de enseñanza se puede encontrar también en la Theologia fundamentalis[15] del Franciscano Gabriel Casanova, en la Synthesis sive notae theologiae fundamentalis del P. Valentine Saiz Ruiz[16], y en la Theologia generalis seu tractatus de sacrae theologiae principiis[17] por el P. Michael Blanch. 

Casi todos los primeros volúmenes de los manuales de teología dogmática publicados a comienzos de siglo y fines del anterior incluían un tratado de dogma fundamental. Obras típicas de esta clase fueron las Institutiones theologicae, de Tepe, los Theologiae dogmatica elementa, de Prevel[18], las Institutiones theologiae dogmaticae, de Lercher[19], y las Praelectiones dogmaticae de Pesch[20]. Los textos de Pesch y Lercher fueron muy influyentes en la formación de los seminaristas durante la primera mitad de este siglo.


[1] Una quinta edición del primer volumen de esta obra fue publicada por la Universidad Gregoriana de roma en 1927. Una tercera edición del Segundo volumen, mucho más pequeño, pero aun así inmensamente importante, apareció en 1929. El De Ecclesia es reconocido generalmente como el mejor de los escritos del Cardenal Billot. No se debe olvidar que Pío XII, en una alocución a los estudiantes de la Gregoriana, llamó a Billot como un teólogo que debe ser un modelo para todos los que enseñan teología en nuestros tiempos. 

[2] La casa editorial Ferrari en Roma publicó una tercera edición completa del De revelatione (en dos volúmenes), en 1929 y 1931. La edición original apareció en dos volúmenes y el prefacio data de la fiesta del Santo Rosario de 1917. Después se publicó en un solo volumen, que no tuvo éxito. Ferrrari publicó una cuarta edición en dos volúmenes en 1945. 

[3] Este primer volumen fue publicado en París por Berche y Pagis en 1929. 

[4] La traducción de esta obra al francés fue hecha por el P. Marcel Gautier. Una segunda edición de este primer volumen, traducida de la octava edición del original alemán, fue publicada en Mulhouse, Francia, por Les Editions Salvator en 1935. 

[5] Una tercera edición de este libro fue publicada por la firma Styria en Graz y Viena en 1925. 

[6] Los Elementa theologiae fundamentalis de Carmigiani fue publicado en Florencia por la Libreria Editrice Fiorentina en 1911. 

[7] La firma Pustet publicó una cuarta edición de esta obra en 1903. 

[8] El primer volumen de Mannens Theologiae dogmaticae institutiones, la Theologia fundamentalis, fue publicado por J. J. Romen and Sons en Roermond, en Holanda, in 1910. 

[9] La tercera edición de este volumen fue publicada en Paris por Lethielleux y en Dublín por Gill en 1930. 

[10] La Librería Internacional, en San Sebastián, España, publicó una quinta edición de esta obra de dos volúmenes, en 1939. 

[11] La editorial salesiana en Torino publicó una tercera edición de la obra de Marengo en dos volúmenes en 1894. La Summula de Marchini se publicó en Vigevano en 1898. 

[12] La editorial Emmanuel Vitte publicó una séptima edición de las Institutiones de Herrmann en Lion y París en 1937. 

[13] La cuarta edición del primer volumen de Monseñor Manzoni se publicó en Torino en 1928 por Lege Italiana Cattolica Editrice. 

[14] La editorial Weger de Brescia publicó la sexta edición de su obra en 1932. 

[15] Esta obra fue publicada en Roma por la Typographia Sallustiani en 1899. 

[16] La editorial y librería del Centro Católico publicó esta obra en Burgos, España, en 1906. 

[17] El libro del P. Blanch fue publicado por la editorial Montserrat en 1901. 

[18] El libro de Tepe fue publicado por Lethielleux en París en 1894. En 1912 la misma editorial publicó la tercera edición del primer volumen de Prevel. Fue editado por el P. Miquel, SS.CC. 

[19] La segunda edición del primer volumen de Lercher aparecido en 1934, fue publicado en Innsbruck por Rauch. El P. Schlagenhaufen, S.J., editó una quinta edición muy útil de este primer tomo que fue publicado por Herder en Barcelona en 1951. 

[20] Herder, en Freiburg-im-Breisgau publicó una sexta y séptima edición de esta obra en 1924.