Capítulo VIII
1. Y cuando abrió el
sello, el séptimo, se hizo silencio en el cielo como media hora.
Comentario:
Sobre el silencio en otros contextos puede verse Sof. I, 7; Hab. II, 20 y Zac. II, 17.
Straubinger: “Véase la
probable explicación de este silencio en la nota a VI, 12 ss.
Según ello este silencio sería la continuación del 5º sello y el
silencio sería el de los santos que allí clamaban y ahora esperan los acontecimientos
que se describen de aquí en adelante. Según otros, el silencio sería
simplemente la interrupción de las alabanzas de IV, 8 ss y V, 8 ss,
mas no explican el motivo de ella. Pirot reconoce que “aquí esperábamos
el desenlace final y solo vemos un final de acto”, y añade que “la apertura
del 7º sello permite la introducción de una nueva serie de catástrofes”,
cosa que no parece posible según las expresiones de nuestra citada nota a VI,
12 ss. Cfr v. 3 y nota”.
Creemos que el principal
error está en ver en VI, 12-17 al sexto Sello. La solución parece mucho más
sencilla: cuando el Cordero abre el sexto Sello, San Juan ve los sucesos
previos a la Parusía (VI, 12-17), cuya visión termina con la pregunta “¿quién
puede estar de pie?”. Esta pregunta es respondida con dos visiones: la primera
es el sexto Sello propiamente dicho (VII, 1-8), mientras que la segunda visión
responde quiénes van a estar de pie en el cielo cuando suceda la Parusía (así
como el sexto Sello indica los que van a estar de pie en la tierra. Cfr.
Lc. XXI, 36).
Ahora bien, al abrirse el séptimo Sello, hay en el
cielo un silencio de media hora. Este silencio implica que tanto antes como
después hubo voces o algún tipo de sonido. Lo que hubo antes son las oraciones de los mártires del quinto Sello pidiendo
venganza por su sangre derramada, los cuales callan al abrirse el séptimo Sello,
y después del silencio de media hora,
suena la primera Trompeta (a menos que el silencio sea interrumpido en
realidad por los truenos, voces, etc. del v. 5).
Bover: “El
silencio en el cielo como de media hora es silencio de expectativa: es el
preludio de las siete trompetas.
El último cuadro de la primera película, la de los sellos, es un anuncio de la
siguiente. El séptimo sello comprende, por tanto, el ciclo entero de las
trompetas. Así lo exige la solemnidad con que se introduce la abertura del
libro de los siete sellos, cuyo remate no puede ser un silencio de media hora,
en que nada se ve ni oye, si no es el ciclo de las trompetas…”.
Alápide ataca la
teoría de la recapitulación y dice que el séptimo sello implica las siete
trompetas y lo prueba con los siguientes argumentos: “primero: puesto
que este silencio se refiere a las plagas siguientes y por medio de ellas se
realizan: por lo tanto, no debe separarse de ellas. Segundo, ya
que los signados en el sexto sello, lo fueron para no ser dañados con las
plagas de este séptimo sello: por lo tanto, estas plagas siguen al sexto sello,
y pertenecen al séptimo. Esto mismo da a entender claramente Juan cuando une el
silencio con las plagas al decir:
“Se hizo un silencio en el cielo, y vi los siete ángeles, y se les dieron siete
tubas”.
Gelin: "Un silencio corta en el cielo la incesante
alabanza cultual, parecida a la que parece haber sido practicada en la salmodia
de la Sinagoga (Ignazio Guidi, "sobre el sentido de Sélah",
R.B., 1905, pag. 554-555)".
Fausset, citado por
Garland: "En el templo
judío, instrumentos músicos y cantos sonaban durante todo el tiempo del
ofrecimiento de los sacrificios, los que formaban la primera parte de los
servicios. Pero durante el
ofrecimiento del incienso, se mantenía un solemne silencio".
Fillion: "Este silencio profundo y solemne contrasta
con los cantos y alabanzas que han sido señalados en varias oportunidades (IV,
8 ss; V, 8 ss; VII, 10 ss). Algunos comentadores han pensado que
representaba aquí al "initium quietis aeternae" (San Victorino). De
ahí se seguiría que el séptimo sello hubiera conducido al fin del mundo, y que
las visiones posteriores apuntalando la descripción de las calamidades y de los
combates que deben preceder la venida de Cristo (las siete trompetas, VIII, 2
ss, y los siete ángeles, XVI, 1 ss, serían paralelos a los siete sellos). Pero este sentimiento no es natural; la gradación muy visible que reina en
toda esta parte del libro muestra que se trata de eventos sucesivos".
Charles: "Se
hizo un silencio en el cielo por media hora (VIII, 1), incluso las alabanzas
y acciones de gracias de todas las órdenes angélicas fueron silenciadas hasta
que las oraciones de los santos fueran presentadas ante Dios (VIII, 3-5)".