lunes, 25 de noviembre de 2019

El Anticlericalismo y la Unidad Católica, por Mons. J.C. Fenton (I de VII)


El Anticlericalismo y la Unidad Católica,
por Mons. J.C. Fenton

Nota del Blog: El siguiente texto está traducido del American Ecclesiastical Review 116 (1947), pp. 51-67.


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Aunque la actitud común y correctamente conocida como anticlericalismo parece que no es ni poderosa ni prevalente en nuestro país [Estados Unidos] hoy en día, y aunque no hay indicios ciertos que vaya a influir en un futuro inmediato, existen amplias e importantes razones por las cuales nuestro sacerdotes y fieles deben considerar este tema con cuidado. El anticlericalismo es, en sí mismo, un mal absoluto e injustificado ya que trabaja para disminuir o incluso impedir la unidad que Nuestro Señor quiso que su Iglesia posea. Además, conduce a males incluso peores que él. Aquel que es engañado en adoptar la actitud del anticlericalismo está en grave peligro de desechar su pertenencia a la Iglesia de Cristo. En la historia, el anticlericalismo ha sido frecuentemente un preludio de la apostasía.

Si bien la actitud no muestra signos de volverse común entre los Católicos en los Estados Unidos en un futuro próximo (y lo que se llama anticlericalismo en sentido estricto solamente puede existir entre Católicos o entre los que pretenden ser miembros de la Iglesia), existe un peligro real de que la negligencia en resaltar la verdad en este tema pueda resultar en un fracaso de parte de los Católicos en apreciar la maldad inherente del anticlericalismo. El libro extranjero con tinte anticlerical que ocasionalmente aparece en este país y el aún más infrecuente artículo o crítica de libros estadounidenses que muestran simpatías con el anticlericalismo puede hacer, si no se les explica cada tanto la verdad sobre esta materia, que los Católicos no instruidos imaginen que el anticlericalismo es compatible con una expresión completa y leal de la vida Católica. Aquellos que caigan en este engaño estarían, por el mismo hecho, enceguecidos con respecto a la espléndida y sobrenatural unidad de su Cuerpo Místico.

Es muy extraño que el tema del anticlericalismo haya sido tratado muy poco en los escritos Católicos de habla inglesa. El tratado más conocido sobre anticlericalismo en inglés se encuentra en una sección del admirable libro de H. Belloc Sobrevivientes y recién llegados. Este libro, de una apologética popular e histórica, consideraba al anticlericalismo como uno de los tres movimientos o actitudes que, juntos, formaban la principal oposición al Catolicismo en 1929, cuando apareció por primera vez.


Sin embargo, lo que Belloc describe como anticlericalismo no es la actitud en sí misma sino más bien una manifestación histórica de esa actitud, la mentalidad política que se conoció con el nombre de anticlericalismo en los tiempos de la Tercera República de Francia. Se refería a lo que se supone es el origen de este movimiento particular cuando describió el anticlericalismo como “el espíritu que es estimulado a la actividad debido a la invasión del área civil por medio de la intervención clerical”[1]. Estaba hablando del mismo fenómeno político-religioso cuando escribió que el anticlericalismo del que trataba ya no venía “como una protesta contra la acción clerical extravagante, sino de parte de un conflicto entre dos teorías del Estado incompatibles – la Católica y la Neutral o laica”[2]. El anticlericalismo que Belloc se propuso describir era la actitud de aquellos Católicos que abrazaron el concepto del Estado Neutral en un país predominantemente Católico. Esas personas se encontraron “inevitablemente aliadas con toda clase de antagonismo hacia la Iglesia Católica: con religiones y corporaciones opuestas, con todos aquellos para quienes la fe es una ofensa”[3].

Como historiador, Belloc trata, y tiene todo el derecho a hacerlo, sobre un aspecto histórico del anticlericalismo, de los supuestos orígenes y del actual desarrollo del muy peligroso movimiento más conocido dos décadas atrás bajo ese triste rótulo. Sin embargo, desafortunadamente su ensayo histórico ha sido tenido como una descripción precisa y esencial del anticlericalismo. Por supuesto que no hay nada de esto. Básicamente, el anticlericalismo designa todo tipo de oposición desleal y sin caridad de parte de los Católicos para con sus líderes espirituales. Aunque el movimiento político-religioso más conocido como anticlericalismo en la Europa continental durante el final del siglo XIX y comienzo del XX haya afirmado haber sido “estimulado a la actividad debido a la invasión del área civil por medio de la intervención clerical”, no hay razón alguna para suponer que toda oposición al clero o a la jerarquía de parte de los Católicos tiene ese origen. El movimiento o actitud que Belloc se propuso describir era algo propio de países que llamaba de “tradición Católica”. Afirmaba que lo que estaba tratando, esta especie particular de anticlericalismo, no acontecía en la vida diaria de los Católicos estadounidenses o ingleses, aunque afirmó que este mismo movimiento puede “afectar indirectamente en un futuro próximo la condición de los Católicos incluso cuando son minoría en medio de un entorno protestante”[4].



[1] Survivals and New Arrivals (New York: Sheed and Ward, 1941), p. 160.

[2] Ibid. p. 162.

[3] Ibid. p. 175.

[4] Ibid. p. 158.