5. Y después de esto vi y se abrió el santuario del tabernáculo del testimonio en el cielo.
Concordancias:
μετὰ ταῦτα (después de esto): cfr. Apoc. I, 19; IV, 1; VII, 1.9; IX, 12; XVIII, 1; XIX, 1; XX, 3.
ἠνοίγη (abrió): cfr. Apoc. III, 7-8.20; IV, 1; V, 2-5.9; VI, 1.3.5.7.9.12; VIII, 1; IX, 2; X, 2.8; XI, 19; XII, 16; XIII, 6; XIX, 11; XX, 12.
ναὸς (santuario): cfr. Apoc. III, 12; VII, 15; XI, 19; XIV, 15.17; XV, 6.8; XVI, 1.17; XXI, 22. Ver Apoc. XI, 1-2.
Σκηνῆς (tabernáculo): cfr. Mt. XVII, 4; Mc. IX, 5; Lc. IX, 33; XVI, 9; Hech. VII, 44; XV, 16; Heb. VIII, 2.5; IX, 2-3.6.8.11.21; XI, 9; XIII, 10; Apoc. XIII, 6; XXI, 3.
μαρτυρίου (testimonio): cfr. Hapax en el Apoc. cfr. Mt. X, 18; XXIV, 14; Mc. VI, 11; XIII, 9; Lc. IX, 5; XXI, 13; Hech. IV, 33; VII, 44; I Cor. I, 6; II Tes. I, 10; I Tim. II, 6; II Tim. I, 8; Heb. III, 5. Apoc. I, 2; XII, 17; XIX, 10; XX, 4 (Mártires del Anticristo); I, 9 (San Juan); VI, 9 (Mártires del quinto Sello); XI, 7 (2 Testigos); XII, 11 (Mujer que huye al desierto). Ver μάρτυς (Testigo) en el Apocalipsis siempre se refiere a personas individuales, Apoc. I, 2.5; II, 13; III, 14; XI, 3; XVII, 16 y Ἐμαρτύρησεν (testificó): Apoc. XXII, 17-18.20. Ver Mt. X, 18; XXIV, 14; Mc. VI, 11; XIII, 9; Lc. IX, 5; XXI, 13; Hech. IV, 33; VII, 44; I Cor. I, 6; II Tes. I, 10; I Tim. II, 6; II Tim. I, 8; Heb. III, 5; Apoc. XV, 5.
οὐρανῷ (cielo): cfr. Mt. V, 34; XXIII, 21-22; Hech. VII, 49; Apoc. III, 12; IV, 2; V, 3.13; VIII, 1; X, 1.4-6.8; XI, 12-13.15.19; XII, 1.3.7-8.10.12; XIII, 6; XIV, 2.13.17; XV, 1; XVI, 11.21; XVIII, 1.4-5.20; XIX, 1.14; XX, 1.9.11; XXI, 2.10.
Comentario:
Straubinger: “El templo del tabernáculo del testimonio: se abre como en XI, 19. En el tabernáculo de la alianza, llamado del testimonio (Num. IX, 15; cfr. Num. XVII, 10), se hallaba el Arca de la Alianza, “ese testimonio inmediato de Dios a su pueblo (véase Ex. XXV, 16; XXVII, 21)”. Crampon. Cfr. Ez. XLI, 26 y nota”.
Zerwick: “τῆς σκηνῆς τοῦ μαρτυρίου: tabernáculo de la revelación, donde Dios daba las revelaciones”.
Allo: “Puede constatarse aquí, cómo la fórmula μετὰ ταῦτα εἶδον (después de esto vi), a pesar de su contenido literal, está lejos de indicar en todos los casos una sucesión de eventos”.
Allo: “El Templo de la tienda del testimonio”, pues, es un tipo celeste tanto del Templo como del tabernáculo del A.T., cfr. XI, 19”.
Wikenhauser: “Se abre ahora ante los ojos del vidente el templo del cielo (como en XI, 19). Se lo llama aquí “santuario del tabernáculo del testimonio” (que, sin dudas, equivale a “el santuario, el tabernáculo del testimonio”), porque es el modelo del “tabernáculo del testimonio” (o tienda de la alianza), descrito en Ex. XXV, 9.40; Heb. VIII, 5. Es una expresión tomada de los LXX, y corresponde en hebreo a “tienda de la reunión o del encuentro” (de Dios con los hombres)”.
Bartina: “Después de contemplar a los vencedores de la Bestia y de oír su extensa sinfonía, Juan ve otra visión nueva, cuyo tema había anunciado antes (v. 1). Se abrió el santuario de la tienda del testimonio (ὁ ναὸς τῆς σκηνῆς τοῦ μαρτυρίου) en el cielo. Se trata del templo celeste (XI, 19), que era prototipo del terrestre (Heb. VIII, 5). Se llama tienda porque el primer templo que tuvo el pueblo de Israel fue la inmensa tienda de campaña, al estilo beduino, que acompañaba y presidía a los israelitas en su camino por el desierto antes de entrar en la tierra prometida y después de la liberación de Egipto (…) Se llama tienda del testimonio porque en ella se guardaba, entre los objetos de culto, el arca de la alianza, que contenía las tablas de la Ley, las cuales eran testigo, prueba y testimonio del pacto o alianza entablado entre Jehová y el pueblo. El genitivo es epexegético: el santuario es precisamente la tienda del testimonio, es decir, el templo celeste convertido en templo perpetuo en la alianza decisiva del Nuevo Testamento”.
Aretas: “El tabernáculo del testimonio no es nombrado porque sí, sino que desde allí daba Dios las respuestas a los sacerdotes legales, explicando lo que había que hacer y lo que no”.
Allioli: “El arca de la Alianza es llamada el Tabernáculo del testimonio porque era un testimonio de la presencia de Dios”.
Fillion: “La expresión templum tabernaculi es bastante extraordinaria. Designa el templo del cielo en cuanto presentaba una analogía con el tabernáculo primitivo de Israel. Sobre el nombre “templo del testimonio”, ver Ex. XXVII, 20; Hech. VII, 44, etc. Según Ex. XXV, 16 las tablas de la ley eran llamadas testimonio porque eran como los testigos de Dios ante su pueblo; las tablas estaban encerradas en el tabernáculo”.
Wouters: “San Juan describe las cosas que vio en el cielo según el ejemplar de lo que se veía en el templo de Jerusalén. Así, pues, el tabernáculo del testimonio parecería designar aquí la parte del templo llamada Sancta sanctorum, en donde estaba el arca del testamento, donde residía la majestad de Dios y del propiciatorio de donde salían los oráculos”.
Alápide: “Esto es, el templo que es el tabernáculo del testimonio, o sea donde se guardaba el testimonio, es decir, la ley y las tablas de la ley o el decálogo”.
Iglesias: “Y se abrió el santuario del (genitivo explicativo) tabernáculo del testimonio en el cielo (cfr. XI, 19); su reflejo en la tierra era “la Tienda del testimonio” (Ex. XXXVIII, 21)”.
Ribera: “Y se abrió el santuario del tabernáculo del testimonio: a menudo vemos a San Juan poner el templo en el cielo… mientras que ahora también habla del tabernáculo en lo cual parecería contradecirse, al llamarlo templo y tabernáculo. En efecto, el tabernáculo nunca es llamado templo, sino que, mientras los hijos de Israel estaban deambulando, tenían el tabernáculo hasta el año once del rey Salomón, en el cual se terminó el templo (III Rey. VI). Por lo tanto, si hay tabernáculo, entonces no hay templo y viceversa. Resolveremos mejor esta pregunta, que los expositores pasan por alto, si antes decimos algunas cosas. Se llamaba tabernáculo del testimonio pues en él se guardaba la ley, llamada Testimonio, como en Sal. XVIII, 14-15: En el camino de tus testimonios me deleito como quien posee todas las riquezas. Quiero meditar en tus preceptos. Y aunque se llamaba así a todo el tabernáculo, ahora parecería que es llamada propiamente Tabernáculo del testimonio, o también llamado Santo de los Santos, la parte en la cual se guardaba el arca con la ley, llamado por San Pablo (Hebr. IX) segundo Tabernáculo (…) No se nombra solamente el tabernáculo sino también el templo: Y se abrió el santuario del tabernáculo del testimonio, es decir la parte del templo que se llama propiamente tabernáculo del testimonio, o sea, la parte en que se guarda el testimonio. Se dice Templo para que entendamos algo firme e inmóvil. Y si bien se podría decir: “Se abrió el templo en donde estaba la ley”, prefirió decir: Y se abrió el santuario del tabernáculo del testimonio ya que en el tabernáculo siempre se guardó la ley, mientras que en el templo no hubo ni arca ni ley desde que Jerusalén fue destruida por Nabucodonosor, sino que fue escondida por Jeremías junto con el Tabernáculo, como leemos en II Mac. II”.
Bonsirven: “Salen del cielo, abierto para ésto y presentado como el templo de la tienda del testimonio; se unen los dos lugares de culto, la tienda del desierto, de origen enteramente divino, y el templo de Jerusalén, estando el primero más próximo al modelo celestial, tal como se especifica la carta a los Hebreos (IX; XIII, 10; VIII, 5). Los ministros de las venganzas divinas son ángeles, vestidos con vestiduras celestiales, a la vez sacerdotales y reales”.
Calmet: “Hemos señalado a menudo que san Juan nos representa lo que sucede en el cielo, sobre el modelo de lo que se veía en el templo de Jerusalén. Lo que llama el Tabernáculo del testimonio no es aparentemente otra cosa sino el Santuario donde estaba el Arca de la Alianza, donde residía la majestad del Señor y donde se daban los oráculos encima del Propiciatorio, aunque de una manera completamente invisible. La apertura del Santuario designa la manifestación de los decretos de Dios. En el desierto se llamaba Tabernáculo del testimonio la tienda donde Moisés se retiraba para recibir los mandatos del Señor”.
Muñoz León: “El
autor nos hace asistir a una grandiosa escena en el cielo (XV, 5). Es un
momento solemne. Se abre el Santuario de la Tienda del Testimonio. Con este
nombre se indica el modelo celeste del santuario levantado por Moisés para el
arca: la tienda de Éx. XXV, 22. El autor no nos precisa dónde está ese
Santuario. Más aún, al describir la Jerusalén celeste, se dice que en ella no
hay Santuario. ¿Se trata pues de una denominación para indicar la Morada de
Dios?”.