Nota del Blog: el siguiente trabajo fue escrito por uno de los más grandes teólogos del siglo XX que desarrollaron el tratado De Ecclesia. Consideramos que Mons. Fenton está a la altura incluso de un Billot.
Para quienes no estén familiarizados con este autor baste decir por ahora que este sacerdote estadounidense hizo sus estudios en Roma y su tesis doctoral bajo Garrogou Lagrange.
Durante casi 20 años fue el editor de "American Ecclesiastical Review", una revista teológica conocida por su férrea oposición al liberalismo y al modernismo. Intimo amigo del Cardenal Ottaviani y consejero de la Sagrada Congregación de los Seminarios y Universidades, renunció como editor en 1963 en desacuerdo con las ideas liberales que pronto se plasmarían en el Vaticano II. Murió en 1969 de un paro cardíaco.
En lo que respecta al ensayo que vamos a publicar, no dudamos en afirmar que es lo mejor que hemos leído sobre el apasionante tema de la pertenencia a la Iglesia; desarrollando las enseñanzas de Billot avanza un paso más yendo, como buen tomista, a las causas.
El texto es un poco largo y por momentos tal vez hasta un poco denso, pero vale realmente la pena estudiarlo.
El texto es un poco largo y por momentos tal vez hasta un poco denso, pero vale realmente la pena estudiarlo.
Sirva esto como un pequeño homenaje para tan gigante figura!
English note: The following is the Spanish translation of Fenton´s "The Baptismal Character and Membership in the Catholic Church". The original may be found HERE
El Carácter Bautismal y la Pertenencia a la Iglesia Católica
Autor: Monseñor Joseph C. Fenton.
American Ecclesiastical Review 122, pag. 373 y ss. Año 1950.
A primera vista parecería que pocas tesis en toda la literatura de la teología escolástica tuvieran tan poco atractivo como el que trata sobre la natura del carácter sacramental. Para traducir literalmente la tesis sobre esta materia en uno de los textos de teología más aceptados, el del Arzobispo Valentín Zubizarreta, “el carácter sacramental es una potencia espiritual, no completa y principal, sino más bien incompleta y ministerial o instrumental, y se reduce a la segunda especie de cualidad.”[1] Sería difícil encontrar una afirmación que sirva más efectivamente a reforzar los argumentos de aquel grupo tan fuertemente constituido que afirma que la teología es una especie de raro pasatiempo intelectual para los eruditos y que es algo que tenemos que dejar de lado si queremos presentar un mensaje vital de la enseñanza de Nuestro Señor a aquellos por quienes murió en la Cruz.