viernes, 14 de abril de 2017

Bella Poesía para el Viernes Santo

   Nota del Blog: Esta poesía la trae Arintero en su “Grados de oración”, edit. Fides, 1950, pag. 225-226 precedidas por las siguientes palabras: Estado de un alma, incapacitada y reducida a un solo afecto de amor doliente.

Jerusalén. Imagen del Rey David a metros de su tumba.


¿Me bastará una cuerda?
¿Sólo una nota?
Un arpa yo tenía
Bella y sonora;
¡Y qué alegre cantaba
A cada hora!...
Mas, al pulsarla un día
Manos divinas...
Rompiéronle una a una
Sus cuerdas finas.
Rompiéronle ¡ay! sus cuerdas,
¡Y yacen rotas!...
¿Cómo podrán dar bellas
Variadas notas?
Un ¡ay! o algún gemido
Tal vez exhalan.
¡Ah! ¡no! las cuerdas rotas,
Las cuerdas callan.
El arpa silenciosa
No canta ahora;
Sus cuerdas ya no vibran,
¡El arpa llora!...
¿Cómo cantar podría
Si se ve ausente
Del Amador divino,
Si no le siente?
En vano al temor santo
Arpegiar quiero;
Esta cuerda no vibra;
Cantar no puedo.
En vano al cielo miro,
Que no le veo:
y a cantar no me invita
Hoy su deseo.
Sólo queda una cuerda,
La del dolor:
Si la pulsan responde
Tan sólo: Amor...
Que el Amador que un día
¡Ay! Me robó
Y rompió el arpa mía,
Y me llagó,
Sólo, sólo una cuerda
Dejó vibrante
Que canta… solo a impulsos
De un Dios amante
Ni temor ni esperanza 
Vibrante queda...
Ya no me queda nada
En que asir pueda.
Las cuerdas de mi arpa
¡Ay! se han quebrado,
Que las quebró la mano
Qué me ha llagado!...
Para dar bellos sones:
Al arpa rota,
¿Le bastará una cuerda?
¿Sólo una nota?
Que una cuerda me queda,
La del dolor;
Canta sólo una nota:
¡Amor, amor!...