4. y borrará toda lágrima de sus ojos y la muerte no será ya, ni luto, ni grito, ni dolor será ya, porque las cosas primeras se fueron”.
Concordancias:
Ἐξαλείψει πᾶν δάκρυον ἐκ τῶν ὀφθαλμῶν αὐτῶν (borrará toda lágrima de sus ojos): cfr. Is. XXV, 8; Mt. V, 5; Apoc. VII, 17.
Ὁ θάνατος (la muerte):
cfr. Apoc. I, 18; IX, 6 (?); XX, 13.14 (muerte y hades); II,
11; XX, 6; XXI, 8 (segunda muerte); II, 23; VI, 8; XVIII, 8 (?) (peste);
II, 10; XII, 11; XIII, 3.12 (muerte).
Πένθος (luto): cfr. Sant. IV, 9; Apoc. XVIII, 7-8. Ver Lc. VI, 25; Apoc XVIII, 11.15.19.
Κραυγὴ (grito): Hápax en el Apoc. Ver Mt. XXV, 6.
Πόνος (dolor): cfr. Apoc. XVI, 10-11.
Τὰ πρῶτα ἀπῆλθα (las primeras cosas se fueron): cfr. Mt. V, 18; Mt. XXIV, 34-35; Mc. XIII, 30-31; Lc. XVI, 17; XXI, 32-33; I Cor. VII, 29; II Ped. III, 10; Apoc. XXI, 1. Ver Apoc. IX, 12; X, 9; XI, 14; XII, 17; XVI, 2; XVIII, 14.
Citas Bíblicas:
Para la Jerusalén Celeste:
Apoc VII, 14-17: “Y le dije: “Señor mío, tú sabes”. Y me dijo: “Estos son los que vienen de la tribulación, la grande; y lavaron sus túnicas y las blanquearon en la sangre del Cordero”. A causa de esto, están ante el trono de Dios y le sirven día y noche en su santuario y el sentado sobre el trono tenderá su tabernáculo sobre ellos. No tendrán hambre ya, ni tendrán sed ya ni caerá sobre ellos el sol ni ardor alguno. Porque el Cordero, el (que está) en medio del trono los apacentará y los guiará a fuentes de aguas vivas y borrará Dios toda lágrima de sus ojos”.
Cf. Mt. V, 4.
Para la Jerusalén Terrena:
Is. XXV, 8: “Destruirá la muerte para siempre. Enjugará Jehová el Señor las lágrimas de todos los rostros, y de toda la tierra quitará el oprobio de su pueblo. Pues Jehová ha hablado”.
Is. XXXV, 10: “Y los rescatados de Jehová volverán; vendrán a Sión cantando; y regocijo eterno coronará sus cabezas. Alegría y gozo será su suerte, y huirán el dolor y el llanto”.
Is. LXV, 16-19: “Quienquiera se bendijere en la tierra, se bendecirá en el Dios Amén y quien jurare en la tierra, jurará por el Dios Amén, porque las angustias pasadas quedarán olvidadas no estarán más ante mis ojos. Porque he aquí que voy a crear nuevos cielos y nueva tierra; de las cosas anteriores no se hará más mención, ni habrá recuerdo de ellas. Alegraos y regocijaos eternamente por lo que voy a crear; porque he aquí que voy a crear a Jerusalén (para que sea) alegría y a su pueblo (para que sea un) gozo. Me regocijaré en Jerusalén, y hallaré mi gozo en mi pueblo; y no se oirá más en ella voz de llanto ni de lamento”.
Comentario:
Swete: “Exactamente lo contrario se dice de Babilonia en XVIII, 22”.
5. Y dijo el sentado sobre el trono: “He aquí, nuevas hago todas las
cosas”. Y dice: “Escribe, éstas, las palabras, fieles y verdaderas son”.
Concordancias:
Ὁ καθήμενος ἐπὶ τῷ θρόνῳ (el sentado sobre el trono): cfr. Mt. XXIII, 22; Apoc. IV, 2-3.9-10; V, 1.7.13; VI, 16; VII, 10.15; XIX, 4; XX, 11.
Καινὰ (nuevas): cfr. II Ped. III, 13; Apoc. II, 17; III, 12; V, 9; XIV, 3; XXI, 1-2.
Γράψον (escribe): cfr. Apoc. I, 3.11.19; II, 1.8.12.18; III, 1.7.14; XIV, 13 (segunda Bienaventuranza – Mártires del Anticristo); XIX, 9; XXII, 18-19. Ver Apoc. X, 4.
Λόγοι (palabras): cfr. Mt. VII, 24.26; X, 14; XIII, 19-23; Mc. II, 2; IV, 14-20.33; VIII, 38; XVI, 20; Lc. VI, 47; V, 1; VIII, 11-13.15.21; IX, 26; XI, 28; Jn. V, 24.38; VIII, 31.37.43.51-52.55; XII, 48; XIV, 23-24; XV, 3.20; XVII, 6.14.17.20; Hech. II, 41; IV, 4.29.31; VI, 2; VIII, 4.14.25.36; XI, 1.19; XIII, 5.7.44.46.48; XIV, 25; XV, 7.35-36; XVI, 6.32; XVII, 11; XVIII, 11; XIX, 10; XX, 32; Fil. I, 14; II, 16; Col. I, 5.25; IV, 3; I Tes. I, 6; II, 13; II Tim. II, 11.15; IV, 2; Tito I, 3; Heb. II, 2; IV, 2; XIII, 7; Sant. I, 18.21-23; I Ped. II, 8; II Ped. I, 19; I Jn. I, 10; II, 5.7.14; Apoc. I, 2-3.9; III, 8.10; VI, 9; XII, 11; XVII, 17; XIX, 9.13; XX, 4; XXII, 6-7.9-10.18-19.
Πιστοὶ (fieles): cfr. Mt. XXIV, 45; XXV, 21.23; Lc. XII, 42; XVI, 10-12; XIX, 17; Jn. XX, 27; Apoc. I, 5; II, 10.13; III, 14; XVII, 14; XIX, 11; XXII, 6.
Ἀληθινός (Verdadero): cfr. Lc. XVI, 11; Jn. I, 9; VI, 32; VII, 28; VIII, 16; XV, 1; XVII, 3; XIX, 35; I Tes. I, 9; I Jn. II, 28; V, 20; Apoc. III, 7 (Filadelfia).14 (Laodicea); VI, 10 (Mártires del quinto Sello); XV, 3 (Cántico de los Mártires del Anticristo); XVI, 7 (tercera Copa); XIX, 2 (juicio a Babilonia); XIX, 9 (Bienaventuranza); XIX, 11 (Jesucristo en la batalla del Harmagedón); XXII, 6 (ratificación de las promesas de Dios).
Notas Lingüísticas:
Allo: “ὅτι (que) puede ser enunciativo (que) o causal (porque); el segundo sentido parece preferible, como más enérgico”.
Comentario:
Habla Dios Padre al igual que en I, 8.
Straubinger: “Yo hago todo nuevo: Ya habló de cielo nuevo y tierra nueva (v. 1) y de la Jerusalén celestial (v. 24). ¿Qué nueva novedad encierra todavía esta asombrosa declaración de Dios? Algunos la refieren a lo precedente, como si fuera una redundancia. Parece sin embargo que en estos capítulos finales el Padre acumula uno sobre otro los prodigios de su esplendidez hasta más allá de cuanto pudiera fantasear el hombre. Crampon lo considera simplemente como una nueva creación, algo que no está ya expuesto a un "fracaso" como el de Adán, y comenta: "Es una renovación de este mundo donde vivió la humanidad caída, el cual desembarazado al fin de toda mancha, será restablecido por Dios en un estado igual y aún superior a aquel en que fuera creado; renovación que la Escritura llama en otros lugares palingenesia, o sea regeneración (Mt. XIX, 28) y apocatástasis pántoon, esto es, la restitución de todas las cosas en su estado primitivo (Hech. III, 21)". Bien puede ser sin embargo que Dios vaya más lejos en ese empeño que el hombre no puede sino adorar sin comprenderlo ya, a causa de la estrechez de nuestra mente y la mezquindad de nuestro corazón. Traigamos a la memoria las palabras de Dios en Isaías: "Mira ejecutado todo lo que oíste... Hasta ahora te he revelado cosas nuevas, y tengo reservadas otras que tú no sabes" (Is. XLVIII, 6; cf. Is. XLII, 9; XLIII, 19). Aquí es tal vez el caso de "volvernos locos para con Dios" según la expresión S. Pablo (II Cor. V, 13) y admitir, como un kaleidoscopio sub specie æterntiatis un fluir de creación eternamente renovado para nuestro éxtasis, un fluir inexhausto de la "sabiduría infinitamente variada de Dios" (Ef. III, 10) y de su amor en Cristo "que sobrepuja a todo conocimiento", para que seamos "total y permanentemente colmados de Dios, a quien sea la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones de la edad de las edades, amén" (Ef. III, 19-21)”.
Wikenhauser: “Ahora el vidente oye que Dios en persona le habla. Es la única vez en el Apocalipsis que Dios toma la palabra, y es muy significativo que lo haga al final del libro. Su primera frase, que reproduce muy de cerca a Is. XLIII, 19 (según el texto de los LXX), asegura al vidente que en los últimos tiempos transformará radicalmente la creación entera y todas las modalidades de la vida actual (cf. II Cor. V, 17). Lo que el vidente ha contemplado en XXI, 1-4 hallará pleno cumplimiento. En la segunda frase, Dios le ordena escribir, garantizándole solemnemente la verdad de las visiones que le han sido dadas por intermedio del ángel”.
Bartina: “Sigue por tres veces el verbo dijo, que da la división natural a todo este pasaje (…) no sería ajeno al escritor sagrado instituir paralelismo de hecho con la palabra creadora en el Génesis (dixit Deus)”.
Fillion: “Et dixit… (y dijo): algunos comentadores piensan que esta segunda fórmula de introducción no se aplica a Dios sino a su ángel, puesto que más arriba (XIX, 9b), es un espíritu celeste el que le dio a Juan la orden de escribir una palabra casi idéntica a esta…”.
Iglesias: “Esa “voz” que manda escribir viene, probablemente, de un ángel, ya que son los ángeles quienes en el Apocalipsis suelen mandar al vidente poner por escrito las revelaciones y visiones”.
Swete: “El que habla ahora es tal vez por primera vez en todo el libro el mismo Dios”.